“Los argentinos somos unos tipos piolas, inteligentes, capaces de destacar en cualquier parte del mundo y personas de mucha sensibilidad y, sobre todo, de gran creatividad. Yo, me atrevo a expresar con absoluta convicción que, como inventores, somos los más importantes de todo el universo conocido”, dijo un concejal, mientras le sacaba un faso a su distraído colega.
Veamos si tiene razón.
LOS
GRANDES INVENTOS ARGENTINOS.
Inventamos una Corte Suprema de Justicia, a modo de servilleta, cuya mayoría automática se encargó de garantizar la estafa, el robo, el desmantelamiento del estado, la corrupción y el sobreseimiento de los principales responsables.
Inventamos los “arbolitos” de la especulación, los complot organizados por medio de capitales golondrinas y la generación de enormes importaciones que destruyeron la industria nacional.
Inventamos una guerra para hacer desaparecer a 30.000 compatriotas por medio del terrorismo de Estado.
Inventamos la recaudación patriótica y gesta ciudadana, para atender las necesidades de quienes iban a luchar en ese caprichoso conflicto llamado “Malvinas” y que nunca supimos quienes fueron los que se encargaron de incautar los cuantiosos fondos. Algo parecido mismo ocurre, en estos días, con las donaciones que se encuentran en los depósitos del puerto de Santa Fe, que no llegan a los afectados por las inundaciones y que se destinan al punterismo político, en vista a las próximas elecciones.
Inventamos el bolígrafo para un educando desertor o para quienes recurren a la escuela, careciente de planes de estudio conforme a la evolución educativa, para mitigar su hambre.
Inventamos el dulce de leche, alimento reconocido en el mundo entero pero que no llega a la boca de los famélicos de nuestro suelo.
Inventamos el colectivo, recuerdo fenecido en algún artístico fileteado o bien empleado para transportar a punteros políticos y gente pobre comprada por una bolsa de comida barata.
Inventamos el “megacanje” para enriquecer aún más a los financistas y llevar a la insoportable egestad al 60%, logrando hacer desaparecer al 40% de la clase media, orgullo de nuestro pasado latinoamericano.
Inventamos la “Privatización” que fue aprovechada por los coimeros de turno, propiciando la entrega de los bienes del estado nacional y poniendo en manos extranjeras los recursos estratégicos de la patria.
Inventamos a los Montoneros para colaborar con el retorno del líder del movimiento peronista. Luego fueron echados de la Plaza de Mayo por el mismo líder y posteriormente masacrados por el Lopezreguismo y la golpista Junta militar. Cabe recordar que, mientras la columna montonera abandonaba la Plaza de Mayo, al mismo tiempo se reivindicaba a aquellos gremialistas que con el tiempo inventaron tres confederaciones de trabajadores, con el fin de luchar por alcanzar beneficios políticos y económicos, casi siempre en detrimento de las representadas masas populares.
Motivados por aquel invento de un nuevo control de navegación para aeróstatos, acaecido en 1810, provocamos el delirio de un ex mandatario que, en presencia de niños carecientes, disertó sobre los viajes estratosféricos capaces de llevarnos en una hora y media al Japón.
Inventamos el PAMI para robarlo y hacer desaparecer más aceleradamente a los jubilados, quitándoles lo poco de su dignidad y derecho.
Inventamos la convertibilidad para beneficio de los pocos que se enriquecieron a corto plazo y los muchos que se empobrecieron a largo plazo.
Inventamos los secuestros express y los desarmaderos para que la delincuencia, los intendentes y las cúpulas policiales pudieran acopiar mayores beneficios.
Inventamos las leyes de obediencia debida, punto final y el decreto de indulto, para despenalizar a los genocidas, terroristas y golpistas.
Inventamos la prisión domiciliaria para delincuentes mayores de 70 años, no importando la execrable acción cometida.
Inventamos al “diputado trucho” para conseguir mayoría parlamentaria y sacar leyes que beneficiaran a los lobystas de turno.
Inventamos empleos públicos que le permite al estado evadirse a si mismo de impuestos.
Inventamos grupos de inversión para salvar las quiebras fraudulentas de los clubes de fútbol de gran convocatoria, sin que ningún responsable se encuentre entre rejas.
Inventamos el corralito para confiscar el dinero de los incautos ahorristas que no fueron advertidos por las entidades bancarias para que sacaran sus fondos depositados., como ocurriera con otros clientes importantes.
Inventamos el recientemente desaparecido 2 x 1, para que durante el período que los delincuentes permanecieran sin pronunciación de condena, pudieran alcanzar la libertad en un tercio de su tiempo.
Inventamos la insoportable discrepancia vice-presidencial, que nos viene agobiando hace más de cincuenta años. Recordemos que Eva Duarte no pudo ser vicepresidente, a pesar del clamor popular, por los acuerdos entre los estamentos del poder reinante. También recordemos la renuncia de Alejandro Gómez, cuando se firmaron los contratos petroleros durante la gestión de Arturo Frondizi. Lo que sucedió cuando se habló de la fórmula del gran acuerdo nacional Perón-Balbín. Luego, los inconvenientes que destilaron rivales acérrimos: Menem-Duhalde, Menem-Roucauf, la famosa Alianza De la Rúa-Álvarez, y por último, este dislate entre Kirchner-Scioli.
