Cuenta una leyenda indígena que el
interior del ser humano está conformado por dos lobos, el amor y el odio. Ambos
en constante combate, con el fin de comandar el corazón de quien los porta. Pero
gana siempre e inevitablemente, aquel a quien uno alimenta más.
En el caso del kirchnerismo, a la luz de los últimos
acontecimientos, no cabe ninguna duda de que prevalece el licántropo del odio.
Haciendo caso omiso de las absurdas alegaciones de Aníbal Fernández, proferidas
en la tarde de ayer en el Congreso, nadie niega demencia ante la angustia e
incertidumbre que se padece a diario en cualquier calle de este país. Quien aún
tuvo la fortuna de no ser víctima de algún hecho de inseguridad, teme al
respecto, y quien lo ha padecido, y tuvo la dicha de sobrevivir, se aterra con
sólo pensar que el mismo se repita. Además, las incontables protestas, sobre
todo en el ámbito de la Capital Federal, hacen pensar a más de una mente de que
semejante estado anárquico obedece a una suerte de gimnasia preinsurrecional.
En esta sintonía, también en el pasado miércoles
trascendió la información de que Hugo Moyano, devenido la semana pasada en
celoso custodio de la dignidad K bloqueando la salida de los diarios Clarín
y La Nación, convocó para el viernes 20 de diciembre a una marcha a Plaza
de Mayo contra la desestabilización (*). Esto contra el sempiterno e inefable
complot de la derecha noventista, agraria, privatista, monopólica, nostálgica
del Proceso y, sobre todo, antipopular y antiprogresista. No hace falta poseer
demasiada imaginación para entrever quienes adherirán sin hesitar a semejante
engendro, al cual el sufrido ciudadano argentino viene soportando hace seis
largos años. Los intelectuales signatarios de Carta Abierta se tirarán unos
sobre otros para estar en primera fila, aplaudiendo a rabiar a este proyecto
nacional y popular que arrasó con la inflación, borró del mapa al desempleo,
enterró en el basurero de la historia a la década del 90 e hizo hincar de
rodillas al cuco del FMI. También harán acto de presencia los integrantes
del programa paraestatal Seis, siete, ocho, peleándose entre ellos para ver
quién hace el comentario más oficialista y el denuesto más pesado para todo lo
que no sea K.
Detrás de estos bastoneros de la obvia obsecuencia se
encolumnarán las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, quienes arrojaron en este
lapso la rica historia de lucha y dignidad que las hizo famosas en todo el
planeta. Luego será el turno de los sindicalistas gordos y gorditos, dinosaurios
patéticos como Juan José Zanola, quien tuvo que pagar 3 millones de pesos para
no quedar preso en la megacausa de los medicamentos truchos. Seguidamente
marcharán, en esta suerte de comparsa del averno, los nóveles integrantes de
Hinchadas Unidas Argentinas, conglomerado de barrabravas K que, caja del ANSES
mediante, viajarán a Sudáfrica 2010 a vivar los colores celeste y blanco. Y
cerrando, todos aquellos rentados por la mencionada cajita feliz que no parece
de agotarse todavía. Hagan número, muchachos, y que el último apague la luz.
Pingüino supremo
El lunes pasado, por la tarde, unos manifestantes de la
mutual El sentimiento, que iba a ser arbitrariamente desalojada, fueron
reprimidos violentamente por un centenar de policías por osar ocupar la misma
Plaza que en el día de la soberanía nacional usarán a su antojo los chupamedias
de turno. Más de cuarenta detenidos fueron arreados hasta la Comisaría 2, siendo
liberados ya entrada la noche. Si bien la brutalidad de la represión exhibida
por la Guardia de Infantería no tenía nada que ver con el reclamo en sí,
absolutamente pacífico y sin obstruir ninguna vital arteria, muchos dedujeron de
que se trató de un mensaje, de sentar un precedente. La Plaza no es de los
gorilas, sino del pueblo. Que quede bien en claro.
Dentro de este espectro propio de la década del 50, no sólo
entran los opositores políticos, sino todos aquellos que integran el 70% de
ciudadanos hartos de este estado de cosas. Tal es el caso del colega
Christian Sanz, insólitamente autoexiliado en Uruguay a causa de la intolerancia
de quienes nos maltratan desde Olivos.
Sin ningún ánimo desestibilizador ni nada que se le
parezca, se debe prestar demasiada atención a los lobos alimentados solamente
con abundantes porciones de odio. Pues no vaya a ser cosa de que se coman
también a sus amos.
Fernando Paolella
(*) Minutos después de haberse escrito el presente artículo, fue suspendido el
acto de marras.