Desde el mes de mayo del año pasado, el Gobierno viene elogiando a través de diferentes medios oficialistas el alto crecimiento de los depósitos bancarios en relación con años anteriores.
En lo que sería otra prueba del rol cada más intervencionista del Estado en la economía, se está discutiendo hace algunos meses la posibilidad que el gobierno vislumbre nuevas cargas para el sector financiero que se extenderían a la nacionalización de depósitos bancarios, con el respaldo entusiasta de los partidos duros de izquierda, hoy seducidos por el oficialismo.
La propuesta es de Claudio Lozano de Proyecto Sur y se trata de “la constitución de un Fondo Nacional para el Desarrollo con reservas de libre disponibilidad del BCRA que se destinarían al financiamiento de la actividad productiva”.
Esta propuesta —que si bien no es nueva, muchos temían— le viene más que bien a un kirchnerismo pre electoral ansioso por captar los votos de sectores de izquierda y centroizquierda que miran de reojo las medidas poco progresistas de ese mismo oficialismo. ¿Cómo catalogar a un Gobierno acostumbrado a financiar sus planes o “incentivar la producción” con fondos que no le corresponden?
La asignación universal por hijo, el programa de computadoras para los colegios, obra pública, pauta oficial y demás planes de gobierno fueron financiados con dinero del ANSES que se suponía eran para costear las jubilaciones y que irónicamente les han sido negadas a quien por defecto deberían habérseles otorgado.
Equipo de Política
Tribuna de Periodistas