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LA CACEROLA YA FUE

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AHORA HAY QUE UNIRSE PARA PETICIONAR
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Cacerolazo, kirchner

    Hace tiempo se vienen haciendo intentos vía cadena de mails y mensajes de texto convocando a un cacerolazo como el mecanismo más contundente adoptado por la sociedad Argentina cuando pretende “hacer sonar el escarmiento”.
    Esta mañana leo en un periódico digital que hubo incipientes cacerolazos en al menos tres puntos de la Capital donde suelen tener su residencia las señoras de buen pasar: Barrio Norte, Recoleta y Belgrano.
    Algunos foristas comentan que también los hubo en un par de localidades del interior del país, pero que no fueron demasiado significativos. Otros en cambio, no escatiman exabruptos de la peor clase para calificar a las señoras protagonistas de tan pintoresco espectáculo.
    A la vez, vienen a mi mente varias de las expresiones vertidas por lectores que invaden mi casilla de mail como catarata cada vez que expongo en Tribuna de Periodistas alguna de mis reflexiones. Estos mensajes, en su totalidad adhieren a las ideas allí vertidas y en la mayoría de los casos me aportan muchos pensamientos interesantísimos que complementan extraordinariamente mi trabajo y me inducen a ampliar mi visión sobre varias cuestiones socio-políticas contemporáneas, lo que se llama comúnmente: “me permiten ampliar mi capacidad de empatía y ponerme en los zapatos del otro”.
    En resumidas cuentas, “como la única verdad es la realidad” dijera uno, a las pruebas me remito y estos dos hechos que comento lo único que demuestran es que la gente esta más que harta y saturada de los Kirchner, ya no los toleran más, ya no los soportan más, ya no quieren verlos más, se niegan a seguirlos escuchando, y en ese contexto recurren a lo primero que tienen a mano: desde cambiar de canal cada vez que alguno de ellos o su corte de felpudos genuflexos aparece en televisión, o cambiar el dial de la radio ni bien el locutor empieza la nefasta presentación, o a opinar sin reparos entre amigos, compañeros de trabajo, familiares, vecino y hasta golpear sus cacerolas en el paroxismo de la desesperación a ver si de ese modo se produce el gran milagro y Crónica TV saca una de sus placas rojas con un “Último Momento, a los Kirchner se los tragó la tierra y nunca más se los volverá a ver ni a escuchar”, seguido de un coro de ángeles entonando el típico “Aleluya”.
    En fin, estoy totalmente convencida de que las cacerolas no tendrán el menor efecto a menos que alguien tuviera la dicha de partirlas sobre el cráneo del matrimonio presidencial provocando un retorno a la cordura de ambos miembros, lo cual implicaría que pidan perdón por las atrocidades cometidas, devuelvan todo lo que se robaron y reviertan la historia desde el altruismo… pero, como “al que nace barrigón es al ñudo que o fajen” dijera Martín Fierro, las cacerolas ya no sirven más como modo de protesta por lo que se deberá recurrir a otras alternativas. Veamos:
     Nadie, a menos que esté en la misma sintonía de quienes nos gobiernan es partidario de la violencia;
     La hipotética oposición se compone de un 90 % de hombres y mujeres absolutamente incapaces para resolver nada, para oponerse a nada, sin ideas claras ni estrategias de combate como para frenar tanta locura y el 10 % restante, como no tiene apoyo de nadie, se ve atado de pies y manos y sin poder pegar una, arrastrado por la corriente que lo sitúa en la posición del palo del gallinero, desacreditado;
     Las otras voces institucionales que se levantan en los demás poderes del Estado, en Ongs, en la Iglesia, etc., resultan insuficientes porque actúan con tibieza, si decisión y temerosas.
    Yo, por mi parte, me siento como Al Pacino en la última escena de “Justicia para todos”, sentada en la escalinata del emblema de la Justicia, sin saber muy bien para donde agarrar y en cualquier momento me termino plegando al grupo de aerobistas que pasa despreocupado mirándose el ombligo, importándoles un pepino todo, desentendidos de la tragedia que nos pasa…. Pero al menos están felices!!
    No decididamente las cacerolas no son la solución, la tibieza de los otros poderes tampoco, la desorganización y egolatría de los componentes de la “hipotética oposición” tampoco, la temerosidad con la que se expresan otras instituciones mientras le llaman a eso “un duro comunicado”, tampoco resuelve nada.
    La única respuesta a un problema, siempre está en el mismo problema. Hasta tanto la sociedad, el pueblo argentino no se una contra un enemigo común haciendo uso del derecho constitucional de “peticionar ante las autoridades” y decir de manera muy firme “no queremos que siga haciendo lo que se le da la gana señor que alguna vez contrajo matrimonio con la señora que está en EE UU de visita hasta que sancionen la Ley de medios”, y cada uno de los ciudadanos sigamos cuidando nuestra macetita, nadie en este país va a lograr revertir la historia.
    ¿Tendremos esa grandeza?. ¿Por qué no lo intentamos?

 

Nidia Osimani

 

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