“El Generalísimo se sublevó la noche del 17 de julio de 1936 contra aquella República que Federico apoyaba con toda su alma. Un mes después fue detenido por los falangistas en su querida Granada. El expediente decía que Federico era ‘un escritor subversivo y un homosexual’. Todo esto bastó para que el 18 de agosto de 1936 fuera fusilado junto a un maestro y a dos toreros anarquistas”. Esto escribió el historiador Felipe Pigna, en su columna dominical de Clarín Revista, el domingo 10 de octubre del corriente año.
Esto no es nuevo, prolonga una inexactitud histórica ampliamente difundida por el franquismo que se repite hasta el cansancio al día de hoy. Gracias a las investigaciones del hispanista Ian Gibson, que se tomó el trabajo de marchar a Granada para reconstruir el rompecabezas que aniquila este mito, se pudo determinar que la verdad al respecto es muy otra.
Federico no apoyaba ciegamente a la República, sino que no sólo era el poeta preferido de José Antonio Primo de Rivera, el fundador de Falange Española, además era su amigo personal y “sino que había recibido de éste —y aceptado— el encargo de componer el ‘Poema’ de la Falange. ‘Sólo Federico puede hacer eso’, había dicho el fundador ‘fascista’. Julio García adujo un dato elocuente a favor de su tesis: ‘Desde el 18 de julio, García Lorca, en Granada, se había escondido en casa de amigos suyos falangistas. Últimamente, en casa del también poeta Luis Rosales’”, según el libro Un millón de muertos, de José María Gironella.
El mismo Rosales, harto de tanta mentira, declaró en septiembre de 2005: “Lo mataron por una calumnia, ahí están los documentos. El Partido Comunista español, desde hace cuarenta años, está sacando tajada de Federico García Lorca”.
Desentrañando el mito
Ian Gibson se encontró en Granada con un muro de impunidad, protegido por silencio cómplice. Lo único que recibía cuando preguntaba sobre el final del poeta, era la letanía consabida de la detención por falangistas y su posterior fusilamiento, o la otra mentira, que los ejecutores habían sido guardias civiles, obrando por cuenta propia o por orden de vaya a saber quién. Así, en 2007 dio con la punta que desataría este complejo nudo gordiano: el hispanista Ian Gibson revela en su nuevo libro, titulado El hombre que detuvo a García Lorca. Ramón Ruiz Alonso y la muerte del poeta, las claves de la muerte del escritor granadino y señala al que fuera diputado de la Confederación Española de Derechas de España (CEDA) Ramón Ruiz Alonso como responsable de su detención. Así, Gibson explicó que con esta obra pretende esclarecer el trasfondo de la figura de Ruiz Alonso y definir el contexto en el cual se desarrolló su actuación desde que llegó a Granada en el año 1932 para participar en el periódico El Ideal .Ruiz Alonso fue activista político y diputado de la CEDA, un personaje clave en los comienzos de la Guerra Civil en Granada y un "importante propagandista de la ideología reaccionaria". Según el autor, Ruiz Alonso firmó la denuncia contra el poeta y participó activamente en su detención "motivado por la envidia literaria" que sentía hacia él, ya que conocía "a la perfección" la obra de Lorca y la "despreciaba". Asimismo, el hispanista definió a este personaje como un "fanático de la derecha reaccionaria y católica, lleno de un gran odio y resentimiento hacia la República, un hombre muy peligroso y vinculado estrechamente con la represión ejercida durante la guerra". Sin embargo, el propio Ruiz Alonso negó todas estas acusaciones en una entrevista que mantuvo con Gibson en el año 1967, asegurando que "sólo cumplió órdenes" y que acudió en solitario a detener al poeta, cuando, según el hispanista, la detención de Lorca fue una "operación de gran envergadura dirigida desde el Gobierno Civil"."En esos momentos, el odio, el temor y el revanchismo se habían apoderado de Granada y nadie iba a ir sólo a detener a una persona tan famosa como García Lorca", aseveró el escritor”, de acuerdo con el mundo.es del 25 de octubre de 2007.
Gironella, en su obra citada, había afirmado lo mismo, pero en 1961: “Al pronto, se culpó del atentado a los guardias civiles. Se dijo que sorprendieron a García Lorca escondido en la casa de un amigo y se lo llevaron a un olivar, de noche, y allí lo fusilaron a la plateada luz de la luna que él había llamado ‘mi historia sentimental’. Pero luego se supo que los guardias civiles fueron los simples ejecutores del hecho, que quien formuló la denuncia contra el poeta fue un diputado ‘’derechista’’, probablemente por rencores personales.”
Luego de todo esto, evidentemente nuestro reconocido historiador sin duda está mal informado pues le falta estos datos cruciales para desmadejar tanta maraña de verso nebuloso.
“Hoy siento en el corazón
Un vago temblor de estrellas
Y todas las rosas son
Tan blancas como mi pena”
(Federico García Lorca)
Fernando Paolella