Un completo caradura. El ministro de
Justicia y Seguridad, Aníbal Fernández aseguró que el Gobierno "trabaja los 365
días del año" para mejorar la seguridad en el país, aunque reconoció que quienes
fueron víctimas de delincuentes "descreen" de las estadísticas oficiales que,
según él, demuestran mejoras.
"Muchas veces se producen delitos en otras jurisdicciones,
como en el caso de la provincia de Buenos Aires, y es inevitable que repercuta
en nuestra propia jurisdicción", explicó el funcionario, al tiempo que aclaró
que "nosotros tenemos jurisdicción en Capital Federal y nada más, o en el
resto del país pero solamente en delitos federales".
Las palabras del ministro son de un cinismo nunca antes
visto. No sólo no se hace cargo de lo que hoy sucede a nivel inseguridad, sino
que tira la pelota afuera. También miente —sin ponerse colorado— cuando dice que
"el mapa del delito demuestra que se van resolviendo crisis de inseguridad
porque las políticas que se adoptaron fueron acertadas".
Hay una sola verdad y es la que percibe la sociedad día a
día, en un marco de incontables robos, violaciones y otros hechos de
delincuencia a granel.
Si Fernández asegura trabajar todos los días del año y se
ha demostrado ineficiente a pesar de ello, es hora de que de un paso al costado:
ha demostrado ser un inepto en los temas que le toca resolver.
Ya ha intentado ser Intendente —tuvo que escapar de su
cargo para que no lo lincharan en Quilmes—, ministro de Trabajo, ministro del
Interior y ahora ministro de Justicia. ¿Cuántos fracasos más deberá soportar la
sociedad antes de que este impresentable se de cuenta de que no sirve para nada?
Ana Grillo