Sra. Cristina Fernandez de Kirchner
Presidente de la Nación Argentina
He visto y escuchado innumerablemente en sus discursos y el
de sus allegados, la frase “redistribución de la riqueza”. Se supone que se
están refiriendo a lo que nuestra Constitución, en algunos párrafos del artículo
75 de las Atribuciones del Congreso nos dice:
“Proveer a lo conducente a la prosperidad del país, al
adelanto y bienestar de todas las provincias, y al progreso de su ilustración,
dictando planes de instrucción general y universitaria, y promoviendo la
industria, la inmigración, la construcción de ferrocarriles y canales
navegables, la colonización de tierras de propiedad nacional, la introducción y
establecimiento de nuevas industrias, la importación de capitales extranjeros y
la exploración de los ríos interiores, por leyes protectoras de estos fines y
por concesiones temporales de privilegios y recompensas de estímulo.
Proveer lo conducente al desarrollo humano, al progreso
económico con justicia social, a la productividad de la economía nacional, a la
generación de empleo, a la formación profesional de los trabajadores, a la
defensa del valor de la moneda, a la investigación y desarrollo científico y
tecnológico, su difusión y aprovechamiento.
Proveer al crecimiento armónico de la Nación y al poblamiento
de su territorio; promover políticas diferenciadas que tiendan a equilibrar el
desigual desarrollo relativo de provincias y regiones.”
Pero expresado esto, me atrevo a sugerirle que deje de lado
el término “redistribuir” pues significa distribuir algo de nuevo o en forma
diferente a como estaba. Sería mucho mas conveniente reemplazar ese vocablo por
la frase “ distribuir la riqueza con equidad”.
Y no me cabe la menor duda que tanto Ud, como su esposo, el
Presidente de la Nación que la precedió, son excelentes administradores de la
riqueza, pues toda la sociedad argentina ha visto las declaraciones juradas de
vuestro patrimonio personal que en 2003 cuando llegaron a la Casa Rosada
ascendía a $6.851.810.- y en 2009 a $46.036.711.- es decir un crecimiento de 572
% en 6 años. Espero que cuando finalice vuestra gestión puedan demostrar el
mismo éxito con la administración de los dineros públicos.
Llegado a este punto, recordaré un fragmento del discurso
pronunciado por el General Juan Domingo Perón al asumir su tercera presidencia,
cuando ya su edad, el exilio y el tiempo para pensar, lo habían alejado de la
lucha diaria partidaria para pensar como estadista “Nadie ha de ser
unilateralmente perjudicado, pero ninguno ha de pretender medrar con el
perjuicio o la desgracia ajena. No son estos días para enriquecerse
desaprensivamente, sino para reconstruir la riqueza común, realizando a una
comunidad en la que cada uno tenga la posibilidad de realizarse. No estamos en
condiciones de seguir destruyendo frente a un destino de acechanzas y peligros.
Es preciso volver a lo que en su hora fue el apotegma de nuestra creación: de
casa al trabajo y del trabajo a casa... Tenemos que corresponder a un pueblo que
ha demostrado ser maravilloso. Para ello elijamos los mejores hombres, provengan
de donde provinieren, acopiemos la mayor cantidad de materia gris, todo juzgado
por sus genuinos valores en plenitud y no por subalternos intereses políticos,
influencias personales o bastardas concuspicencias.”
Y para terminar citaré como en otras de mis notas, la última
sextina del Martín Fierro:
Mas naides se crea ofendido,
Pues a ninguno incomodo;
Y si canto de este modo
Por encontrarlo oportuno,
No es para mal de ninguno
Sino para bien de todos. (y de todas).
Ricardo Alfredo Rey