Los resultados de las elecciones legislativas parecen finalmente haber sido procesados por el matrimonio Kirchner, que luego de seis años de ostracismo en la materia, parece haber incorporado prácticas como la búsqueda de consenso y el diálogo con la oposición.
Nunca el ex presidente Néstor Kirchner y la actual mandataria Cristina Fernández se sentaron con referentes de la oposición a dialogar. Jamás el kirchnerismo convocó a representantes de todos los bloques en el Congreso nacional para consensuar, negociar, un paquete legislativo.
A esos dos focos "dialoguistas" se suma la convocatoria que realizará la próxima semana hacia sectores de la producción como industriales, banqueros, sindicalistas, agropecuarios y representantes de otros sectores.
A tal punto sorprendió el impensado cambio, que un sector de la oposición se vio envuelto en una polémica interna a la hora de decidir si aceptar o no el convite de la Casa Rosada para discutir sobre una reforma política.
El Acuerdo Cívico y Social, como tal, quedó en dudas, a partir de la imposibilidad de sus referentes de unificar una posición respecto a la iniciativa gubernamental. Elisa Carrió quedó aislada de las coincidencias a las que arribaron Julio Cobos, Hermes Binner, Gerardo Morales —que primero amagó con aliarse con la chaqueña— y hasta Margarita Stolbizer, en cuánto que había que concurrir al cónclave.
Hay un dato que plantea la oposición y que tiene correlación con la realidad. Los referentes opositores también deben estar en el diálogo que el gobierno propuso para la semana que viene a empresarios y sindicalistas.
Está claro que este panorama inimaginable un mes atrás, se debe a dos factores: en primer lugar, la derrota del kirchnerismo en las elecciones legislativas. En segundo término, aunque no menos importante, el vencimiento el próximo 24 de agosto, de un paquete legislativo que comprenden las facultades especiales que hasta ahora goza el Ejecutivo y que, de no renovarse, provocaría la desaparición de las retenciones a las exportaciones, como tales.
No es casual que desde la oposición se busquen fórmulas para que las retenciones continúen, ya que son conscientes que la desaparición de esa herramienta recaudadora generaría un grave problema al erario público.
Sin embargo, la oposición aún no ha podido con el karma de moverse a modo de reacción de las iniciativas que provienen de Balcarce 50.
Atrás quedó la discusión, extemporánea, sobre la conducción del Partido Justicialista, pese a que proliferan los cruces. Mario Das Neves y Alberto Fernández dieron varios pasos en tren de distanciarse de Néstor Kirchner quien, a su vez, se desmarcó del PJ.
Como "víctima de la vieja política" se autocalificó Kirchner, en clara alusión, aunque sin mencionarlos, de los barones del conurbano. Alberto Fernández lo cuestionó de inmediato al señalar que el ex presidente se aferró precisamente a esa vieja política. En tanto Das Neves afirmó que "no" es "amigo" del santacruceño, quien además —dijo— hace gala de la "hipocresía". El chubutense le cuestiona a Kirchner que intente limar su poder provincial, estableciendo una alianza con el principal rival de Das Neves de cara a las elecciones del 2011 en ese distrito, el intendente de Puerto Madryn, Carlos Eliceche.
Mientras, Daniel Scioli sigue diferenciándose de Kirchner: cerró heridas con los intendentes, les prometió ayudarlos si hay represalias del gobierno nacional y, por si fuera poco, podría habilitarles algunos lugares en el gabinete provincial.
Walter Schmidt
DyN