“Por la boca, muere el pez”, frase célebre si la hay que en bastantes ocasiones ha sido utilizada en este sitio. Porque dilucida a las claras cuando un componente de la corporación política nacional se va de boca, vomita verbalmente aquello que no debió decir. Esto le ocurrió al presidente Néstor Kichner en la Cumbre de Monterrey (el 16 de febrero del corriente año), cuando se refirió que los 530 millones de dólares pertenecientes a los fondos públicos de Santa Cruz, estaban invertidos en la Reserva Federal de EEUU.

  Textualmente, el primer mandatario había aseverado que “en la mayor crisis de mi país, me tocaba gobernar la provincia de Santa Cruz y retiré los fondos de mi país llevándolos a la Reserva Federal de los EEUU a una tasa del 1 por ciento anual, mientras había gente invertía en el país al 30 por ciento anual, ganando en un año lo que nosotros proponíamos ganar 30. Cuando uno tiene altas tasas de interés asume como meta el riesgo y no la seguridad de la inversión.” Semejante bombazo no pasó desapercibido para el periodista Adrián Salbuchi, quien indagó esa punta pero jamás daría crédito a lo que sobrevendría después.

    Ni corto ni perezoso investigó si era cierto eso, pero la mencionada entidad estadounidense le mandó una respuesta contundente:“la información sobre inversiones es falaz. Usted debería dar aviso a las autoridades. La Reserva Federal es el banco central de los EEUU y, como tal realiza transacciones con gobiernos, bancos comerciales y otras instituciones financieras. La Reserva Federal no participa en operaciones de inversión y no existe ninguna oficina de la Reserva Federal en Santa Cruz”.  Motorizado por semejante revelación, le envió una misiva al citado Kirchner explicando todo esto, pero el aludido se refugió en un pesado silencio horadado por cantos de grillos.

    Pero luego otro se puso el sayo de bocón. El gobernador santacruceño Sergio Acevedo declaró a los medios que los fondos de marras se encontraban en bancos luxemburgueses y suizos, revelación que motivó una nueva carta al mandatario y al presidente del Banco Central, Pratt Gay.

    Como nuevamente el silencio de los justos se apersonó, junto con su colega del programa radial El Traductor, Enrique Romero, presentaron una denuncia penal patrocinada  por los letrados  Juan Carlos Iglesias y  Juan Gabriel Labaké, contra los nombrados para lograr un esclarecimiento de esta anormal situación. Esto tuvo lugar el pasado 5 de mayo, y luego de ese día la pesada rueda de la censura se echó a rodar.


¿Está todo bien?

   El citado programa se emitía los viernes de 21 a 23, en AM740 Radio Cooperativa, hasta que el miércoles 2 del mes en curso las autoridades de dicha emisora les sacaron la roja. ¿El motivo?. Más que obvio: “las razones que nos dieron son el haber recibido presiones de altas instancias del Gobierno Nacional, que están directamente relacionadas con la denuncia que radicamos el pasado 5 de mayo contra el presidente Néstor Kirchner, el gobernador santacruceño Sergio Acevedo y otras autoridades responsables, por el manejo y destino de los elusivos u$s 530 millones de fondos de la Provincia de Santa Cruz.

    Ya ese mismo día en que hicimos dicha denuncia, las autoridades de la Radio nos dieron alguna información respecto de estas presiones y nos hicieron algunas recomendaciones al respecto.  Ello nos obligó -como  seguramente muchos de ustedes habrán notado- a no poder referirnos a esta denuncia en nuestro propio programa, "El Traductor".  

    Al mismo tiempo, venimos abordando este tema con toda claridad y sin restricciones en otros medios radiales y televisivos de Buenos Aires, Capital Federal, Córdoba y de una veintena de localidades en todo el país, los cuales ejercen la libertad de prensa y no se dejan amordazar fácilmente.  Más allá de que se esté o no de acuerdo con sus respectivas líneas editoriales, al menos demuestran no ser pusilánimes en momentos en que el manejo de la información en la Argentina sufre importantes y crecientes restricciones. Resulta notable, sin embargo, que tras radicar nuestra denuncia por los fondos de Santa Cruz, se produzca una reacción injusta y desmedida por parte del Gobierno, la cual puede interpretarse como un claro indicador de la preocupación que esta Denuncia pareciera generar en las actuales máximas autoridades nacionales.  

    A su vez, a nuestro juicio, ello atenta directamente contra de la libertad de prensa  en la Argentina, lo que debe alertarnos ante el posible regreso de tácticas estalinistas en el manejo de la opinión pública, similares a las que los argentinos hemos sufrido en etapas muy oscuras de nuestro pasado reciente”, según la visión de ambos damnificados.

    Precisamente a esas tácticas se refirieron en la conferencia del miércoles 16, viejas conocidas de los responsables de esta sitio que las vienen sufriendo de forma cotidiana.

    La libertad de prensa y de expresión, es troceada en un banquete diabólico donde el Komisario Alberto Fernández hace de anfitrión para la gula emblemática de los personeros de la corporación mediática nacional. Luego de degustada ésta, se sirve el antídoto del “¡está todo bien!” que oportunamente es distribuido junto con los cucuruchos en la frente.

    Felizmente, a la brevedad El Traductor retornará al aire en una FM y su audiencia se seguirá deleitando con ese festival de verdades contundentes. Mientras que el alucinado kirchnerismo, más cerca del tero que del pingüino, proseguirá luchando contra espectros en complots hipotéticos cada vez más alejado de la realidad y la gente.

Fernando Paolella