Una vieja noviecita del consorte presidencial Néstor Kirchner, la señora Angela Guatti, es la beneficiaria de un negocio insólito: comparte con Kirchner la explotación de las pasarelas que permiten admirar el Glaciar Perito Moreno en El Calafate, que debería ser rebautizado Kalafate pues en la práctica es casi todo de los KK.
Resulta cuando menos llamativo que la Sra. A.G. viva en la quinta presidencial de Olivos, desde hace más de 8 meses habiendo dejado su hermoso departamento sito en una de las zonas más caras de la Capital Federal.
Esta señora tiene el privilegio de compartir con el matrimonio presidencial, no solamente su tiempo en algunas funciones de gobierno, sino que también es la propietaria del inmueble edificio “su lugar en el mundo” nuestra presidente. En efecto, dicho inmueble aún permanece registrado a nombre de A.G. y el hecho de haberles cedido el uso de tal bien resultó una amable “atención” por algunos otros negocitos compartidos.
La propietaria del Hotel Los Alamos, la Sra. A.G., hubo de conocer las mieles del poder despuntando con el excelente negociado del Hotel Los Notros, ubicado en aquel remoto paraje sureño. El Hotel estaba instalado en un Parque Nacional, por lo que el gobierno de N.K. sostuvo que no podía permitirse una actividad privada en el mismo, así que con amenaza de expropiación adquirió a precio vil (unos 4 millones de dólares) ese establecimiento hotelero (ya comenzaba con ese rubro “blanqueador de capitales”) para luego, siendo él gobierno, disponer la expropiación haciéndole pagar al fisco más de 36 millones de dólares, lo que se dice ¡un negocio redondito!
Dicen las malas lenguas que A.G. no habría quedado muy contenta con su porción de la torta, por lo que exigió otras compensaciones que devendrían con el correr de los años.
Ahí podemos encontrar el embrión de la vocación hotelera de los KK, un rubro muy conveniente para hacer aparecer como de ocupación plena establecimientos que son visitados por muy escasos huéspedes, aunque en los libros y facturas reflejen otra cosa.
El problema de los KK no es generar dinero. El problema es blanquear los miles de millones de pesos que produce su asociación ilícita. Nótese que en la causa judicial denominada, ampulosamente, mafia de los medicamentos, han salido a luz supuestos aportes a la campaña presidencial que no habrían derivado de los empresarios de la salud, siendo suficiente prestar sus nombres para pretender dar cuenta del origen de esos supuestos aportes. No se pedía dinero, pues eso sobraba, se pedían cheques que “alguien” cubría.
Sería muy interesante que algún fiscal se interesase por la Sra. A.G. y su entorno, en relación a sus vinculaciones económicas con el matrimonio presidencial, aunque, tal como están los tiempos de la justicia, parece que habría que esperar el fin del kirchnerato, que a mi ver aún no tiene fecha de vencimiento y parece de muy larga duración.
Enrique Piragini