En las películas policiales, a menudo se muestra que un policía simpatiza con
el sospechoso en los interrogatorios, busca comprenderlo y lo trata con
amabilidad, mientras que su compañero lo intimida y humilla. Esta dinámica, que
se conoce popularmente como "policía bueno/policía malo", es la hipótesis que
plantean desde la crítica quienes analizan la sinceridad de procedimientos de
Cristina y Néstor Kirchner, respectivamente, en relación al diálogo que propuso
la Presidenta.
Esos hípercríticos dicen que el prejuicio, en todo caso, está fundado en la
historia del Gobierno, ya que han sido muchos lo anuncios enjundiosos que luego
se diluyeron y suponen que ésta no debería ser la excepción. Los dirigentes
rurales y Elisa Carrió están en esa línea dura y para ellos, los roles asumidos
por el matrimonio son parte de una jugada para ganar tiempo y retomar la
iniciativa política.
Sin embargo, por más que el ex presidente ya mostró la hilacha en cuanto a
ciertas actitudes tomadas tras las bambalinas, la mayor parte de la oposición ha
consentido en acercarse al menos para ver qué pasa, aún con ciertos reparos que
el propio Gobierno intentó moderar para mostrar así su sinceridad, al avenirse a
rectificar algunas formas de la convocatoria. En todo caso, con menor o mayor
dosis de cinismo y fruto también de su falta de organicidad, los opositores
suponen que los Kirchner están jugando una grave interna de final abierto, con
soldados alineados de uno y del otro lado, y que ellos podrían contribuir a
moderarla o a sacar tajada.
Planteadas así las cosas, la observación de los hechos muestra que,
efectivamente, se registraron en la semana que pasó varias situaciones de
procedimientos dispares, según quien las haya protagonizado y que, por lo tanto,
las dudas sobre las motivaciones de la pareja gobernante han tenido algún
correlato a la hora de la comprobación. Amado Boudou, la Mesa de Enlace y los
gobernadores Daniel Scioli, Daniel Peralta y Mario Das Neves pueden dar fe de
ello.
Por el lugar que ahora ocupa, en medio de una grave crisis productiva con
inflación, enormes dudas fiscales y falta de financiamiento que hubieran
merecido un tratamiento de rápida ejecución, el caso más grave es el Boudou,
porque evidentemente el nuevo ministro de Economía se la creyó y ya ha perdido
dos semanas en aprontes. De estrecha relación con la presidenta, el ex jefe de
la ANSeS fue quien le llevó a los Kirchner el año pasado el plan salvador de las
finanzas públicas, a partir de la confiscación de los ahorros previsionales de
quienes estaban atornillados en las AFJP, porque nada querían saber con el
Estado.
Pese a que sus antiguos amigos de la City le quitaron el saludo y a que le
cuesta caminar por el barrio financiero, con la oportunidad que le había
prometido la Presidenta el funcionario creyó tocar el cielo con las manos. Un
mes antes de las elecciones ya se pavoneaba ante banqueros amigos sobre su
futuro en el Palacio de Hacienda apenas se fuera el oscuro Carlos Fernández y
recién asumido filtraba a la prensa su vocación de volver a los organismos
internacionales.
Néstor Kirchner, para muchos el verdadero ministro de Economía, le bajó el
copete en una semana. No sea cosa que a Boudou se le ocurriera hacerse el
ortodoxo, contra lo que él mismo piensa.
Es verdad que al Gobierno le cuesta armar equipos, ya que no se caracteriza por
disponer de demasiada materia gris en materia económica. Pero también es cierto
que a Boudou le falló la brújula por derecha y por izquierda. No pudo remover a
Guillermo Moreno en Comercio, tuvo que quedarse con Juan Carlos Pezoa en
Hacienda, quien responde a Kirchner de modo directo y no logró poner a alguien
de su confianza, porque nadie se le anima a un puesto vacío de contenido, en el
área de Financiamiento, ya que algunos de los referentes en los que él había
pensado para rodearse así de cierta credibilidad e intentar convencer al mundo
de que las cosas habían cambiado en la Argentina, le dijeron que no de
inmediato.
Entonces intentó sumar a Juan Guiñazú, su amigo marplatense de siempre, en la
secretaría de Política Económica primero o en Legal y Técnica, la dependencia
que debe cuidarle las espaldas, ya que allí se cocina lo que luego deben firmar
los ministros. Tampoco pudo.
A la primera de ellas, irá finalmente Roberto Feletti, hoy hombre de Julio de
Vido y lo de Guiñazú seguramente no prosperará por la actuación en la Armada de
su padre, un ex capitán de navío acusado de 430 delitos de lesa humanidad, de
los cuáles tiene imputaciones con procesamiento en 115 casos y prisión
preventiva domiciliaria, debido a su edad, en 53 de ellos. Como dicen a menudo
en el corazón del poder, "con los derechos humanos no se jode".
Pero además, La Cámpora, la agrupación que comanda Máximo Kirchner, hijo de la
Presidenta, ha señalado que más allá del pasado de un familiar tan directo, del
que no debería hacerse cargo estríctamente, Guiñazú en persona participó el año
pasado de las marchas del campo que se hicieron en la zona. Por último, las
mismas usinas kirchneristas acusan a Boudou de haber militado junto a Guiñazú y
al actual presidente del Concejo Deliberante de General Pueyrredón, Marcelo
Artime muy cerca de Mario Roussak, ex intendente marplatense en los tiempos de
la dictadura militar.
