Dicen por ahí que fue Albert Einstein
quien expresara: “Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y
del Universo no estoy seguro”.
Vaya uno a saber si fue él realmente el autor, y en todo
caso, qué desazón pudiera haber sufrido quien lo dijo para sentir, pensar y
luego exponer esa idea.
El modelo matemático de Einstein no se terminaba de cerrar en
los extremos, esto es, no determinaba el antes y el final del cosmos, sino su
naturaleza y comportamiento como un todo tiempo-espacio-gravitación, en todo el
resto no perteneciente al origen y al final.
Quiero decir con esto que científicos posteriores se
atrevieron a afirmar que el universo no es infinito, lo que validaría la duda de
Einstein, cuando completaron la fórmula que éste último se negaba, conciente o
inconscientemente – según diferentes versiones - , a cerrar. Uno de ellos fue ni
más ni menos que Stephen Hawking.
En este nivel de genialidad pretende moverse el Sr. Darío
Salas, cabeza de la Fundación IFH internacional, “usurpando” para no perder la
costumbre, verdaderas obras maestras del intelecto humano, para adaptarlas de
manera que resulten lo mas útiles posibles a su “negocio”, aunque ello implique
“bastardear” literalmente, la extraordinaria labor de científicos de esta talla.
A propósito…. Sigo sin poder reunir pruebas del premio que
dice haber recibido de la “Academia de Ciencias Rusa por su revolucionaria
teoría sobre la Física Moral”. De lo cual resultaría perfectamente lógico si
supusiera que no ha de ser “tan así” la cosa.
También seria posible suponer que pudiera resultar una broma
pesada que le hicieran los “Científicos Rusos” al Sr. Salas, y éste último,
obnubilado por su megalomanía, se tragó el sapo. Hasta pudieron haber montado un
show, fotos, filmaciones, premio y ceremonia, solamente para reírse un rato de
tanto delirio. Es difícil creer que científicos rusos premien “esto”, tan
repleto de inexactitudes.
No lo sé, aún no logro que alguien me confirme el evento, ni
siquiera de manera virtual.
Pero siguiendo con los “Genios de veras”, quizás hubiera
podido decir Einstein, que “la estupidez humana es lo único que parece por lo
pronto, verdaderamente infinita…..”. Eso suena mas adecuado, sobre todo llevado
al rasgo predominante de quienes desde hace años son miembros de esta secta IFH
sin tomarse medio segundo en corroborar el significado de los términos “plagio”,
“sofisma”, “sincretismo”, por mencionar solo algunas de las cosas que hace este
“buen hombre” Darío Salas…. Y lo mas interesante del caso es que de los miembros
mas antiguos de la sede argentina, por ejemplo, tenemos médicos, psicólogos,
biólogos, abogados, por nombrar solo algunos de los profesionales con
herramientas suficientes como para advertir la dimensión de la locura.
Claro que la culpa no es del “buen hombre”, sino precisamente
de la “infinita estupidez humana”, que de verse alterada en su rutina como
consecuencia de algún interrogante, posicionaría a los seguidores de Salas en la
duda y eso los curaría definitivamente del flagelo antes mencionado, hecho que
debe aterrarlos de solo imaginarlo.
Cuando digo “flagelo” no exagero. Hace años que estudios
realizados sobre el cerebro humano por profesionales de la salud mental mediante
el “diagnóstico por imágenes”, por ejemplo, han demostrado las alteraciones que
sufren de achatamiento, abultamiento, diferentes modificaciones, grupos
considerables de células cerebrales no solamente por enfermedades congénitas o
degenerativas, o por traumatismos, o por consumo de drogas o alcohol, sino que
además como consecuencia de creencias, obsesiones, mayor o menor voluntad,
traumas, pánico, estados depresivos, melancolía, etc.
Hace poco, una amiga psiquiatra y neurocirujana, con 35
años de profesión, me comentó acerca del resultado de estudios llevados a cabo
en cerebros de personas pertenecientes a sectas, que se vuelven obsecuentes y
manipulables hasta perder la propia identidad, literalmente hasta volverse como
tantas veces expresé en este trabajo: “verdaderos teletubies”.
Estos permitieron advertir como determinados grupos celulares
o porciones de cerebro adoptaban ciertas formas diferenciadas del resto.
Las imágenes de estos cerebros presentan ciertas
particularidades comunes que no son hallables por ejemplo, en cerebros de
hombres de ciencia, o personas racionales, que se cuestionan, piensan, analizan
y tienden a refutar o validar algo antes de creerlo ciegamente.
