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Efectos despreciables

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BERGOGLIO LE TIRA LAS OREJAS AL GOBIERNO
BERGOGLIO LE TIRA LAS OREJAS AL GOBIERNO

“Una confusa cultura mediática mediocrizada nos mantiene en la perplejidad del caos y de la anomia, de la permanente confrontación interna y de ‘internas’, distraídos por la noticia espectacular para no ver nuestra incapacidad frente a los problemas cotidianos. Es el mundo de los falsos modelos y de los libretos. La opresión más sutil es entonces la opresión de la mentira y del ocultamiento, eso sí; a base de mucha información, información opaca y, por tal, equívoca. Curiosamente, tenemos más información que nunca y, sin embargo, no sabemos qué pasa. Cercenada, deformada, reinterpretada, la sobreabundante información global empacha el alma con datos e imágenes, pero no hay profundidad en el saber. Confunde el realismo con el morbo manipulador, invasivo, para el que nadie está preparado pero que, en la paralizante perplejidad, obtiene réditos de propaganda. Deja imágenes descarnadas, sin esperanza”, dijo el cardenal Jorge Bergoglio en el Tedeum del 25 de mayo y las caras de muchos de los integrantes del gabinete nacional reflejaban un notorio disgusto.

 

Pero la corporación mediática nacional, como casi habitualmente, puso su mejor expresión de yo no fui y no se dio por aludida. Discretamente, mencionó esta contundente apreciación de la realidad periodística nacional en unos pocos parágrafos y omitió profundizar. Quizá por si las moscas, quien sabe.

El purpurado jesuita es famoso por sus duros palazos lanzados desde y fuera del púlpito, es un intelectual con sotana que no ahorra críticas a la hora de dilucidar la realidad argentina. Pero lo realmente paradójico, es que los medios hacen una gran promoción cuando sus dardos se lanzan sobre la frente de la corporación política, pero en esta ocasión decidieron mirar para otro lado.


Pintando y dibujando

Es bien real que desde hace un poco más de diez años, la sobreinformación globalizada ha parido un individuo dotado con un helado en la frente que arrojó por el inodoro el sentido crítico, según también evidenció Jean Baudrillard en su libro Las estrategias fatales :“Para que una cosa tenga un sentido, hace falta una escena, y para que exista una escena, hace falta una ilusión, un mínimo de ilusión, de movimiento imaginario, de desafío a lo real, que nos arrastre, que nos seduzca, que nos rebele. Sin esta dimensión propiamente estética, mítica, lúdica, ni siquiera existe escena de lo político, en la que algo pueda constituir un evento. Y esta ilusión mínima ha desaparecido para nosotros: no hay ninguna necesidad ni ninguna verosimilitud para nosotros en los acontecimientos de Biafra, de Chile, de Polonia, del terrorismo o de la inflación, o de la guerra fría. Tenemos una superrepresentación de ellos en los medios, pero ninguna imaginación verdadera. Todo eso para nosotros es simplemente obsceno, puesto que a través de los medios está hecho para ser visto sin ser contemplado, alucinado, entre líneas, absorbido como el sexo absorbe al mirón: a distancia. Ni espectadores, ni actores: somos unos mirones sin ilusión.

Si estamos anestesiados, es que ya no existe estética (en el sentido literal) de la escena política, ya no existe regla de juego. Pues la información y los medios no son una escena, un espacio con perspectiva, en el que se interpreta algo, sino una pantalla sin profundidad, una banda perforada de mensajes y señales a la que corresponde una lectura también perforada del receptor.

Nada puede compensar esta pérdida de toda escena y de toda ilusión en la simulación automática de los social, en la simulación automática de lo político. Y menos que nada el discurso de los políticos, obligados todos ellos a simular en una gesticulación patética, pornógrafos de la indiferencia cuya obscenidad oficial acompaña y subraya la obscenidad de un universo sin ilusión. Por otra parte, a nadie le importa un rábano. Estamos en el éxtasis de la política, y de la historia –perfectamente informados e impotentes, perfectamente solidarios y paralizados, perfectamente fijados en la estereofonía mundial- transpolitizados vivientes”,

Si los medios se encargan de dibujar y pintar para adornar la realidad, no lo hacen solos pues muchas veces hacen causa común con estos auténticos pornógrafos de la indiferencia, acertadísima definición del nombrado pensador francés de la clase política universal.

Si para muestra basta un botón, que mejor hacer hincapié en el arrepentimiento mediático de Juan Carlos Blumberg, luego de su juicio temerario sobre Sebastián Bordón. Conciente de que había metido la pata hasta los tuétanos, herr Blumberg buscó la ayuda de los medios para buscar una forma de reconciliarse con la dolida familia. Estaba resuelto a visitarlos en su casa para expresar su acto reparador, pero debía hacerlo bajo los rayos de cámaras y flashes. El inefable Luis Majul se apuró a invitar al matrimonio Bordón y a Blumberg, buscando que éstos lo perdonaran y la audiencia aplaudiera a rabiar. Pero nada de esto ocurrió, pues Myriam Bordón resolvió repudiar esta falacia poniéndole la cara sin mirarlo, mientras que su marido se limitó a brindarle un frío apretón de manos. Una vez más la realidad se impuso a la falacia mediática, y así un hipócrita e interesado acto de contrición era derrotado por los auténticos sentimientos de unos padres que no se rinden ni ante la mentira ni ante la adversidad.

 

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