“El poder destruye a quienes no lo tienen”. El Padrino III
El jefe de Gabinete Alberto Fernández descartó que el gobierno hablara de un complot, en el mediodía del martes 8 de junio. Pero el presidente Néstor Kirchner había afirmado el día anterior que ningún fiscal lo iba a castrar, en clara alusión al pedido del fiscal Stornelli a la justicia de investigar si tenía asidero la denuncia del mentado complot. Sucede que desde la mencionada famosa cena en el Regimiento de Patricios, el pinguinerismo salió con los botines de punta contra una supuesta conspiración urdida por la más extraña ralea de sujetos, grupos fantasmales, monstruos y espantos varios.
A medida que estas líneas van tomando forma, le viene a la memoria a este escriba un genial episodio de la serie Los Simpson. En el mismo, Marge deviene jugadora compulsiva y no para de apostar a las máquinas tragamonedas en el casino de Burns. Pasa jornadas enteras dale que te dale a la manivela, descuidando por completo a Homero, Lisa y Bart. Entonces, el panzón no tiene más remedio que hacer también de amo de casa. Una noche, cuando le va a dar el besito de la buenos sueños a Lisa, ésta le dice que no puede dormir, ya que cree que vio al cuco. Homero, en lugar de tranquilizarla como sería lógico, se paranoiquea y no tiene mejor idea que pasarle el pánico a Bart. Cuando a la mañana siguiente por fin retorna la pródiga ama de casa, encontró a su familia parapetada detrás de un sofá volcado, con Homero apuntándole con una escopeta doble caño.“Homero, ¿qué pasó?, pregunta viendo la puerta y las paredes repletas de perdigones. “Nada, Marge, es que Lisa vio al cuco”. Telón apresurado.
De todos los miedos, la Reina de Corazones
Pero la realidad no es un episodio de Los Simpson, donde el miedo infantil de Lisa infunde una paranoia galopante a Homero y lo lleva a improvisar una trinchera con un sofá. El proceder del oficialismo se asemeja bastante al del gracioso obeso de Springfield, que en lugar de investigar concientemente, se puso a denunciar la hipotética existencia del mismo y a meter en esa extraña bolsa a todos aquellos que no comulgan con su ideario (si es que tiene en realidad uno, claro). En el saco, metieron a Mauricio Macri, a Ricardo López Murphy, al empresario Avila, a los resabios menemistas, a los periodistas independientes de verdad, mientras que a Elisa Carrió el sacado Julio De Vido intentó meterla entre rejas. Mientras que por otro lado, a este sitio y a otros similares o se intentó silenciarlos, censurarlos o lisa y llanamente amenazarlos.
Este cuento del complot sólo es una faceta más de la compleja personalidad pinguinense. Pues según Darío Gallo, editor de política nacional de Noticias: “¿Dónde encasillarlo a Néstor Kirchner? ¿Es el que denuncia a los desestabilizadores financiados “por los grupos económicos de siempre”?¿O el que negocia con esos grupos sin pestañear? Cuando recién ganó, Kirchner acusó al banquero Jorge Brito de conspirar a favor del menemismo. Ahora lo recibe con los brazos abiertos por que Brito juntó fondos para invertir en la obra pública que administra el superministro De Vido. ¿Es el Presidente “el hombre común buscando su utopía”? ¿O es un pragmático formado en la alta escuela menemista? ¿Es el que abraza a Hugo Chávez o el que manda tropas a Haití? La respuesta es simple, pero nada esclarecedora: es peronista”.
Mejor aún, ¿es un mandatario adicto a los golpes de efecto y actualmente, sembrador de antinomias paranoides? Puede ser un poco de cada cosa, sin dudas.
¿El gobierno tiene tanto miedo de su falta de sustentación política, que salió a los caminos a denunciar la presencia del lobo feroz amenazante?. Se asemeja a esa Reina de Corazones de Alicia en el país de las maravillas, que a cada paso ordenaba decapitaciones a granel:“La partida siguió su curso, y durante todo el tiempo la reina no dejaba de gritar: “A ése, ¡qué le corten la cabeza y a ésa, también!”. A todos los que iban condenando los tomaban como prisioneros en custodia los soldados, lo que hacía que ellos tuvieran que dejar sus puestos, de manera que, al cabo de un rato, ya no quedaban arcos, y los únicos jugadores eran el rey, la reina y Alicia, pues todos los demás jugadores estaban en custodia, sentenciados a muerte”.
Felizmente, Néstor Kirchner no sale con el hacha del verdugo al hombro, pero este juego perverso y peligroso símil Reina de Corazones, de continuarlo lo único que traerá aparejado es un total alejamiento del resto de las fuerzas políticas actuantes a nivel nacional. Pues es contraproducente, en lugar de formar un gobierno basado en el entendimiento, la tolerancia y la unidad de todos los sectores, conformar bloques estancos a lo ghetto, levantando murallas idiotas para que no se infiltren los malos de turno.
¿Es tan difícil tender una mano, comprender sin atosigar, que perseguir o defenestrar toda crítica, porque se cree que la misma proviene de un hipotético enemigo? Si de la estupidez y el ridículo jamás se retorna indemne, de la paranoia tampoco se regresa intacto porque el desgaste es mucho mayor.
Todavía se está a tiempo para dar una necesaria y urgente vuelta de tuerca, porque de seguir con esta cantinela, el mito del eterno retorno esperará a la vuelta de la esquina.
Fernando Paolella