Para evitar pérdidas de tiempo aclaro preliminarmente,  que: jamás compré ni compraría un libro de Marcos Aguinis, Sergio Bergman o Santiago Kovadloff.

Tengo escasísimas o ninguna coincidencia ideológica con ellos. Tampoco las tengo con la línea editorial del diario “La Nación” ni con Mariano Grondona, Debo aclarar también que, por razones de edad, no puedo estar sospechado de participación política o armada en los 70.

A partir, entonces, de la nota titulada  publicada días atrás en este medio por el Sr. Hugo Presman, me surgen algunas dudas e interrogantes que deseo compartir con los lectores:

¿Puede haber intelectuales honestos y no de izquierda? ¿Honestidad y pregresismo son la misma cosa? ¿Existen corruptos que dicen ser de  izquierda o centro izquierda?

¿Redistribuir escandalosamente el ingreso a favor de los más ricos y servirse clientelísticamente de la mayor cantidad de pobres cada vez mas pobres, es una política progresista y de derechos humanos?¿Son protegidos los derechos humanos de los miles de personas privadas de libertad en la Argentina, las cuáles en un 95 o más % son pobres?¿Y los de los enfermos? ¿Y los de la masa de jubilados que gana $ 800?.

¿Podrían ser considerados de lesa humanidad algunos de los crímenes de la guerrilla de los 70? ¿Jaime, Uberti, Capaccioli, y Felisa Micelli  son más progresistas y mejores personas que  De Angeli, Buzzi, Forte o Llambías? Quienes le hicieron mas daño a la Argentina? Kovadloff, Aguinis y Bergman, o los políticos que financian sus campañas con dinero sucio? ¿O los que destruyeron el Indec y cerraron las exportaciones de trigo y carne, beneficiando circunstancialmente  a las clases medias y altas , sobre todo en el caso de la carne , en  perjuicio de los verdaderos pobres? ¿Acaso Bergman, Aguinis o Kovadloff  fueron los que primero instigaron y después toleraron por mas de tres años el corte de un puente  internacional?.

¿Se puede ser judío de izquierda, de centro o de derecha? ¿O a quienes profesan la religión judía sólo les está permitido  ser “progre” o de “izquierda? ¿Por qué razón un intelectual, que puede ser un artista plástico, un poeta o un novelista, debería comprender mejor la problemática del país que un sindicalista, un empresario, un productor agropecuario o un estudioso de la sociología,  economía o  política? ¿Por qué puede opinar de política en el programa de Grondona, el Sr. Braga Menéndez, y no Kovadloff?

¿Se puede condenar, aún intelectualmente, a alguien por expresar sus ideas en el diario “La Nación”, donde además de Kovadloff o Grondona, escriben o han escrito  personas tan insospechadas de ser monstruos de la derecha como Beatriz Sarlo,  Roberto Frenkel o Rafael Bielsa? ¿Si Kovadloff  es un apologista de la derecha autoritaria  por escribir en el diario de los Mitre ,qué se podría decir del profesor del CEMA, Amado Boudou y del “golden boy” de Memem, Hernán Martín Pérez Redrado?¿Puede existir en el país un diario de línea editorial conservadora en lo político y liberal en lo económico o sólo deberían leerse “El Argentino” y “Página12”? A modo de ejemplo, ¿en Inglaterra no coexisten el Times y el Guardian? Por cierto que con disculpas al Guardian por la horrenda comparación...

¿Que pensamiento subyace en la nota del Sr Presman?  Todo que es o parece ser, de acuerdo con su pensamiento, de izquierda es bueno o cuanto menos, todo lo que no encaja en ese molde,  merece la descalificación mas absoluta desde lo ideológico, lo personal y hasta lo religioso.

Todo se sustenta en un clarísimo prejuicio desmentido por la experiencia de la casi totalidad de los países del primer mundo y la de varios de América Latina donde se alternan gobiernos de uno y otro signo con éxitos y fracasos de ambos lados, sin que se produzca el Apocalipsis.  Otro prejuicio o lugar común: los intelectuales deben ser la vanguardia esclarecida de la política. Una política exitosa puede ser comandada por un profesor de derecho (Obama o Zapatero) o por un sindicalista tornero (Lula). Otro prejuicio: todo el campo es oligarca y lleno de dinero. Y así podría seguir varias páginas más.

En verdad y sin ánimo de defender a los particularmente atacados, con quienes, reitero, no tengo prácticamente coincidencias ideológicas, debo decir que la nota de Presman, tal vez mas que la prosa de Kovadloff,  es la que transpira intolerancia y empalaga de prejuicios, falta de rigor  y lugares comunes, los cuales, como, seguramente desde el propio Presman hasta el último lector estarán de acuerdo conmigo, no son patrimonio de la derecha ni de la izquierda.

Para cerrar, vale recordar el título de un extraordinario artículo de Beatriz Sarlo publicado en  Página 12, sí en Página 12, no en La Nación,  el 28 de marzo de 2004. “Nunca más el discurso único”.

Oscar Garay