Esta reflexión me permite llegar al punto de partida de la
presente exposición en la que nuevamente dejaré evidencias de los “disparates”
en las enseñanzas que, con tanta avidez creen ciegamente los socios del IFH, sin
siquiera detenerse a verificar si cumplen con los requisitos mas elementales
como para ser considerados “verdades irrefutables”.
Esta actitud corroborada en todos los seguidores de Salas
deja a las claras que la enseñanza en cuestión es un simple “dogma”, por demás
emparchado con sincretismos, sofismas, paradojas, burdas contradicciones e
innumerables errores conceptuales tales como los expuestos en los trabajos del
05/03/09 [1] y 24/6/09 [2], donde hice referencia a las definiciones vertidas en
el “Diccionario Hermético” que figura en la Web institucional del IFH
www.ifh.cl/la_ensenianza/06_diccionario.html.
Pero volviendo al punto de la evidencia, tomaré el ejemplo
del “nuevo producto” con el que viene embaucando en los últimos años este “gran
maestro, que para remache, apoderándose de teorías variadas de diversas
disciplinas, las interpreta para donde se plantan las hortalizas, y las larga
alegremente como vienen mientras los desprevenidos seguidores lo idolatran como
“genio”.
Hace unos 40 años, cuando el Sr. Salas crea la Fundación
Instituto Filosófico Hermético, la onda era “el esoterismo”, la “cosa mística”,
plasmada en sus obras posteriores “Los brujos hablan”, “El hombre estelar”,
compendios ambos de una simpática mezcolanza de afirmaciones descabelladas solo
comprobables por quienes víctimas de la sugestión hipnótica terminan
validándolas, y plagios a otros autores que jamás son citados en ellas, tan
siquiera por mera cortesía.
Al evolucionar la sociedad, si bien el tema esotérico prende
muy bien en algunas personas con predisposición especial al mismo, como la idea
era “subir el nivel” de los miembros del IFH y jerarquizarlo, en el razonamiento
de que los profesionales tienen mejor poder adquisitivo, y tener a esa gente en
sus filas le daba prestigio, se necesitaba captar la atención de personas con
instrucción preferentemente universitaria, para lo cual había que abandonar
paulatinamente la “charlatanería esotérica” y virar hacia lo “científico”.
En ese contexto, se empieza a elaborar un plan estratégico de
marketing destinado a llamar la atención de estas personas instruidas.
Al comienzo de la formación del IFH, digo, unos 40 años
atrás, formaban parte de sus filas, varios militares involucrados en gobiernos
de facto latinoamericanos, según me confirmaron varios seguidores de los mas
antiguos de Salas.
Como se sabe, existía una tendencia muy marcada en la
ideología militar a pertenecer a logias, ya que las particularidades de las
mismas en lo esotérico presentan extraordinarias similitudes con los rituales de
las instituciones religiosas y militares: obediencia ciega, férrea disciplina,
desindividualización en aras de una mentalidad institucionalizada, mimetización
con el grupo, renuncia a todo intento de cuestionar, rituales como saludos
especiales, posturas especiales, discurso lineal, vestimenta uniforme, etc.
Estas características se observan a lo largo de toda la
historia toda vez que se quiso, desde el máximo poder (político, religioso,
económico, corporativo) someter, controlar, manipular, dominar y explotar a
otros.
Las personas en su gran mayoría prefirieron y siguen
prefiriendo la esclavitud. Necesitan “pertenecer”, concepto muy definido en las
ciencias sociales cuando admite que “el hombre es un ser social”.
Esta afirmación resulta cierta, el problema es que en su
nombre, y como pasa siempre, se distorsiona la “necesidad de sociabilidad” de
las personas transformándola en una interpretación sobre hipotéticos zombies que
lo único que no quieren es tener identidad propia, de hecho, si las personas
procuraran tener identidad propia, ¿no se terminaría el negocio de la moda, el
negocio del fútbol, el negocio de la política, la sociedad consumista
(incluyendo fundamentalmente las drogas), los clubes de fans?
¿Acaso no resultarían un fiasco comercial los días de niño,
del padre/madre, de la amistad, de los enamorados, del animal, etc.?
Obviamente, en el contexto antes mencionado, las
posibilidades de existencia de las sectas sería nulo, porque nadie querría que
lo lleven de las narices, le laven el cerebro y le digan qué hacer, cuándo y
como hacerlo a la vez que le roban dinero.
