Podría empezar el abordaje de la cuestión con la típica frase de las viejas épocas estudiantiles: “Composición – Tema – La Soja”, y en realidad hasta resultaría apropiado.
La cosa es que más allá de lo trillado del asunto, cuando uno empieza a investigar al respecto, verdaderamente queda sorprendido por la magnitud que el mismo tiene y el impacto sobre tantos aspectos de la vida de las personas, tanto en términos cuantitativos como cualitativos.
Honestamente lo mío fue accidental por una presentación que tuve que hacer hace muy poco en un nuevo programa de TV y descubrí cosas que me dejaron más que sorprendida, por lo que me pareció importante compartirlo con otros que quizás como yo, nunca imaginaron que la cosa fuera tan grave.
La maratón para preparar la disertación me llevó a leer opiniones de distintos autores, que además, se especializan en diferentes disciplinas, lo que enriqueció aún más mi conocimiento.
Así por ejemplo, se ocupan de la problemática tanto la Biología, como la Medicina, la Sociología, Bioquímica, Economía, las Ciencias Políticas y las Jurídicas, la Agronomía, entre las más representativas, llegando cada una en su terreno a conclusiones que alarman, aún a los profesionales más moderados para emitir opinión.
Desde la perspectiva del perjuicio a la salud, todos los autores consultados coinciden en destacar el mito que se ha creado desde un comienzo en cuanto a que más o menos se trataba de una panacea, tomando como ejemplo el consumo que se le daba en China.
En realidad, parecería que la cosa no es así ni por asomo, ya que su consumo permanente puede conducir hasta a un deterioro irreversible.
Primero que la nuestra es transgénica, esto es, modificada genéticamente ad hoc para que las grandes corporaciones disminuyan costos sensiblemente y obtengan altísimas rentas. En China en cambio, su consumo se alterna con tolú y miso que es soja, pero fermentada, nunca transgénica.
Por otro lado, como propiedades, la soja tiene un alto contenido en proteínas y fitohormonas, útiles en la menopausia por ejemplo, pero que para niños menores de 5 años y embarazadas no resulta nada benéfica (aunque conozco mamás que por prescripción médica se las dan a los chiquitos en lugar de la leche común cuando son alérgicos a la misma). En este caso los estudiosos del tema, encontraron que la soja es un inhibidor de calcio, hierro y zinc fundamentales para el desarrollo de los niños. “El tema es que no sabemos el nivel de hormonas femeninas que se ingieren cuando se comen frecuentemente”, comentaba una especialista en nutrición en un Congreso médico hace poco.
La soja contiene por ejemplo isoflavonas, que dentro del organismo humano tienen funciones estrogénicas, de allí que su consumo "pueda incrementar en las mujeres el riesgo de contraer cáncer de mama y ovarios además de endometriosis, es decir, la producción de epitelio uterino fuera de la matriz, así como también suele promover embarazos anembrionados, en los que si bien existe el embarazo intrauterino, no se desarrolla el embrión normalmente en el interior del saco gestacional, es decir que si bien hay fecundación del óvulo y formación de placenta, no hay producción del embrión.
Este tipo de patología es sumamente frecuente en lugares donde la explotación de soja ha sido transformada en un monocultivo.
Parta el consumo de los niños, está totalmente contraindicada en menores de dos años y debe ser usada con mucha cautela en menores de cinco.
Por su alto contenido de filatos, interfiere en la absorción de zinc y de hierro, no aporta calcio y es deficitaria en nutrientes, según opinan los especialistas.
Al tener isoflavonas, la soja inhibe la peroxidasa tiroidea generadora de la síntesis de T3 y T4, lo que puede generar tiroiditis autoinmune o bocio.
Lamentablemente, en los comedores populares suele darse soja transgénica (recibida en donación de los grandes pooles), inclusive hasta donan la destinada a alimentar a animales. Para un chico desnutrido, esta ración de soja equivaldría a dos pastillas anticonceptivas diarias, dicen algunos estudios realizados sobre el tema.
Sin embargo, la cosa no sería tan grave si se la pudiera cocinar por el lapso de tres horas, lo que resulta imposible ante la economía en el consumo de gas que deben practicar estos centros comunitarios, que además es lo único que muchas veces tienen para ofrecer a los niños carenciados.
Otro aspecto interesante, es que tanta hormona femenina promueve el desarrollo precoz de las niñas y su consiguiente osteoporosis prematura, y en los varones hasta se han comprobado casos de sensible disminución de la producción de espermatozoides.
Por último, considerando que la base alimentaria de cerdos, gallinas y vacas en la mayoría de los lugares es la soja, resulta que de manera directa o indirecta la terminamos consumiendo todos, vegetarianos y carnívoros.
A todo lo dicho deberíamos sumarle la utilización del glifosato que hacen los productores, que es un herbicida de amplio espectro desarrollado para eliminar hierbas y arbustos, malezas que inhiben la producción, que genera intoxicaciones (y hasta en muchos casos seguidas de muerte), inflamación de pulmones, trastornos gastrointestinales, neumonía, vómitos, irritación de ojos o piel, destrucción de glóbulos rojos, etc.
