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Dos modelos en pugna

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EEUU VERSUS EUROPA
EEUU VERSUS EUROPA

¿Quién hubiera pensado a principios de 2009 que el Dow Jones se iba a recuperar en casi un 20 por ciento al final del este año? ¿Y quién hubiera apostado a que el petróleo duplicara su precio a fin de año? Pocos, muy pocos creían en semejante suba. Pero fue así.

 

A la par de la caída del dólar frente al euro, tanto Wall Street como el mercado de commodities obtuvieron sustantivas ganancias durante 2009.

La divisa norteamericana reflejó los síntomas de la debilidad de la economía luego de un marcado ciclo recesivo que amenazaba con prolongarse.

Sin embargo, paulatinamente y a pesar de muchas críticas de Wall Street, la administración Obama está logrando sacar al país de una fuerte contracción económica.

La fuerte inyección de recursos de los gobiernos a los bancos irrigó de liquidez a las entidades y evitó que estas instituciones cayeran en situación de quiebra arrastrando a miles de ciudadanos estadounidenses.

Las autoridades entendieron entonces que, sin crédito disponible, el consumo se desplomaría, las empresas verían mermados sus ingresos, aumentaría el desempleo y millones de familias irían a la quiebra.

Con este diagnóstico, desde Washington se diseñó una estrategia que luego fue seguida por el resto de las naciones más desarrolladas del mundo.

Aun hoy el problema no está resuelto. El desempleo es muy alto en el mundo y en los EE.UU. en especial, y amenaza con ir hacia tasas más elevadas. El desempleo es prioridad en los Estados Unidos, al punto tal que aun cuando hay rebrote inflacionario y el consumo no termina de despegar, la Reserva Federal mantiene una posición de cautela en su política de tasas.

No habría que esperar cambios súbitos pero todo parece indicar que el desempleo irá hacia un paulatino descenso en los EE.UU. debido a su flexibilidad laboral y su propensión al consumo.

De allí que ahora los analistas y los inversores ya no sólo miran hacia Washington sino también hacia Frankfurt para poder determinar qué es lo que hará el Banco Central Europeo.

Las crisis en Polonia, Ucrania, Hungría y las recientes debilidades en Grecia, Irlanda y España, encendieron las luces de alarma por el peligro de otras disrupciones en el mundo financiero.

En el caso de los países del este europeo, la situación fue controlada mediante los mecanismos y la asistencia del Fondo Monetario Internacional (FMI). Pero ¿qué pasará en el caso de los celtas y de los mediterráneos?

Sin duda, ésta es una prueba de fuego para la unión monetaria porque por primera vez está en juego Maastricht y la estabilidad continental.

El gobierno alemán ya ha planteado su oposición a que los gobiernos brinden mayores recursos para paliar la crisis. Para la canciller Angela Merkel cada uno de los países miembros deberá tomar sus propias medidas correctivas. Algo similar planteó el presidente francés Nicholas Sarkozy. Los hombres fuertes de la zona Euro enfrentan 2010 con el desafío de evitar el colapso.

Ese desafío consiste ni más ni menos que en determinar quién va a hacerse cargo de una eventual caída de un miembro. En otras palabras, si un miembro del Euro entra en crisis, ¿lo salva el BCE o lo salva el FMI?

En el primero de los casos, la señal es hacia el fortalecimiento de la moneda comunitaria y el nuevo rol del BCE en la supervisión de los países miembros. Pero el costo sería ir hacia nuevos salvatajes.

En el segundo de los casos, la señal sería muy negativa para los mercados, convertiría al euro en una moneda sólo para los países ricos del viejo continente, y dejaría a los países más débiles en una posición muy indefensa. En este caso, el costo podría llegar hasta una ruptura de la comunidad y la adopción de las viejas monedas por parte de los países en problemas.

La inestabilidad amenaza con extenderse más allá de los casos de Atenas, Dublin y Madrid. ¿Qué pasa con los países que recién este año ingresaron en la zona Euro? Por caso, ¿la situación en Eslovaquia, Eslovenia, Chipre, Malta y otros es estable?

2010 presenta serios desafíos tanto para los Estados Unidos como para Europa y la inestabilidad puede ser un síntoma común para ambos. Todo dependerá de cómo se adapten esas economías para saber cuál será el comportamiento de los mercados. La clave pasará por la versatilidad de cada economía a la hora de enfrentar sus propias limitaciones, y en este sentido la rigidez normativa europea es un serio obstáculo para superar la crisis frente a la tradicional flexibilidad del modelo norteamericano.

Mientras tanto, Beijing y Tokio observan con cautela...

Miguel Angel Rouco
DyN

 

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