La contienda continúa de manera contundente y furibunda. Ambos contrincantes se trenzaron en un duelo de aquellos, luego de medirse de ojito despaciosamente. Luego ella le mandó un cross derecho directo al mentón, y él reculó, trastabilló, vio todos los planetas del sistema solar y su protector bucal voló por Aerolíneas. La multitud, debajo del ring, deliraba lanzando gritos y berridos con reminiscencias selváticas. Aguante, Tarzán, que Tantor y Chita te acompañan.
Es que el hasta ahora embate verbal entre Elisa Lilita Carrió y Aníbal La Morsa Fernández no cede, pues la auténtica peso pesado de la política vernácula hace oídos sordos a la campana que marca la conclusión del round. Demoledora como es, no cejará en su ímpetu de hacer retroceder a los desconcertados kirchneristas que siguen dando golpes en el aire.
La ex legisladora por el ARI tiene entre ceja y ceja a los gemelos no reconocidos Fernández, al mencionado Aníbal y a su coequiper Alberto, a quienes defenestró calificándolos como poseedores de una “vulgaridad extrema, y tener un ministro del Interior como Aníbal Fernández es una verguenza nacional porque ese chico no fue educado en ningún lado".
¿Qué quiso decir Lilita? Pues bien, si se remite al diccionario, la definición de vulgar sería algo así como “perteneciente al vulgo, común o general por contraposición a especial o técnico”. Por eso se infiere que, sin hesitar, la Carrió los ve como la conformación de un dueto nada especial y poco inteligente. Un par de chabacanos, bah.
Réplica contundente
Si bien Alberto hizo mutis por el foro, el verborrágico Aníbal salió a pegarle a la ex aliancista con artillería pesada: “No sé porqué tiene la necesidad de insultar. Vive enroscada en el odio, en insultos facilistas; menoscaba a los otros para que ella pueda sentirse bien. Son insultos tras insultos, blasfemias, acusaciones, agresiones. Tiene la que tenían los sondergerich, los tribunales nazi, compuesto por nazis y con una visión sesgada de la política, con lo cual cualquier cosa que se tomaba tenía que pasar solamente por el vidrio del concepto nazi. No es que nosotros tomamos dirigentes del ARI sino que se van porque ante los desvaríos que ella mantiene en forma permanente por abstinencia de hidratos de carbonos fermentados o refinados, hace que los agreda y cuando llega el colmo de la discusión invoca su relación con Dios y descalifica a todos lo demás". Muy duro el ministro del Interior, pues la calificó de nazi, que vive enroscada y lo que es peor, que desvaría por abstinencia de hidratos de carbonos fermentados o refinados. Para Aníbal Fernández, entonces Elisa Carrió es una serpiente gorda de ideología nazi. ¿No se le habrá ido un poco la mano?
De fija que la dirigente nacional del ARI no se quedará calladita de brazos cruzados, pues es sabido que no se caracteriza por su afán de hacer componendas. Seguramente estallará de ira furibunda y, en lugar de correr a la heladera para atiborrarse de comida, pondrá el ventilador a full y no se salvará nadie del elenco estable del oficialismo.
En fin, nada nuevo bajo el sol. Volvé Cicerón, que te perdonamos.
Fernando Paolella