El camino que comenzaría a recorrer el
Gobierno, a partir de la convocatoria masiva al diálogo que efectuó la
presidenta Cristina Kirchner y desde el lugar de esas palabras, para el agro
nacional arrancaría poniendo el carro delante del caballo.
De movida, y aunque estimula hablar de "cadenas de valor", en
especial en el circuito alimentario, es imprescindible considerar que la base
para avanzar en ese loable intento es la producción de materias primas, que son
precisamente las que escasean.
La caída estrepitosa que mostraron las cosechas del ciclo,
inferiores en unos 30 millones de toneladas de granos a las del año pasado, así
como la imparable liquidación de vientres que viene mostrando la ganadería, que
ya preanuncia un destete solo de entre 50 y 60 por ciento del número de terneros
habituales en el próximo otoño, son muestras contundentes de la imposibilidad
de "agregar valor" a una cadena que no tendrá materia prima para arrancar en el
proceso.
Ignacio Iriarte, uno de los especialistas en economía
ganadera más calificados del país, anticipó que en el próximo servicio se
deberían entorar unos 20 millones de vacas, cuatro millones menos que en
2007. Es lo que hay y, de recibir servicio y encarar una preñez sin altibajos,
volvería a recortar, en mayor cantidad, la zafra de terneros venidera.
Sin mencionar la situación que soportan las maltratadas
economías regionales, no es preciso analizar demasiado para deducir que el país
agrícola volverá a caer en la siembra de soja, ya perdida la de trigo y con
severas dificultades financieras y desazón comercial como para encarar la
cobertura con maíz.
El cuestionado "yuyo" recuperará protagonismo en la nueva
campaña. El productor tiene que sembrar algo y la soja es el cultivo que demanda
menor cantidad de insumos y bajos costos operativos. La ecuación es así de
sencilla y no en vano algunas voces autorizadas del Gobierno ya salieron a
anticipar que seabrirá el diálogo con el campo, pero sin tocar el tema referido
a las retenciones.
De cara a ese escenario y con 13 diputados aportados por el
campo, los chacareros del país, junto con la oposición parlamentaria, se
aprestan a no perder ni un solo segundo y la semana próxima comenzarán a definir
los proyectos que impulsarán en Diputados. Esperan consenso y mayor respaldo,
obviamente, a partir del 10 de diciembre... pero los tiempos productivos están a
distancias abismales de los que manejan los políticos, por lo cual deben
trabajar desde ahora.
Así, la mesa de consenso agropecuario, integrada por
diputados de la oposición y dirigentes de las entidades del sector, convocaron a
una reunión para la semana entrante en el Congreso, donde intentarán avanzar
en una agenda parlamentaria para el sector, basada en el temario propuesto el
martes último en ese ámbito.
Allí y más allá de la rimbombante comvocatoria oficial,
legisladores de la oposición, dirigentes y técnicos de las entidades del campo
volverán sobre reclamos históricos, pero orientando el timón, esta vez, para
reimpulsar cambios en la ley de emergencia; la rebaja de las retenciones a las
exportaciones, cómo remontar la crisis financiera que provocarán las caídas
productivas del trigo y del maiz; un horizonte cierto para la lechería y una
reforma tributaria nacional, entre otros temas.
Si la cuestión pasa por corregir errores o profundizar
diferencias entre las partes, se verá sobre la marcha, pero la desconfianza ya
se instaló entre los popes del campo y se consolidó en un planteo unificado.
Lo resumen diciendo que para reunirse con el Gobierno es preciso saber que temas
se analizarán... porque previo a las elecciones también mantuvieron varios
encuentros con voceros del Gobierno, de los cuales no salió ninguna solución
para el agro nacional.
Sin duda, esperarán el convite oficial, pero ya anticiparon
que arrancar hablando de cadenas de valor, sin materia prima disponible por
caída abrumadora de la producción, ni incentivos para optimizar ese escenario,
les deja como capital más sólido, por ahora, a la esperanza como principal
insumo acopiado. La mayor protesta agropecuaria, en tanto, ya se presentó con la
mayor caída productiva que haya tenido el país en la última década.
Gladys de la Nova
DyN