"El 12 de enero, Francisco Pancho Provenzano y Jorge Baños realizaron una conferencia de prensa que fue transcripta por diversos medios al día siguiente. En ella denunciaron la reunión llevada a cabo en la primera semana de ese mes -en una casa de la zona oeste del Gran Buenos Aires- entre el entonces candidato a presidente Carlos Menem, el sindicalista Lorenzo Miguel y Seineldín. La casa era propiedad del escribano Flavio Ferrari, y queda en la calle Navarro 1156 de la localidad de Castelar. Fue ahí que éstos refrendaron el acuerdo habían comenzado a pergeñar en Panamá -entre César Arias, Mera Figueroa y Seineldín- en la primera mitad del '88 y que, como ya relaté, se proponía desplazar a Alfonsín y reemplazado por Víctor Martínez, llamar a elecciones que ganaría Menem, quien a su vez nombraría a Seineldín jefe del Ejército.
Intentábamos provocar un debate público y desalentar el levantamiento para no llegar a la confrontación violenta. Pero la decisión final, si fracasaba esa pretensión, no era sencilla. Por otra parte, también poníamos en juego algunos proyectos encarados cuando ni siquiera pensábamos en llegar a una situación como la que estábamos viviendo.
Entre esos proyectos, el principal era el de la creación de Página/12, que, contra todas las opiniones que auguraban un fracaso tras el argumento de que no había espacio para otro diario, se había convertido en una promisoria sorpresa, también para quienes impulsamos su aparición desde el inicio. La idea de origen surgió en el transcurso de unas entrevistas sobre los años '70 que estaba grabando Jorge Lanata con Francisco "Pancho" Provenzano y Hugo "Biafra" Soriani, dos ex miembros del PRT-ERP que habían estado en prisión hasta poco antes de la llegada de la democracia en 1983. En sus conversaciones comenzaron a imaginar la posibilidad de sacar un periódico de contrainformación, que diera una visión alternativa de las noticias que se publicaban en los medios tradicionales e incorporara otras que éstos evitaban tratar.
Pancho, con el empuje que lo caracterizaba y un optimismo que convencía de un buen resultado final, me planteó el asunto. Inmediatamente analizamos las probabilidades prácticas y los problemas políticos que se podrían presentar. En cuanto a lo primero había que resolver la cuestión del financiamiento.
Respecto de lo político debíamos ser cuidadosos para que la publicación reflejara un espectro amplio, evitando caer en los tradicionales intentos de la izquierda, invariablemente devenidos sectarios. Todos comprendimos ese criterio como un principio básico. La solución de la parte empresaria comenzó a vislumbrarse cuando Pancho le hizo el planteo a Fernando Sokolowicz, a quien conocía por su militancia anterior —también en el PRT-ERP— y con quien había mantenido frecuente contacto desde los últimos días de la dictadura, cuando Fernando desarrollaba una intensa actividad solidaria con los presos desde el Movimiento Judío por los Derechos Humanos.
Se pensaba en que el periódico tuviera 12 páginas y que no saliera los lunes. A lo primero, aunque nunca tuvo ese volumen, se debe su nombre. Por otra parte, la no aparición los lunes era por considerar que los domingos se generan pocas noticias. La ausencia el primer día hábil de la semana se mantuvo un tiempo, pero más adelante fue dejada de lado por razones de competencia en el mercado. El entusiasmo iba alentando un plan cada vez más ambicioso, que encontró su límite cuando —con el diario en la calle desde mayo de 1987— consumida la disponibilidad inicial y algunos refuerzos logrados posteriormente, el ingenio de Fernando chocó con las arcas ya agotadas de sus contactos. A partir de entonces la extensión del proyecto, que se había iniciado con una distribución aceptable en Capital Federal y menos eficaz en la Provincia de Buenos Aires, dependió de la calidad del producto y del esfuerzo creativo de todos sus promotores."
Fragmento del libro Memorias de Enrique Gorriarán Merlo. De los Setenta a La Tablada. Ciudad de Buenos Aires, Argentina, 2003.