Hace unos días, escuchábamos conmovidos
los relatos de la madre de Santiago Urbina, un joven de tan solo dieciocho
años que fue ajusticiado de la forma más aberrante como no se sacrifica a un
animal con rabia.
Justamente esos tres —por lo menos— a cuatro animales con rabia coparon su
casa a las dos de la madrugada del sábado para robarla. Estos mismos animales lo
golpearon hasta dejarlo sin sentido y luego abordaron a su madre y a su hermana
que no sabían que Santiago estaba en casa y le exigieron los objetos de valor y
efectivo del hogar, a lo que las víctimas mansamente accedieron y se estaban
retirando del lugar cuando desandaron sus pasos para saciar su poderosa sed de
maldad e hicieron dos disparos a corta distancia con una escopeta, destrozando
de esta manera la vida de una promesa honrosa para el futuro como era Santiago.
Estudiante de musicoterapia para niños discapacitados y becado para viajar
en breve a China por sus labores solidarias, Santiago dejó sus sueños
completamente truncos. Y estos animales han marcado definitivamente a su familia
de por vida.
Ahora, detengámonos en los dichos de la madre de Santiago, quien contaba ya
haber sido víctima de la inseguridad en el año 2003; donde los delincuentes, en
esa oportunidad, mataron a su esposo. ¿Es posible soportar tanta tragedia en
una familia? en lo personal no estoy de acuerdo con la pena de muerte, ya
que no veo en ello solución alguna del delito; pero tampoco estoy de acuerdo con
lo que está pasando que es la inacción de las autoridades ante la "pena de
muerte para los ciudadanos inocentes".
Todo esto va creciendo pesadamente sobre la sociedad porque los encargados
de velar por nuestra seguridad están viendo otro canal y están permitiendo que
todos los días se rompa un nuevo vidrio; y al ver los delincuentes que todo da
igual y que —como ellos dicen— en los calabozos “no pasa nada” y que los
legisladores siguen indolentes y que los jueces siguen indolentes, y que los
policías que quieren no pueden hacer nada, se mueven a sus anchas en el mundo
del delito.
También están aquellos malos policías que, escudándose en la ineptitud de
los que nos gobiernan para seguir hablando de sensaciones y motivos que no
tienen explicación alguna para los que creemos que nos diferenciamos de los
animales por sólo pensar y ostentar algo de sentido común —que desgraciadamente
para los funcionarios encargados de la seguridad en la provincia de Buenos Aires
hoy es el menos común de los sentidos—, no hacen nada de nada.
Esperemos que este hecho sea una de las bisagras que hemos tenido que
tributar para que, de una vez por todas, se termine esta escalada que sea lo que
esperan para irse todos aquellos inútiles e incapaces que no tienen la valentía
de tomar las decisiones de gobierno necesarias para protegernos; esto debe
terminar de la misma manera que terminó en Nueva York: con tolerancia cero.
que no quiere decir salir a matar delincuentes, esto es la tercera ofensa
criminal. 18 años de prisión, no importa si es robar un equipo de audio de una
casa o un auto en la calle.
El punto es no dejar crecer al criminal en el delito hasta llegar a matar,
ya que es muy raro que alguien asesine en su primer delito.
Alberto Weckesser