María Elena Walsh definió a la Argentina durante los 70, como el país jardín de infantes. Un lugar donde regía el "no me acuerdo", los gobernantes de turno tomaban a la población de estúpidos y para los amigos estaba establecido el vale todo. En la tarde del feriado lunes 21, algunos personeros del oficialismo se dieron cita en Parque Norte a fin de acompañar a los piqueteros virtuales Luis D’Elía, Jorge Ceballos, Emilio Pérsico y elenco en el lanzamiento de la denominada Asamblea Nacional de Organizaciones Populares. Para dar color pingüinera al asunto, se apersonaron Carlos Tomada, Oscar Parrilli y la primera hermana Alicia K. Verlos todos juntos, antes que la pingüina diera el mal paso y se quebrara la muñeca, era como una versión remozada de aquella alusión aludida al principio. Juntitos y sonrientes, constituían la imagen vívida de una suprarrealidad jalonada por el sempiterno está todo bien.
Días atrás, la secta del pingüino alegre la emprendió contra su ex aliado y mentor Duhalde, como paso previo del desembarco de la primera dama Cristina Fernández Pilates de K, quien seguramente disputará la gobernación bonaerense con el inefable Aníbal Fernández, el ex duhaldista devenido transversal.
Días extraños
Ciertamente, lo que se está viviendo en el país es sumamente raro. Con toda la batería de la corporación mediática nacional midiendo con un ojo tuerto a los piqueteros malos, mientras que por el ojo de una aguja se cuelan los camellos de una verdad que se va de paseo. Los progresistas de ayer aparecen defendiendo a rajatabla el envío de tropas a Haití, como Miguel Bonasso, mientras se entierra definitivamente la promesa de dilucidar el caso AMIA fuera de los dictámenes parciales de la CIA y el Mossad. También desapareció el cacareado interés oficial por develar la masacre del Puente Pueyrredón, a escasos días de su luctuoso segundo aniversario, así como el bombazo que estalló en Plaza de Mayo el 20 de diciembre pasado fue olvidado de un plumazo. Además, se enterró en la niebla a los responsables de los disturbios mencionados en este sitio de Carlos Calvo y Bolívar, quienes se hicieron notar en Parque Norte. Cuando los medios a sueldo del oficialismo le echaban la bolsa al MIJD de Castells, se hicieron los otarios ante la imagen de los integrantes del MTD Evita enarbolando la clásica estrella federal de los Montoneros. Para colmo, fueron trasladados en patrullero y luego de la gresca diligentemente se los hizo borrarse en la espesura. Por supuesto, a estos no se les planteó ninguna causa penal ni nada parecido. Claro, pues son propia tropa como el corrupto y asesino Guillermo Villar, “pollo” de Ibarra y Jozami, de la Villa 21-24 de Barracas Sur.
Los bastoneros de la transversalidad no son más que una versión corregida y aumentada del menemismo, del que dicen aborrecer sus prácticas políticas. Pero como se afirmó categóricamente en este espacio, el kirchnerismo tiene vocación de tero pues hace que se pelea defendiendo los intereses nacionales para luego negociar bajo cuerda.
Por eso, motoriza descabelladas ideas como un complot espectral en ciernes, o se dice defensor de la libertad de prensa y garante de la pluralidad de opiniones, y conforma un komisariato émulo de Goebbels de la mano del otro mellizo no reconocido Alberto Fernández.
El rey del asteroide 325 del genial libro El Principito era sabio, más que la pretendida reina de corazones Cristina Fernández de K. Aunque parecía ridículo, reinando sólo en un pequeño asteroide, no era ningún bobo.“Hay que exigir a cada uno lo que cada uno puede hacer”, le comentó al Principito, “la autoridad reposa, en primer término, sobre la razón. Si ordenas a tu pueblo que vaya a arrojarse al mar, hará una revolución.”. El hartazgo de diciembre de 2001 echó por tierra al nefasto tándem De la Rúa-Cavallo, pero parece que las corporaciones gobernantes quemaron esas hojas de su memoria y siguen danzando en la cubierta del Titanic. Si al malogrado helicopterista De la Rúa le endilgaban estar presa de un sopor permanente, a los actuales inquilinos de Balcarce 50 tanta profusión de golpes de efecto y fuegos de artificio les descentró bastante el marulo. Aún están a tiempo de ponerlo en caja.
Si quieren, claro está.
Fernando Paolella