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EL KIRCHNERISMO BUSCA TRANSFUSIONES PARA SUPERAR SU DEBILIDAD
EL KIRCHNERISMO BUSCA TRANSFUSIONES PARA SUPERAR SU DEBILIDAD

Dicen quienes pulsan la opinión

    Dicen quienes pulsan la opinión pública, que la admisión del "estamos perdiendo" parece ser la lectura que más le ha llegado a la sociedad de la escabrosa voltereta que imaginó Néstor Kirchner para sumar al gobernador Daniel Scioli y a intendentes bonaerenses a la cruzada de defensa del modelo en vigencia, haciéndolos encabezar listas legislativas con la certeza de que nunca asumirían sus bancas.
    Según los encuestadores, la manifestación más evidente de que alguien se siente perdidoso en una elección son sus intentos de cambiarle el foco a la opinión pública de modo permanente, como con el adelanto de la fecha de las elecciones, con el manejo del suspenso sobre su propia candidatura y, como penúltima sorpresa, con esta nueva estrategia. El que gana flota y no hace olas, sería la regla. Aunque ahora se diga que no, los manotones de ahogado surgieron de la mente mucho más política que científica de Néstor Kirchner y se plantearon de modo firme durante 48 horas, a partir de lo que parecía un chiste con el apellido Scioli, ya que José, el hermano del gobernador, iba a integrar la lista. Hasta que en un momento dado, alguien notó que se habían desatado los demonios y que la maniobra, ya ampliada a los intendentes, dejaba traslucir hacia los votantes demasiada debilidad, más allá de la repulsa inmediata de la oposición, de la cerrada negativa de los constitucionalistas y de la mirada crítica de los medios. Entonces, se decidió empezar a desinflar el globo ya que, se sabe, a casi nadie le gusta votar a perdedor. Como Kirchner también es quien ha acuñado la frase sobre que en la provincia de Buenos Aires se librará "la madre de todas las batallas", perder allí sería su propia derrota, mucho más aún si él va al frente de la boleta. Igualmente, y pese a que sus últimos espasmos lo colocan en situación de desesperación política y luce acorralado, no debería desdeñarse la experiencia del ex presidente para retomar la porfía y encaramarse ganador.
    A hoy, los números más confiables del distrito estarían dándole una leve ventaja al Frente para la Victoria, pero con una proyección de indecisos que sería negativa para el oficialismo, lo que podría dejarlo en un segundo o quizás en un tercer lugar. Por otro lado, y quizás también debido al efecto Alfonsín, se habría registrado un gran repunte de la Alianza UCR-socialismo-Coalición Cívica que le estaría haciendo ganar el interior provincial, lo que ensombrecería aún más el panorama kirchnerista.
    Vistas estas encuestas, las usinas que reportan a Olivos han comenzado ya a operar para incentivar a que el electorado polarice el voto entre los dos peronismos, para que la pelea se dé únicamente con los disidentes Francisco de Narváez y Felipe Solá. Entre tanto, los opositores al unísono sostienen que la preferencia del electorado se dará finalmente entre ellos, mientras que además le tienen preparada a Kirchner una jugada para evitar que el oficialismo intente adjudicarse la victoria vía porcentajes.
    Si bien a éste le ha venido muy bien que el ataque a Gabriela Michetti por hacer "lo mismo" que los gobernadores e intendentes haya desarmado la estrategia de Mauricio Macri, en Unión-PRO aún hay cierta demora en avanzar en esa estrategia común. El macrismo saldrá a decir que la diferencia con los kirchneristas es que Michetti renunciará para ser diputada y que no volverá ser vicejefa de gobierno. Pero, igualmente, no está claro aún qué pasará con el PRO dentro de la alianza, situación que deberá resolverse este lunes, entre los núcleos centrales de ambas fuerzas políticas alternativas, ya que está resuelto que, antes de las elecciones, se va a firmar un pacto de acción legislativa para que todos los diputados bonaerenses que lleguen a la Cámara Baja funcionen como un bloque en determinados temas que los Kirchner atan a su modelo de gobernar, una manera también de ratificar que el resultado de la elección, surgirá de la suma de bancas. Por otro lado, en esta elección el kirchnerismo pone en juego nada menos que 21, ganadas en 2005 con 43% de los votos del electorado bonaerense, un número ahora muy difícil de alcanzar.
    Quienes han quedado de vuelta y media, sorprendidos por la situación y en su fuero íntimo algo molestos o descolocados porque se sintieron descubiertos por Kirchner, fueron los intendentes del Conurbano. Con algún decoro, algunos de ellos han salido a decir que no se someterán a las urnas, ya que el turno es legislativo y otros no tuvieron más remedio que mostrarse sumisos, esperando que pase la etapa de la calentura y puedan mostrarse más independientes. Nadie quiere pensar qué ocurriría si cada uno pierde en sus respectivos distritos. Igualmente, todos saben que el fondo de esta cuestión tiene que ver con algo ya conocido, como es el juego a dos puntas de la gran mayoría de ellos, situación varias veces relatada en esta columna, de que están poniendo legisladores propios en ambas listas peronistas, un truco ya gastado en el PJ para después unificar y mantener la primacía en los concejos deliberantes.
    La jugada, nacida en la desconfianza de Kirchner, busca obligarlos a traccionar votos sólo para el Frente para la Victoria y la misma no deja de ser vista, puertas adentro también, como otra manifestación de debilidad. En otros tiempos, los hubiera fulminado; hoy, les ha pedido por favor que lo acompañen para defender los logros. A muchos les ha bajado las defensas e, inclusive, piensan en realineamientos explícitos.
