Los resultados
de la evaluación que realizó un profesor en un curso de la universidad de La
Plata parece demostrar que ser joven en este país significa no solamente ser
sospechoso de cometer un delito (por eso que no nos sorprendan futuras leyes que
encarcelen a los jóvenes cuando terminen su niñez), sino que a través de
dicho examen nos enteramos de que son “ignorantes”, "no tienen
vocabulario”, “tienen una actitud facilista” etc. etc.
En principio quiero expresar mi total desacuerdo a esta
estigmatización de los jóvenes y esta reflexión se basa en la experiencia que
tengo como docente de ingresantes de dos universidades nacionales.
En primer lugar voy a referirme brevemente al examen que tomó
el docente. Este no mide la capacidad intelectual sino el capital cultural que
el alumno obtiene de la educación recibida. Me interesa comentar sobre este
punto cómo los alumnos ingresantes, es cierto, llegan a la universidad con
muchas falencias “sin ese capital cultural” pero para la tranquilidad del
“mediático” profesor Bernardo Areco, se adquiere en la propia experiencia
universitaria. Alumnos que fueron “bochados” en un primer examen se
presentan en la fecha siguiente teniendo un vocabulario más elaborado y
es muy factible que aprueben la materia. Reitero esto es por la socialización
que los alumnos tienen en la experiencia universitaria.
Está claro que sería importante que se tuviera ese
conocimiento cuando los alumnos ingresen a la universidad y es más saludable
que el eje del debate pase por el replanteo de de la educación en la Argentina
y no estigmatizar a los jóvenes.
En este punto quiero comentar mi propia experiencia
como alumno. Cuando yo ingresé a la carrera de sociología tenía compañeros
que provenían de colegios universitarios que conocían autores como
Marx, Weber, Durkheim, etc. y sentí que me separaba de ellos un abismo de
información, pero a medida en que fui avanzando en mi carrera, la distancia fue
desapareciendo.
Estamos mostrando nuestra intolerancia (tal vez producto de
una vejez no asumida) si analizamos a los jóvenes de hoy desde un modelo
de otra época, sería importante comprenderlos con las particularidades y
complejidades del actual contexto histórico y social. Los jóvenes forman
conjunto de rock antes que revistas literarias, filman videos en vez de escribir
poemas. Tal vez de esta manera podamos ver cómo sí existe una “cultura del
esfuerzo”.
Me atrevería a decir que el problema que plantea el
profesor Areco no me parece imposible de solucionar, como sí lo parece ser la
desnutrición infantil. Es conocido que si un niño no tiene una alimentación
correcta eso va a repercutir en todo su organismo y en el proceso de
aprendizaje.
El lunes 17 de mayo en el Hospital Provincial de
Rosario un chico de ocho años murió tras sufrir un cuadro de patologías
asociadas a un estado de desnutrición crónica. La desnutrición infantil
en nuestro país está generando estragos irreversibles, estos niños
no llegan a la universidad y en algunos casos, como es el del chico de Rosario,
ni llegan a ser jóvenes.
Miguel
Angel Ferraro
Profesor de la materia metodología
de estudio
Profesor adjunto de Cuestiones de
sociología, economía, y política
Investigador de la UNTREF
profesor de la materia Sociología
del CBC de la UBA.