Desde hace cuatro años sobrevuela la sospecha de que el kirchnerismo ha armado a
sus fuerzas de choque para una eventual escalada violenta en el conflicto social
en ciernes, denuncia que torpemente el oficialismo ha tachado de apocalíptica.
Como muestra, durante esta semana en el programa paraoficial Seis, siete, ocho
se apuntó sobre la figura de Elisa Carrió como la principal detentadora de dicha
infamia. Pues en el acto de la Coalición Cívica, efectuado el viernes 16 del
corriente en Punta Carrasco, aludió sin concesiones a las maniobras en tal
sentido obradas por la maléfica influencia de Néstor Kirchner, quien a pesar de
repartir amor y cariño, es un maestro en el arte del conflicto permanente contra
todo lo que no piense como él.
De sus palabras, como también de las de Patricia Bullrich, puede desprenderse
que evidentemente el actual presidente de facto ha urdido un plan destinado a
retornar en 2011 caiga quien caiga y cueste lo que cueste. La ley de medios y la
mentada reforma política, serían instrumentos distractivos para tal espurio fin.
Resulta más que obvio las simpatías, en este sentido, que exudan los
totalitarismos de Hugo Chávez, Fidel Castro, y hasta el malogrado Manuel Zelaya, quien antes de ser
depuesto en pijama, soñaba con una presidencia vitalicia en clara sintonía con
este par.
Desde Olivos, a pesar de enviar señales en contrario, todo indica que el camino
hacia un nuevo sultanato ya se ha echado a rodar.
Desacatados e incumplidores
Cuando lo que era dominio español en este suelo estaba regido por las Leyes de
Indias, existía una máxima que ilustraba un proceder que sería emblemático: "se
acata, pero no se cumple". Algo semejante a lo que aludía Pablo de Tarso: "veo
el bien, lo apruebo, pero sigo lo peor."
En este contexto del todo vale, la
Constitución y las leyes no son más que letra muerta en una zona gris donde se
puede transportar hasta marihuana en una camioneta oficial y tronar por los
derechos humanos cada vez que se alude modificar el sistema penal de los menores
delincuentes.
En medio de este caos institucional, se esfuman chicas de 12 años como Rocío
Marini, del barrio de San Telmo, quien desde el 21 de agosto no se sabe nada,
sospechándose de otro caso de secuestro para una red de trata. Vidas robadas en
la vida real, es un fenómeno que sucede a diario, desgraciadamente.
Y también se roba la esperanza de unos cuantos muchos que atinan a sobrevivir
como pueden inmersos en una realidad hostil, digitada por unos pocos
estrafalarios maestros del doble discurso y la éxito fácil.
Fernando Paolella