Quienes deben aceptar una pérdida futura muy dolorosa (la propia vida o la de un ser querido), transitan según los científicos, varias etapas hasta llegar a la aceptación final. Supone un proceso doloroso de adaptación.
Elaborar el duelo significa ponerse en contacto con el vacío, además de soportar el sufrimiento y la frustración que comporta.
La doctora Elizabeth Kubler Ross estableció cinco etapas por las que pasa la persona que debe enfrentar tal situación.
Cualquier similitud con la pérdida de credibilidad, caudal político y colapso final de la carrera de Néstor Kirchner, luego de la paliza electoral sufrida en junio pasado y la que se le avecina en las próximas presidenciales, no es pura coincidencia.
1) Negación y aislamiento: la negación nos permite amortiguar el dolor ante una noticia inesperada: Es una defensa provisoria.
“Nosotros nos perdimos, la gente con su voto pidió que se ratifique el modelo”, diría Kirchner al analizar cómo un desconocido e inexperto político lo derrotó en el mayor distrito electoral de la Argentina.
2) Ira: Luego, la negación inicial es sustituida por la rabia, la envidia y el resentimiento.
“Vamos a hacerles pagar a los traidores del conurbano su falta de apoyo”, brama Néstor en privado mientras organiza todo tipo de movidas revanchistas hacia los “tibios” que supuestamente no le dieron todo su apoyo.
3) Pacto o negociación: Ante la dificultad de afrontar la difícil realidad, mas el enojo con la gente, surge la fase de intentar llegar a un acuerdo para superar la traumática vivencia.
En este momento exacto se encuentra el ex presidente argentino.
Logra con dinero, con amenazas de la Side o con el apriete de los medios adictos que se disciplinen legisladores, intendentes y gobernadores que terminan aceptando el “pacto” con el poder central, como patéticamente admitiera la impresentable senadora correntina María Dora Sánchez.
4) Depresión: Sin embargo, todo cambiará desde el 10 de diciembre próximo, cuando el Frente para la Victoria pierda la mayoría en ambas cámaras y comience a ser hostigado por una oposición que vendrá a cobrarse seis años y medio de ninguneo y hostigamiento.
Según la doctora Ross “cuando no se puede seguir negando la persona se debilita, aparecen otros síntomas y se verá invadida por una profunda tristeza”.
“Es un estado, en general, temporario y preparatorio para la aceptación de la realidad. Si se le permite expresar su dolor, le será más fácil la aceptación final y estará agradecido de que se lo acepte sin decirle constantemente que no esté triste”, agrega la investigadora.
5) Aceptación: Quien ha pasado por las etapas anteriores en las que pudo expresar sus sentimientos -su envidia por los que no sufren este dolor, la ira, la bronca por la pérdida y la depresión- contemplará el próximo devenir con más tranquilidad.
No hay que confundirse y creer que la aceptación es una etapa feliz: en un principio está casi desprovista de sentimientos.
Buscar y encontrar una misión que cumplir es un gran estímulo que alimenta la esperanza.
Sugerimos entonces, para Néstor, una serie de actividades que lo pueden ayudar en este tramo final de su carrera política, una vez aceptada su declinación inexorable.
-Puede, por ejemplo, ayudar con sus conocimientos legales desde la cárcel a su propio abogado para que la condena que le den en Comodoro Py no sea tan dura.
-Puede, también, contribuir con sus buenos contactos con los zares del juego de la Argentina a que Cristóbal López instale un mini casino en el penal donde le toque purgar sus penas.
-Puede, inclusive, hacer laborterapia en alguna estación de radio interna del centro de detención, armada por sus amigos empresarios de la comunicación como Sergio Spolsky, Gerardo Ferreyra de Electroinegeniería o Daniel Hadad.
-Puede, además, pedir que su vieja compañera de rutas, Cristina Elizabeth, lo visite cada tanto, ya que el sistema penal argentino permite que infractores detenidos en distintas unidades puedan verse personalmente si están purgando sus condenas en unidades que se encuentren en el mismo radio geográfico.