Tampoco llegarían al máximo poder político nacional o
provincial personas inescrupulosas, con personalidades psicopáticas, bipolares o
paranoides, delincuentes innatos, embusteros y perversos, dado que los partidos
políticos serían organizaciones de personas con ideales similares en aras del
bien común donde todos sus miembros realizarían plenarios periódicos de
discusión abierta, intercambio de ideas en el marco de la honestidad y la
igualdad, para los cuales sería condición sine quanon la exclusión de aquellos
afiliados que no reunieran esas características.
Entre paréntesis, nótese que el IFH vira de la ideología de
“Derecha” a la de “Izquierda” a lo largo de su existencia (como lo está hora),
según convenga a sus fines económicos. Prueba de ello son los actuales vínculos
del IFH con ciertos referentes políticos de esta última orientación.
Bien, volviendo a las inexactitudes en la enseñanza de Salas
que sus seguidores repiten sin pensar, y a él le sirvieron como herramienta
marketinera, encontramos su “último descubrimiento científico: La física moral”.
Al respecto dice Salas, entre otros forzados juegos
dialécticos, que: “…La moral no es más que una relación de causa y efecto del
eterno devenir vibratorio y energético entre el sujeto y el Cosmos”.
Por otro lado, sabemos que “Física” se define como: “…Una
ciencia natural que estudia las propiedades del espacio, el tiempo, la materia y
la energía, así como sus interacciones. La física no es sólo una ciencia
teórica, es también una ciencia experimental. Como toda ciencia, busca que sus
conclusiones puedan ser verificables mediante experimentos y que la teoría pueda
realizar predicciones de experimentos futuros. Dada la amplitud del campo de
estudio de la física, así como su desarrollo histórico en relación a otras
ciencias, se la puede considerar la ciencia fundamental o central, ya que
incluye dentro de su campo de estudio a la química, la biología y la
electrónica, además de explicar sus fenómenos” [3]; y “Moral” como. “… el
conjunto de creencias y normas de una persona o grupo social determinado que
oficia de guía para el obrar (es decir, que orienta acerca del bien o del mal
—correcto o incorrecto— de una acción o acciones). La moral son las reglas o
normas por las que se rige la conducta de un ser humano en relación con la
sociedad y consigo mismo” [3].
A la vez, la web institucional de IFH define en su
“Diccionario esotérico” a la “moral” como “Actuar de acuerdo a las Leyes de la
Naturaleza”, definición por cierto mas que arbitraria que no define nada.
En este contexto, queda mas que expuesto el contrasentido
entre una Física sustentada en la observación y experimentación objetivas y una
Moral producto de interpretaciones arbitrarias, subjetivas, por lo que el
binomio ”Física Moral” ya resulta bien agarrado de los pelos, cumpliendo una vez
mas con la característica de todas esas “Expresiones Geniales” tales como
“Hipsoconciencia” [4], “Int 7”, “Internal Sport”, nacidas de una mente tan
brillante para el plagio y el sincretismo como la del Sr. Darío Salas Sommer.
Además Salas dice “….no es más que una relación de causa y
efecto del eterno devenir vibratorio y energético entre el sujeto y el Cosmos”,
cuando vimos que la moral es algo que se circunscribe a un individuo terrestre o
grupo de ellos, es decir que de marcianos, o Sr. Spock, nada.
También olvida Salas que cada época o cultura, se atiene a su
paradigma dominante. Lo que hoy cree la ciencia, ayer no lo creía y posiblemente
mañana vuelva a modificarse parcial o totalmente el paradigma actual, por lo que
resulta absurdo, ridículo, descabellado y hasta infantil, que Salas hable de
“leyes eternas de la naturaleza” porque en sí no ha de haber un solo ser, por
mas genio que sea, que las conozca a todas, en cada rincón del cosmos, y si el
universo es finito, por tanto sujeto a modificaciones, las leyes o han de ser
tan eternas ni inmutables.
Dice Salas además, que a una determinada altura “las
paradojas dejan de serlo”, y omite la cuestión de los “extremos que se tocan”,
esto es, que a un nivel muy bajo también las paradojas dejan de serlo dado que
quién esté muy arriba o muy abajo sólo vería una versión de las cosas.
Esto daría por tierra con la afirmación de Salas de que
“solo” a una determinada altura de conciencia (debe ser la Hypso), las paradojas
dejan de ser tales. Acá abajo tampoco se pueden advertir, lo que induciría a
suponer que no estén.