Inventamos el sistema dactiloscópico, permitiéndole a la policía investigadora internacional poder encontrar a los autores de actos delictivos, aunque en nuestro territorio poco se lo tenga en cuenta para resolver aquellos casos importantes dónde media el interés político, el contubernio del poder o el manejo espurio de la economía.
Inventamos el by pass, contando con el aval y reconocimiento de todos los medios científicos mundiales, y el Cardiólogo que lo creó se suicidó por no contar con los recursos provenientes del Estado.
Inventamos los instrumentos para la transfusión sanguínea, llevando a cabo por
primera vez en el mundo una transfusión con sangre almacenada. Sin embargo, se
siguen muriendo personas por razones hematológicas, incrementándose, además,
el indetectable contrabando de órganos.
Inventamos la tecnología para producir dibujos animados, filmándose en el
país el primer largometraje, de este rubro, en la historia del cine
mundial. A
pesar de
ello, millones de pibes no pueden asistir a un cine para disfrutar lo que les
fuera legado por su creativo antepasado.
Inventamos el sistema de navegación nocturno para aviones, armamentos y guías
para bombarderos. Curiosamente, nuestras compañías aéreas y de armamento han
colapsado, sin antes permitir el enriquecimiento de unos pocos dirigentes que se
encargaron de contrabandear armas obsoletas y destruir aerolíneas.
Inventamos el primer amortiguador hidroneumático del mundo. Ahora, la principal
industria está en el extranjero, aunque todavía algo podemos conseguir en algún
comercio de repuestos de la calle Warnes.
Inventamos numeroso instrumental quirúrgico, aún en uso en todo el mundo, como
el famoso “separador intercostal a cremallera”. En este momento, se nos hace
muy difícil encontrar material idóneo en muchos centros asistenciales.
Inventamos el “secador de pisos de una sola pieza”, instrumento doméstico
difundido en todo nuestro país. Lamentablemente no ha sido tenido en cuenta por
los Municipios de los diferentes distritos, debiendo la ciudadanía jugar
rayuela para esquivar excrementos perrunos.
También inventamos la “tapa de rosca degollable”; el “motor pendular de
combustión interna”, un sistema revolucionario sin el uso de aceite, con
menor polución y mayor rendimiento; el “plano sonoro; el “semáforo para
ciegos”; el “soporte fijo para marcapasos”, de implantación cardíaca; la
“jeringa autodescartable”; el “capuchón de seguridad para agujas hipodérmicas”
y la “camilla automática para emergencias”.
Razones
suficientes para comprender que los problemas de las últimas décadas no se
deben a la falta de imaginación, sino al oportunismo partidocrático que privó
a la nación de los destinos que hubiéramos merecido como ciudadanos.
Y por último, me queda solamente recordar algunos slogan, testimonios y
palabras inventadas, que jamás cumplieron con su cometido:
“Por
cada uno que caiga de nosotros, caerán cinco de ellos” – Juan D. Perón.
“Volveré y seré millones” (¿de pobres?) – Eva Perón. “Viva
el cáncer” – Pintadas de
la oligarquía. “Los militares tomaron el poder para salvar al país”
– José Alfredo Martínez de Hoz. “Argentinos a vencer” – Slogan
utilizado durante la guerra de Malvinas. “Con la democracia se come, se
cura y se educa” – Raúl Alfonsín. “La casa está en orden” –
Raúl Alfonsín. “El que apuesta al dólar, pierde” – Lorenzo
Zigaut. “¡Siganme!, no los voy a defraudar” – Carlos Menem. "Tenemos
convertibilidad por 6 décadas" – Domingo Cavallo.
“Tenemos mucha delincuencia porque los jóvenes están aburridos” – Federico
Storani. “La seguridad es un problema individual de cada
ciudadano” – Ramón Mestre.
“La culpa es del Servicio Meteorológico” – Abel Fatala. “Se
va a acabar la fiesta de unos pocos” – Fernando de la Rua. “Que
bueno es dar buenas noticias” – Fernando de la Rua. “Éste es el
gobierno del Sarmiento del siglo XXI” – Domingo Cavallo (refiriéndose
al gobierno de Fernando de la Rua). "No
me llamaron por mi prontuario, me llamaron por mi inteligencia" –
Carlos Grosso. “En
este país, nadie se hace rico trabajando" - Luis Barrionuevo. "Los
depósitos serán devueltos en la moneda que fueron hechos" – Eduardo
Duhalde. "El 9 de julio el festejo será doble: Vamos a celebrar
nuestra independencia y la finalización de más de cuatro años de recesión en
la Argentina" – Eduardo Duhalde. "Soy el único que puede
sacar al país del caos" – Carlos Menem. "La patria está
condenada al éxito" – Eduardo Duhalde. "Nunca he hecho nada
que no estuviera autorizado por la ley" – María Julia Alsogaray. "He
visto algo que no puedo contar" – Carlos Reutemann. "También
Jesucristo fue crucificado por los odios que despertó" – Carlos
Menem. “Me aguanté dos años al papanatas de Fernando de la Rúa, mire si
no iba a estar contento con un presidente peronista y de la provincia de Buenos
Aires..., por favor” - Carlos Ruckauf ."Hoy se puede decir que la
indigencia se terminó" – Hilda “Chiche” Duhalde.
En fin. Hasta aquí llega mi memoria. Aunque no debo ser injusto y dejar pasar aquella sentencia manifestada por el General Juan Domingo Perón: “El 2000 nos encontrará unidos o dominados”. Y debo confesar que aún me resisto de dar mi punto de vista.
Adolfo
M. Vaccaro
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