El fin de año es una época que llama al balance. Lo hacen, de alguna forma, todas las fuerzas políticas. Algunas con formato de reunión partidaria. Otras, donde el horno no está para bollos, en dispersas mesas de café.
Es el caso del espacio de centroderecha que comanda Francisco De Narváez, verdugo del kirchnerismo en 2009, donde se escuchan análisis autocríticos. En la provincia de Buenos Aires, tierra en la que se pretendía forjar una identidad opositora unida al macrismo, sobrevuela la ruptura de aquellos socios.
"Ya está, esto fue", se resignan los que definen como "inevitable" el escenario de separación de los socios. Debe festejar Daniel Scioli, claro. Rota la ligazón política entre Mauricio Macri y De Narváez a nivel nacional, la Legislatura bonaerense es el bastión donde Unión-Pro sigue funcionando como una alianza. Lo hizo, a los ponchazos pero cuidando las formas, durante todo 2010.
Hoy por hoy, las fuentes macristas y denarvaístas provinciales consultadas aseguran que será prácticamente imposible que en el arranque de las sesiones del próximo año los bloques se mantengan unidos.
Las quejas apuntan a varios planos
De Narváez ha lanzado señales ambiguas respecto al rol que quiere para su fuerza política. Y ese detalle parece crucial para entender la confusión que se observa en su gente.
Primero reunió a su tropa para arengarla sobre lo aguerridas que debían ser las críticas de su espacio a la gestión de Scioli porque, se dijo aquella vez, el gobernador será el enemigo a vencer en 2011.
Hablaba un De Narváez ya lanzado plenamente a competir por la Gobernación, luego de un coqueteo con la idea de pelear la elección presidencial.
Pero un tiempo después, huérfano de candidato a Presidente, el propio empresario-diputado dejó trascender una hipótesis que lo seduciría: si Scioli compite por la Presidencia (un escenario en el que Cristina Fernández pasa a retiro) a él le gustaría compartir boleta con el actual gobernador en el rubro provincial.
Sería algo así como "Scioli Presidente-De Narváez Gobernador".
Sus voceros ahora dicen, situándose en el papel de víctimas de los medios, que fue una frase vomitada fuera de micrófono, a la que sacaron de contexto.
Esta semana, de hecho, el propio De Narváez salió a hacer declaraciones radiales para alejar esta idea. Descartó la "opción Scioli" porque, dijo, hoy el gobernador "expresa al kirchnerismo".
La última gota
Lo que también es cierto, aunque no se dirá públicamente, es que De Narváez piensa que compartir boleta con Eduardo Duhalde —lanzado precandidato presidencial del Peronismo Federal— no es un buen negocio para él.
Cree que nunca levantará en las encuestas y que, encima, terminaría arrastrándolo a él hacia abajo en la sumatoria provincial.
Como sea, esa supuesta declaración sobre Scioli fue la gota que bastó para que el vaso denarvaísta-macrista desbordara.
La parte del bloque de diputados provinciales que se referencia en Mauricio Macri aplaudió un encuentro programático entre Jorge Macri, primo del alcalde porteño, y Graciela Camaño, diputada nacional duhaldista, aspirante a la fórmula provincial que ha mostrado sus dotes pugilísticos con aquella famosa piña a su colega kirchnerista Carlos Kunkel.
Resultado: Macri, Jorge, se ha lanzado ahora a la gobernación. O sea, a competir con De Narváez, a quien no duda en criticar. Y en la Legislatura bonaerense asoma, pues, un posible bloque macrista-duhaldista, por un lado, y una bancada denarvaísta desconcertada, por el otro.
Para ponerle nombres, entre los primeros estarían: el primo Jorge, Orlando Yans, Julio Garro, Nancy Monzón, Ramiro Tagliaferro, Gustavo Ferri y César Acuña.
Entre los segundos: Verónica Couly, Jorge Srodeck, Gonzalo Atanasof, María Elena Torresi, Mónica López, Ramiro Gutiérrez y Damián Cardoso. Un nombre más, el de el diputado Jorge Solmi, parece medio inclasificable porque, más que a Macri o De Narváez, él responde al sector rural, que veremos donde se enrola finalmente en el escenario electoral de 2011.
Lo último que quiere De Narváez, claro, es que se le rompa el bloque. Una altísima fuente de su entorno consultada por este diario se mostró anoche optimista respecto al futuro. "Ratificamos la decisión de continuar unidos con el PRO", dijo.
Lo dicho: si aquel supuesto sincericidio verbal de "El Colorado" fue la gota que rebalsó el vaso es porque venía casi lleno por cuestiones de la dinámica interna del denarvaísmo.
Como cierto cansancio de la tropa bonaerense por el protagonismo que los hombres del búnker político nacional de la calle Báez venían teniendo en el esquema de decisiones provinciales.
O por algunas quejas que, por lo bajo, hacían los legisladores provinciales al jefe del bloque de Unión-Pro, Ramiro Gutiérrez, hombre de Dolores.
Se le endilga a Gutiérrez poca capacidad para defender las prioridades del bloque en la lógica de los derechos y beneficios parlamentarios. Y, sobre todo, los más insidiosos le achacan gran cercanía con el titular del bloque oficialista, el platense Raúl Pérez, uno de los hombres fuertes de la Cámara baja provincial. Gutiérrez prefiere defenderse diciendo que el bloque hizo todo lo que le pidió El Colorado.
Mariano Pérez de Eulate
NA