De tanto ir a cancillería para visitar a su amigo, Rafael Bielsa, según la revista Poder, lo llaman “Marito”. Pero cuando fue secretario y guardaespaldas de Mario Firmenich, su nombre de guerra era Pascualito. Su apellido mueve a risa: Mario Montoto, pero su historia no “Un hombre con mi pasado nunca puede ser feliz” me confesó una vez en el Open Plaza mientras yo hacía mi libro “Montoneros, soldados de Menem ¿soldados de Duhalde”. Feliz puede que no, pero rico y poderoso sí.
“No se hagan la película con Yabrán. Mario Montoto hizo sus negocios pidiendo de prestado de a mil pesos a sus amigos” me explicó Carlos Bettini ex montonero, apoderado de Isabel Perón , director de Aerolíneas y actual cuestionado futuro embajador argentino en España.
La última actividad política de Mario Montoto fue representar al peronismo revolucionario en la campaña electoral Menem Presidente, en la cual se negoció el indulto de Mario Firmenich.
De a mil o cien mil, la cuestión es que Montoto dejó la política y se convirtió en un hábil lobbysta. “Los primeros meses que pasé alejado de la actividad política me sentía perdido, desorientado , casi vacío. Experimentaba que mis dolores, angustias y principalmente mis afectos me impedirían desarrollar otra actividad que no fuera la política. Estaba recién casado y mi mujer no provenía de la actividad política” reflexionaba.
En 1994, junto a Sergio Taselli participó de la privatización de Yacimientos Carboniferos Fiscales en Río Turbio, precisamente en la misma mina en la que se ha producido recientemente el accidente que terminó con la vida de tantos mineros.
En 1998, después de varios fracasos económicos, llegó a ser presidente de Trainment Ciccone Systems SA. Esta companía líderó la producción de máquinas expendedoras de boletos de colectivo. Montoto aseguraba que Ciccone Calcográfica, la empresa madre nada tenía que ver con Yabrán como le endilgaba Cavallo.
La relación con Taselli, sin embargo, continuó y llegó a ser director de la empresa de Ferrocarriles Metropolitano. “En el Roca no hay ninguna ventanilla rota" solía decirle a los periodistas cuando ellos le preguntaban acerca de las quejas de los usuarios. Pero hace poco Mario Montoto dejó de ser director del Metropolitano para emprender un nuevo ambicioso negocio.
Su contacto clave en la marina, según la revista Poder, es su socio Hugo Darío Miguel , capitán de corbeta retirado de la Armada que se dedica al negocio de Internet. Quizás fue Miguel el que interesó a los hijos del almirante Massera en el proyecto de una empresa de nombre rutilante “Corporación para la Defensa del Sur” fundada el 20 de junio del 2003. Con su ánimo y habilidad de lobbysta, que no se inmuta en hacer alianzas con los verdugos de la ESMA, se dedica ahora – entre otras cosas “al desarrollo, implementación, operación y comercialización de la infraestructura, servicios, sistema para la seguridad, defensa civil y comercial”.
El “monto management”, como lo calificó la revista Poder no se arredra ante la “tecnología espacial” y la “ingenieria nuclear”. La misma revista dice que “Montoto no perdió mucho tiempo. En noviembre de 2003 inscribió su empresa en el registro de proveedores del Estado, un requisito indispensable para participar de las licitaciones y las compras directas encargadas por el mayor comprador de la Argentina”.
La pintura que hace de él el actual diputado Miguel Bonasso en su libro “Recuerdos de la Muerte” no lo beneficia. “Bip-bip. Mario Montoto solía comunicarse con los militantes montoneros en Méjico utilizando un radiollamada, toda una novedad en los 70".
Bonasso lo describe “con una voz castrense y juguetona” y que “con anteojos negros parecía una pelota”. Agrega que “era un gran pibe pero lo convirtieron en policía. Claro que un policía de los nuestros”.
Sin embargo, Bonasso no podría saber en ese momento que Mario Montoto, llegaría a ser uno de los principales representantes del “montomanagement” en la década del 90 y en la actualidad.
Viviana Gorbato