Con todo este prontuario que le han tirado por la cabeza desde Olivos, asombra
que el ministro haya decidido mantenerse en su lugar. Nunca en tan poco tiempo
un funcionario había sido limado de tal manera desde adentro del propio poder y
a esto se le sumó la parálisis en la que él mismo entró cuando comprendió que no
tenía armas para luchar.
Boudou tampoco fue incluido en la reunión que la Presidenta tuvo el miércoles a
última hora con algunos empresarios y sindicalistas para testear el diálogo
económico y social, cena en la que estuvieron presentes Aníbal Fernández y Julio
de Vido. Confundido, y contra lo que aconsejan todos los libros de comunicación,
el jueves salió el ministro a desmentir los rumores de su renuncia y finalmente,
entre viernes y sábado decidió hablar con la prensa para marcar algún mínimo
territorio, pero sobre todo para demostrar alineamiento.
Sólo en este último sentido deberían tomarse algunas de sus afirmaciones al
extremo voluntaristas, como que "vamos a cuidar la actividad económica y el
empleo", caballito de batalla del llamado modelo productivo basado en el consumo
interno o "no vamos a aceptar recetas que llevaron al país a 25 por ciento de
desempleo, vamos a ir a los mercados voluntarios de crédito", como si se
pudiera.
Desde el lado de la defensa de Moreno, ahora que los vientos soplan a su favor
con las designaciones por Decreto de dos colaboradores en el INDEC, cuando le
preguntaron si está dispuesto a la convivencia, el funcionario fue enfático:
"sí, por supuesto ¿por qué no?" y agregó que, en todos los gobiernos, "hay
personas que tienen buena y mala prensa, pero lo importante es ver cómo llevan
las tareas". En cuanto al organismo prometió algunas "medidas para fortalecerlo
que no serán altisonantes", algo que podría concretarse durante la semana, con
el nombramiento de un Consejo de notables de la UBA, destinado a auditar su
funcionamiento.
La operación "caza de brujas" que motorizó Kirchner no se materializó sólo en la
figura de Boudou, sino que el ex presidente la lanzó en varios frentes contra
los que considera que lo traicionaron el 28 de junio. A mitad de semana, comandó
un desembarco en Chubut que terminó en improperios entre el gobernador Das Neves
("hipócrita") y los acólitos del ex presidente ("ladrón"), con la distribución
por parte del gobierno provincial de las fotos del avión de la flota
presidencial que llevó a Kirchner a Puerto Madryn y con pegatinas insultantes
sobre los afiches que el precandidato presidencial 2011 pegó en Buenos Aires en
la misma madrugada del 29 de junio, cuando la derrota kirchnerista era ya una
realidad.
En esa reunión en Madryn, fue en la que Kirchner denunció que fue víctima de la
"vieja política", en relación a lo que considera le hicieron con el corte de
boleta los intendentes del Conurbano que él mismo había elegido como compañeros
de ruta, cuando decidió ponerse de nuevo bajo el paraguas del PJ. Esas
llamaradas directas ya hicieron que muchos de ellos impulsaran a Daniel Scioli a
correrse aún más de la esfera de Kirchner, para que trate de salvar algo del
poco pellejo que le queda, empeñado hasta el último instante en su relación con
el ex presidente. De allí, que el gobernador bonaerense ya haya hecho cambios en
su gabinete de sesgo antikirchnerista y que haya sumado a su equipo a
intendentes doloridos por las acusaciones del ahora diputado electo. En el PJ
señalan que es muy probable que apenas regrese al país, Scioli se aparte de la
conducción del justicialismo que heredó de Kirchner.
El caso Santa Cruz ha sido otra novela en la que el ex presidente ha operado de
mala forma para desbancar al gobernador Peralta, primero negándole sus
legisladores para conformar el quórum que se necesitaba para aprobar un
endeudamiento de $ 1.850 millones que permitiera cubrir el rojo provincial. Lo
primero que viene a la mente de los observadores es cómo una provincia que tiene
300 millones de dólares en el exterior necesita endeudarse. Salvo que no los
tenga más y alguien tenga que explicar entonces por qué, lo que algunos creen
que ha sido la llave maestra de Peralta para forzar un cambio de actitud del kirchnerismo.
Por último, la larga mano de Néstor se ha visto también a la hora de quitarle a
la secretaría de Agricultura la potestad de fijar la distribución de la cuota
Hilton, el negocio de venta de carne al exterior más rendidor para los
frigoríficos. Los criterios ahora serán fijados por la ONCCA, una de las
oficinas donde también opera Guillermo Moreno para digitar a quién sí y a quién
no.
Mientras los ciudadanos aún mantienen cierta esperanza de que en el diálogo
formal haya una oportunidad para que se llegue a ciertos consensos, en terrenos
donde el policía bueno trata de conformar a casi todos, la verdadera lucha se
está dando por debajo de la superficie, allí donde el policía malo hace de las
suyas. La política de estos días está llena de trampas y todos juegan al
desconfiado.
Hugo Grimaldi
DyN