    En cuanto a los gobernadores, los leales parecen ser que lo seguirán siendo por el momento, aunque ninguno ha querido jugarse todavía con un sí rotundo a la propuesta, ni siquiera el propio Scioli. Entre los más díscolos, aunque desde la racionalidad de tejer alguna estrategia no tan alocada, las versiones señalan al gobernador de San Juan, José Luis Gioja como el vocero de las demandas de sus colegas peronistas del interior y no se ha podido confirmar si el sanjuanino, en verdad, le ha pedido a Kirchner que abandone la conducción unipersonal del PJ y abra más el juego a los mandatarios provinciales. Otra situación que mostró una evidente desorientación en la estrategia ha sido la falta de coordinación entre la Presidenta y su esposo. Cristina Fernández ejecutó el lunes pasado un acto de arrojo muy interesante de madurez política, al poner en juego la discusión del modelo, para darle así la chance a los que plantean alternativas de que lo rebatan con elementos y con ideas. Más allá de que su intención fue inmediatamente limada por los opositores, con su jugarreta de ocasión fue el mismísimo Néstor Kirchner quien sepultó, aún en caliente, tan racional propuesta.
    Es que la discusión del modelo daba para muchas cosas más que para hablar de los logros económicos, del tipo de cambio o de cómo vacunarse contra la crisis. También se podrían haber puesto sobre la mesa las carencias sociales de los últimos seis años o cómo podrían haberse hecho muchas cosas mejor o si resulta necesario encarar reformas de fondo, por ejemplo en materia tributaria, incluida una nueva ley de coparticipación o si la intervención del Estado apunta a los lugares donde más se precisa.
    Precisamente, en este punto hay dos casos que atacan a toda la sociedad, y con mayor gravedad a los grupos más vulnerables, dos casos que durante la semana fueron titulares de los diarios por sus emergentes: la salud (dengue) y la seguridad (muro). Esos temas también podrían haberse discutido con seriedad, entre todos, para conseguir una síntesis de acción común. Hoy, son como una película que se proyecta a la vista de todos, en la que los funcionarios son simples relatores.
    La ministra de Salud, Graciela Ocaña se convirtió en la semana en la manifestación más palmaria de la inacción del Estado, cuando dijo que "el dengue vino para quedarse". Habló de las tareas de prevención que deberían ejecutarse, pero decir eso es lo mismo que señalar que la pobreza vino para quedarse. Sus brazos cruzados son reflejo de una pasividad asombrosa, más propia de una licenciada en ciencias políticas que de una médica, pero lo que más llama la atención es que ignore que el Conicet, un organismo estatal, ha logrado aislar del foco de la infección, nada menos que a la provincia de Formosa, situada en medio de la epidemia. Los mosquitos la cruzaron literalmente por arriba, gracias a que, desde 2007, se está trabajando educativamente, casa por casa.
    Lo que la descalifica es que la funcionaria renunció a trabajar de ministra, aún antes de renunciar a su cargo para sumarse a la lista del Frente para la Victoria bonaerense. Igualmente, hay que tomar en cuenta que, pese a su evidente fallo, Ocaña está siendo sometida por estos días a una campaña de desgaste violento, por parte de sectores que la quieren fuera del ministerio para ocupar su lugar y acceder al manejo de millonarios fondos que ella ha cuidado con mucho ahínco.
    El muro de San Isidro ha sido también otra manifestación de la impotencia de un funcionario, en este caso en relación a la locura que genera la inseguridad. El intendente Gustavo Posse no pudo haber tomado una resolución más irritante, por las connotaciones de discriminación que conlleva, y es seguro que todos los epítetos que recibió se los merece, aún con los atenuantes derivados de la situación, aunque mucho más si ordenó levantar la pared para congraciarse con sus votantes. Pero lo que es cierto también es que Posse ha puesto en evidencia que ante la gravedad de la situación y ante la necesidad de encontrar soluciones, el Estado parece haber resuelto no ponerle el cuerpo al problema. Eso es lo que realmente ha denunciado el ex radical K, ya que no hay quien le pueda asegurar a los vecinos de su distrito y también a los de San Fernando, pobres de ambos lados, que van a poder cruzar la calle con tranquilidad, sin que nadie les pegue un tiro para robarle las zapatillas.
    A partir de ambos casos, hubiera sido muy útil discutir en la campaña electoral, las miserias de un Estado que abandona a los ciudadanos y que los obliga a pagar como un sobre costo a sus impuestos cuotas de escuelas privadas, medicina prepaga o servicios de seguridad. De un Estado que, a la vez, le encanta hacer negocios con el Correo o con Aerolíneas Argentinas, con directores metidos en empresas privadas para controlarlas mejor. Esto es lo mínimo que se espera de los futuros legisladores como promesas de su acción en el Congreso y no de gobernadores o intendentes que volverán a sus poltronas.
    Quizás, cuando 24 horas después de haber propuesto la presentación de alternativas al modelo que ahora saldrán a defender los candidatos "testimoniales" del kirchnerismo, la Presidenta cargó contra quienes le ponen "piedras en el camino", pensó también en el alud que le desparramó por delante su propio marido.

 

Hugo Grimaldi

 

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