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LOS NIÑOS EXPLOTADOS

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LA DESIDIA QUE NO CESA
LA DESIDIA QUE NO CESA

    Si bien la explotación laboral y sexual infantil ocurrió desde siempre en los países tercermundistas, en Argentina se ha sextuplicado durante los diez últimos años. La ceguera que produjo el modelo neoliberal, habiendo hecho creer a una mayoría que transitábamos el sendero del primer mundo, hoy nos demuestra las consecuencias producidas.

 

    Un millón y medio de niños son explotados en diversos emprendimientos para abaratar costos empresariales, obligando muchas veces a los padres para que inserten a su descendencia en la acción productiva, dado que suele pagarse jornadas laborales conforme a las exigencias cuantitativas. Estas condiciones implícitas obligatorias, que no figuran en ningún contrato, hacen que los necesitados de obtener una fuente de trabajo en negro, sean conminados a llevar a sus pequeños hijos para ser explotados bajo circunstancias infrahumanas.

    Las empresas rurales son las máximas responsables de estos despropósitos que suelen sustentarse en la carencia de una legislación estatal que regule el aprovechamiento de mano de obra infantil, permitiéndoles obtener elevadas ganancias en detrimento de una baja calidad de vida que, como siempre, afecta a los más desamparados del sistema.

    Las organizaciones clandestinas que manejan la de venta de órganos y la pedofilia, siguen incrementando la execrable estadística de este submundo protegido por las altas esferas políticas provinciales.

 

 

ANGELITO NEGRO

(Sobre un hecho acaecido en febrero de 2000, en la localidad de Alberdi-Provincia de Tucumán)

 

    Angelito negro...descansa...como siempre...sin lavarte esas manos, en donde la sangre coagulada de tus uñas se evaporará cuando alcances tu sueño de niño.
  
Jugarás oníricamente con todo aquello que tu responsabilidad te ha quitado...solamente hasta la madrugada...cuando un escaso desayuno y una cara mal templada te darán las fuerzas necesarias para volver al matadero.
  
Afilarás el cuchillo acostumbrado...lo portarás avezadamente en tu diminuta palma...harás la cola esperando, junto a otros angelitos, el turno para que el capataz de 13 años te seleccione.
  
Tus manitas expertas matan y descuartizan animales, a sabiendas que encontrarás en sus vísceras el sustento alimenticio para tu familia empobrecida.
  
Los mágicos sueños de tus noches se transforman en cruentas realidades, salpicando con la sangre de las bestias a tus ojos dueños de inocentes verdades.
  
Angelito negro, de mirada añosa y triste...espíritu poseído por el canto del mensú...explotado por los capangas que esconden su látigo, haciendo la patria de unos pocos.
  
Esa patria que extrae lo mejor de sus hijos, devolviéndoles unas migajas insuficientes para que sigan peleando por un futuro sufriente y desconectado de los principios básicos que hacen a la dignidad igualitaria...y, como dice ese tema musical: “...pintor de mi país de pincel extranjero...recupera el amor si eres capaz de sentirlo,...deja de seguir el camino de los pintores viejos e indolentes...no desprecies a esos angelitos negros...”

 

Adolfo Vaccaro

 

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