El presidente norteamericano Barack Obama sufrió una dura derrota en las elecciones legislativas del martes pasado y ahora se encuentra ante una disyuntiva por la que ya pasó en su momento en 2009 la presidenta Cristina Kirchner.
En medio de lo peor de la crisis internacional, el kirchnerismo perdió los comicios de mitad de mandato en la estratégica provincia de Buenos Aires.
Entonces, el matrimonio Kirchner ratificó una estrategia que ya había puesto en marcha un año antes, luego de otra derrota que fue política, aunque no electoral, el revés en la crisis por las retenciones agropecuarias.
Ante el traspié de 2008, el kirchnerismo optó por continuar su programa de reformas económicas y sociales de peso, al estatizar por ley los fondos privados de jubilaciones.
En 2009, la lectura del oficialismo fue la misma: "Profundizar el modelo". Fue entonces que el Gobierno avanzó con la Ley de Medios y la Asignación Universal por Hijo.
Ya en 2010 puso en manos del congreso el proyecto para que se permitiera el matrimonio entre personas del mismo sexo.
En todos los casos se trató de medidas del estilo de las que en Estados Unidos se denominan "bipartidistas", es decir, que encuentran apoyos tanto en sectores del oficialismo como en nada despreciables porciones de la oposición.
Obama se encuentra ahora ante la misma disyuntiva: claudicar en su programa de reformas o mostrarse como un presidente decidido a avanzar con el programa que presentó al electorado dos años atrás.
Como lo marcó el columnista John Nichols en el diario The Nation, las elecciones de mitad de mandato son decisivas en la construcción del "carácter" presidencial en los Estados Unidos.
Así, por caso, Franklin Roosevelt prometió el "New Deal" cuando asumió en 1932, pero recién comenzó a adoptar medidas "keynesianas" de peso luego de sufrir una fuerte derrota en las legislativas de 1934.
Ronald Reagan prometió transformar el país con la sólida victoria electoral que lo llevó a la Presidencia, pero en 1982 perdió en los comicios para congresistas. Así fue que Reagan mantuvo programas sociales que pensaba eliminar y luego ganó la reelección.
Bill Clinton también se sobrepuso a una derrota similar y puso en marcha una nueva agenda que fue bien recibida por la mayoría de los norteamericanos.
Encontrar la forma de ser "uno mismo" en la adversidad, poner sobre la mesa iniciativas que sean acompañadas por la sociedad y demostrar liderazgo al frente de la Nación deberán ser cuestiones de primera necesidad ahora en la administración Obama.
A su modo, en la lejana Argentina, el kirchnerismo lo había logrado en su momento, incluso antes de la muerte del ex presidente Néstor Kirchner.
Las últimas encuestas antes del fallecimiento del mandatario mostraban una recuperación en la consideración pública del ex jefe de Estado y la actual mandataria.
Ahora, el escenario político local cambió y todos hablan de un aluvión de apoyos: como siempre ocurre en política, en un hemisferio o en otro, se debe mostrar pericia ante lo inesperado.
Nicolás Tereschuk
NA
Obama tendría que hacerse asesorar por la viuda alegre para zafar de sus problemas.