En algunos estudios realizados por ejemplo en la Pcia. de Entre Ríos se ha determinado que la soja transgénica provocó malformaciones genitales en hombres y mujeres, disminución de la producción de espermatozoides y hasta cáncer.
La producción de soja empezó a nuestro país en la década del ´70, incrementándose exponencialmente la misma en lo ´80 y ´90, pero a partir de 1996 de manera muy solapada se permite llevar, sin estudios de impacto ambientales independientes previos, soja transgénica a nuestros campos. Es decir que se libera al mercado la variedad de productos genéticamente modificados.
No hubo ni consultas públicas ni discusiones parlamentarias ni legislación que avale tal acción.
Esta fue una de las grandes causas de los problemas socioambientales que tenemos en nuestro país por la invasión territorial que se produce al imponer el monocultivo de la soja transgénica.
Las fumigaciones, el desmonte, el desplazamiento de gente del campo a las ciudades, falta de alimentos, inundaciones, sequías, enfermedades nuevas por ejemplo en la piel y vías respiratorias, etc., si se escarba un poco aparecen vinculadas con la sojización de una u otra manera. Y esto se vende de manera engañosa como “fenómenos naturales”.
Además del deterioro de suelo, ya que la soja extrae de nuestro suelo toneladas de nutrientes como nitrógeno, fósforo, agua, etc. en millones de toneladas y litros que se van con la soja cuando ésta se comercializa a donde sea.
Por otra parte, como el monocultivo se expande, hay necesariamente deforestación, lo que sigue alterando el medio ambiente
Otro tema importante es el impacto social, donde se ejerce una “agricultura sin agricultores”, se excluyen más productores porque son sometidos o desplazados por los grandes monopolios.
Las grandes Corporaciones son las únicas que se benefician con este negocio. La soja transgénica es agricultura industrial, sale de semillas que producen grandes corporaciones, que utilizan fertilizantes, fungicidas y herbicidas de grandes corporaciones, que utilizan maquinarias de alta tecnología que compran a otras grandes corporaciones, se fumiga desde avionetas pertenecientes a más corporaciones y se necesitan apenas dos personas para 500 hectáreas, además de que sólo se requiere tierra.
Los costos de producción son muy bajos, es decir que la rentabilidad es enorme.
En realidad hay autores que lo definen como un “modelo ecocida”, que destruye el ecosistema y la salud de las personas.
Por ejemplo a nivel de medioambiente, también destruye microorganismos del suelo por la constante utilización de herbicidas, contamina las napas freáticas, destruye insectos que son benéficos para mantener el equilibrio, se produce una desertización y pérdida de biodiversidad de los ecosistemas.
Con herbicidas como el glifosato que eliminan las malezas que interfieren para el cultivo, arrasan con microorganismos del suelo y hasta con otras plantaciones. Se pierden cada vez más hectáreas, incluso porque áreas nacionales protegidas se venden en lotes a corporaciones para su explotación.
Otra cuestión es que desde la década de los 70 se han incrementado las lluvias en el país considerablemente y con ellas las inundaciones. Esto se generó por un cambio climático ocasionado (deterioro de la capa de ozono, calentamiento global) y también por las extensiones sembradas de soja de bajo consumo hídrico, que como no retiene agua sino que la deja correr, cuando llueve, el agua se desplaza por el campo y engrosa los caudales de los ríos provocando inundaciones. Donde había montes con árboles, hubo desmonte y el agua no se absorbe.
Las grandes corporaciones se llevan fortunas, aumenta entonces las rentas y sus ganancias. Si embargo como se requiere una cantidad mínima de personal para trabajar, el negocio de la soja incrementó de manera exponencial la desocupación en los campos y la emigración hacia las ciudades, donde también las cosas están complicadas. La masa salarial disminuyó de manera alarmante en términos absolutos porque la maquinaria reemplaza al trabajador.
También el modelo sojero permite una gran concentración de tierras en manos de unos pocos productores o pooles de siembra.
Esto además redundó en la disminución de la producción de otros tipos de alimentos como la leche, frutas, legumbres o cultivos como el algodón.
En Latinoamérica en general se han perseguido al campesino para quitarles las tierras para cultivar soja. Los grandes monopolios entonces mediante esto, someten a pueblos enteros controlando su agricultura y su alimentación destruyendo así sus territorios, hasta decidiendo donde debe vivir la gente de esas zonas y cómo. Se destruyen las economías regionales.
Por último, menciono algo que también me impresionó mucho y es que según el tamaño del productor de la semilla, mediante contratos de regalía extendida, las grandes Corporaciones se apropian de una parte de la renta agraria cuando obligan a los productores renuncian a su derecho a producir semillas, solo pueden producir soja pero deben comprarles las semillas a estos monopolios que practican una manipulación genética tal en las mismas que una vez utilizada la semilla no sirve más a futuro.
En fin, señoras y señores, con ustedes, La Soja”. (Y después de todo lo expuesto, no puedo agregar que los dejo en buenas manos….)
Nidia G. Osimani