El diario británico que expresara el año pasado que “la Argentina es la tierra de las oportunidades desperdiciadas” y que “el peronismo remplaza política por populismo” da su mirada sobre el tema de la inflación en la Argentina.

“Ulyses Dodino tiene que soportar el precio de sus empanadas – tan amadas en la Argentina - cada semana a causa de la subida de precios de carne vacuna, pollo y queso.

`No hay límite´, se queja. Él ahora cobra 27 pesos (£ 4.60, $ 7, 5 €) por una docena, un peso más que hace unos días, pero debería estar cobrando 32 pesos para hacer el dinero que forjó en diciembre, el vendedor explicó.

Argentina sufrió una hiperinflación en la década de 1980 cuando algunos comercios usaban megáfonos para anunciar aquella subida de precios tan rápida. El país está lejos de esa situación hoy en día, pero pocos creen que la afirmación del Gobierno de que los precios fuera de control - sobre todo la carne de vacuno - son simplemente las `tensiones en los precios´ de una economía con un crecimiento robusto.

Los datos oficiales de inflación de la Argentina han perdido toda credibilidad desde que el Gobierno comenzó a cambiar a su personal clave y la metodología del Instituto Nacional de Estadística hace tres años. Como resultado, nadie sabe el nivel de inflación que hay en realidad. Los comerciantes, mayormente erran de buena fe, al aumentar los precios.

El Gobierno informó una inflación del 1,2 por ciento en febrero, una de casi cuatro años mayor, considerando la inflación de 12 meses a 9,1 por ciento, después de 7,7 por ciento en 2009. Pero muchos economistas calculan que los precios subieron a más del doble de la tasa interanual que duran y bosquejan una inflación de 25 a 30 por ciento para 2010.

El Gobierno respondió a las denuncias de aumentos de precios de este mes, mediante la creación de puestos de venta de pescado congelado barato, por lo que los compradores tenían que hacer cola durante horas.

Roberto Frenkel, uno de los arquitectos del plan de estabilización monetaria de la Argentina en la década de 1980, que frenó temporalmente la inflación, dijo que no era una cuestión del Gobierno de perder el control económico sino que `no reconoce el problema´, señala.

El vice-presidente Julio Cobos, se hizo eco de esa opinión. `No se puede negar la inflación. Uno de los mayores problemas de nuestro país hoy es la pérdida de poder adquisitivo. Y mientras que la realidad se niegue, es muy difícil tomar medidas ´, dijo.

Cobos, está cada vez más en desacuerdo con el Gobierno, a pesar de su posición, y se profesa que se prepara para postularse a la presidencia en las elecciones del próximo año.

Según algunas estimaciones, el 70 por ciento de los argentinos que ganan menos de 2.000 pesos al mes tienen dificultades para costear una canasta de bienes básicos real. Sin embargo, debido a los subsidios del Gobierno, las tasas de servicios públicos y el transporte público siguen siendo mucho más barato en Argentina que en otros países.

El pronóstico es que las cosas empeoran. Actualmente, los maestros y profesores universitarios han ganado los aumentos salariales de hasta el 26 por ciento y el jefe de la confederación sindical principal, Hugo Moyano, advirtió que otros sectores tendrán subidas similares.

El aliado del Gobierno, firme por lo general, dijo este mes que `la inflación es una realidad que puede sentirse todos los días cuando vas al supermercado, y tendremos que tenerlo en cuenta en las discusiones salariales´.

No sólo los compradores son los que están sintiendo el dolor. La inflación hace que la Argentina sea un lugar menos atractivo para filmar películas y comerciales - un negocio que floreció después que el país se convirtió en un lugar muy económico consecuente al de su casi US $ 100 millardos por defecto en 2001. Ahora, se está disipando a lugares como Sudáfrica y Uruguay.

El alto poder adquisitivo de este Gobierno de centro-izquierda para aprovechar los fondos del Banco Central para pagar la deuda, es también susceptible a las mayores críticas.

`Somos de los que opinan de que el dinero es fungible, el fácil acceso del Gobierno a las reservas del Banco Central, abre la puerta a un aumento significativo del gasto público en 2010. . . que es probable que generen presiones inflacionarias´, dijo Alberto Ramos, economista de Goldman Sachs.

A pesar de un gasto público de más del 30 por ciento, lo que muchos economistas consideran insostenible, la Argentina no entrará el circulo beneficioso de precios-salarios hasta que se aprecie que el Banco Central ha perdido el control de la política monetaria, dice Fernando Narvajas en think-tank FIEL. Pero advirtió algo: `Tenemos una cita con una crisis inflacionaria en el 2011.”

By Jude Webber for Financial Times (www.ft.com)
http://www.ft.com/cms/s/0/2432bbe2-4193-11df-865a-00144feabdc0.html

Traducción por
Equipo de Política
 Tribuna de Periodistas