En definitiva, la Física Moral de Salas, basada en la moral
de la naturaleza que para él parece ser inmutable, contraría la mismísima Teoría
General de la Relatividad (espacio-tiempo-curvado) mas la constante cosmológica,
esto es, no solamente el cosmos sufre permanentes modificaciones sino que además
cada objeto que tienda a recorrer trayectorias rectilíneas se verá desviado por
la curvatura espacio-tiempo, lo cual nos induce a suponer que cualquier onda
electromagnética emanada de cualquier ser humano a partir de sus creencias,
conductas, emociones, o lo que fuera, lanzada al espacio, al cosmos (lo que él
asimila a fotones lanzados sobre lo que él llama el útero de la naturaleza)
puede devolvernos cualquier cosa menos lo mismo que irradiamos a partir de la
metamorfosis que sufren en el “retorcido” tiempo-espacio-gravitación.
Salas parece que sólo se quedó con la versión de Einstein
“Dios no juega a los dados”, pero olvidó aggiornarse con el “No solamente Dios
juega definitivamente a los dados, sino que además a veces los lanza a donde no
podemos verlos” de Stephen Hawking
Si Salas se hubiera detenido a pensar un segundo desde
esta lógica probablemente hubiera advertido que la factibililidad de ocurrencia
de este hecho, es decir, lo que irradia un ser humano modifica su mundo,
fenómeno descubierto hace demasiado tiempo por la psicología, es verdad en el
plano individual-terrestre, pero no puede afirmarse lo mismo a nivel cósmico,
que como varias veces dije a lo largo de este trabajo, parece demasiado
inconmensurable como para atenerse a semejante afirmación.
Siguiendo con los “genios de veras”, Aristóteles decía: “La
moral, a mi juicio, sólo puede formar parte de la política”, lo que también
evidencia la esencia subjetiva, terrestre y humana de la moral. Es decir que
acerca de los E.T, nada.
Por último resulta interesantísimo analizar las exposiciones
que hace Salas asimilando la realidad a un holograma, el cual podría ser
modificado fácilmente para el individuo cambiando la irradiación fotónica
individual.
Si bien, que la cuestión de cambiar la forma de pensar y
sentir modifica sustancialmente la realidad de los individuos es algo por demás
estudiado y demostrado por la psicología, y que el universo es un holograma
surge de teorías científicas “racionalmente” desarrolladas, no deja de ser, en
el marco del “dogma” de Salas un rejunte de conceptualizaciones adaptadas a
puras patadas a lo que mas le convenga a nuestro “genial maestro”, para colmo
“estelar”.
Sin perder la seriedad del análisis, a veces me lo imagino en
su aspecto “estelar” como alguien que de chico se golpeó mal la cabeza y le
quedó dando vueltas adentro un planetario, cuestión tan poco frecuente que lo
llevó a pensar que es un “hombre estelar”. El problema es que se lo ha hecho
creer a millones……
¿No suena un poco “mucho” suponer que una persona “solita”
pueda influír al cosmos?, ¿No suena mas realista pensar que es persona “solita”
`pueda modificar su propia realidad?, y en todo caso ¿No vuelve a quedar en
evidencia que el invento de la “Física Moral” de Salas es otro sincretismo,
envuelto para regalo, al que le cambió las denominaciones dadas por la ciencia a
ciertos fenómenos y lo lanza al mercado para que lo consuman los abribocas,
demasiado perezosos para cotejar la barrabasadas del dogma Salas con las teorías
científicas “en serio”?. Al fin de cuentas, la “Ley de Octavas de Gurdieff”
suena mucho mas razonable que la Física Moral de Salas.
En fin, habiendo podido demostrar todas y cada una las
hipótesis propuestas al comenzar esta tesis el 04/02/09 [5], doy por finalizado
este análisis con la esperanza de que tal vez, quizás, a lo mejor, en una de
esas, haya gestado una mínima duda en alguien de quienes siguen hipnotizados
idolatrándolo como “maestro”.
O. Egené
Especial para Tribuna de periodistas
[1]
https://periodicotribuna.com.ar/Articulo.asp?Articulo=5028
[2]
https://periodicotribuna.com.ar/Articulo.asp?Articulo=5434
[3] http://www.wikipedia.org
[4]
https://periodicotribuna.com.ar/Articulo.asp?Articulo=5028
[5]
https://periodicotribuna.com.ar/Articulo.asp?Articulo=4892