El impacto que generó la decisión del oficialismo de habilitar el mecanismo de listas colectoras en todos los niveles ha decantado de manera disímil en el peronismo y en la oposición bonaerense.
Todos padecen una especie de fiebre por las colectoras, pero algunos por la amenaza que ese mecanismo constituye para sus objetivos electorales y otros porque buscan frenéticamente el modo de poder utilizarlo a fondo.
La gobernación apuró, con una reunión realizada a 72 horas del "colectorazo", el cierre de su acuerdo con el puñado de intendentes vecinalistas que "adherirán" a las eventuales boletas de Cristina Kirchner y Daniel Scioli, en el afán de mostrar hacia adentro del PJ que su decisión de habilitar las colectoras para los cargos municipales fue "sólo" para que ese sector, de viejas afinidades con el kirchnerismo, pueda jugar con el oficialismo.
Será, sin embargo, una negociación costosa. Esos jefes comunales no peronistas, entre los que sobresalen el marplatense Gustavo Pulti y el pinamarense Blas Altieri, piden incorporar candidatos propios a las listas oficialistas de legisladores, que el PJ no presente postulantes en sus distritos, y hasta un asiento en el gabinete del gobernador Daniel Scioli.
La Casa Rosada, en cambio, no se ocupó de justificar cuántas colectoras ni de qué sectores terminará habilitando.
Mientras se renuevan los gestos de simpatía de funcionarios nacionales, como la ministra Nilda Garré, y de referentes K, hacia el único candidato a gobernador confirmado hasta ahora para adherir a la lista de Cristina, Martín Sabbatella, la Rosada alimenta las dudas sobre si habrá otra colectora en ese nivel con su correlato de candidatos a intendente y concejales.
Y mucho menos despeja los temores —por el contrario, envía señales que los profundizan— de los jefes municipales del PJ sobre un posible festival de colectoras, de signo ultra K, mucho más allá de las de Sabbatella y los vecinalistas, a nivel de listas municipales.
La individual
En el PJ, en rigor, reina la convicción de que las listas de todas las categorías se escribirán en Olivos. Dan por hecho que no habrá un sólo lugar para ellos en las candidaturas a legisladores nacionales. Estiman que tendrán enormes problemas para que los numerosos grupos ultra K no desbanquen al peronismo en la integración de las nóminas de legisladores provinciales.
Y esperan un aluvión de pedidos de lugares en las listas de concejales; pedidos que, si no fueran respondidos favorablemente, se podrían traducir en la creación de listas colectoras K para los cargos municipales.
Acertados o no, los intendentes peronistas creen, en efecto, que ésa es la "estrategia general" que aplicarán los referentes K que manejen la lapicera. Pero apuestan, al menos por ahora, a ser la excepción de la regla.
Hay, así, por estos días, una nerviosa búsqueda, a título individual, de contactos que los terminen sentando en la mesa de decisiones, o al menos les garanticen que se respetarán sus criterios y sus candidatos para las listas de sus municipios y de sus secciones electorales... y que en sus comarcas no habrá colectoras. Ministros y operadores del kirchnerismo son receptores de esas inquietudes y emisores de promesas que el tiempo dirá si pueden cumplir.
Pasión desatada
En la oposición bonaerense, en tanto, el radicalismo —más precisamente el alfonsinismo— recibió la habilitación del mecanismo de las colectoras con los brazos abiertos, olvidado de que apenas una semana antes lo había criticado en durísimos términos.
En el equipo de Ricardo Alfonsín creyeron ver en ese mecanismo la solución para dos dilemas: el que les genera que ni la UCR ni sus "aliados naturales" tengan un candidato a gobernador que "mida" en las encuestas, y el que les abrió la propuesta del peronista disidente Francisco De Narváez -que "mide" mejor que cualquier opción pan-radical- de crear un único y gran frente opositor.
Con la expresa decisión de dejar afuera a Mauricio Macri, los radicales se sumergieron de lleno en un febril proceso orientado a buscar una alianza que le permita a la eventual candidatura presidencial de Alfonsín sumar votos a través de dos postulantes a gobernador: Margarita Stolbizer y, en colectora, De Narváez.
Por ahora, sin embargo, el proyecto encuentra resistencias adentro y afuera. La propia Stolbizer, los socialistas y otros sectores con las que la UCR viene anunciando desde hace un año l formación de un "frente progresista" rechazan que De Narváez sea uno de los candidatos del sector.
Y De Narváez debe pensar que no lo interpretaron. Imaginaba —¿imagina aún?— una alianza que, partiendo de la convicción de que Macri desistirá de competir por la Presidencia, incluya al radicalismo y sus socios, al macrismo y a algunas expresiones del peronismo disidente además de la propia, y que sea capaz, con candidatos únicos en la capital federal (¿Macri?) y fundamentalmente, en la Provincia —el propio De Narváez—, de consolidar un armado y una oferta electoral con chances de ganar esos dos distritos.
Y, por lo tanto, de garantizar que la oposición esté en la segunda vuelta de la elección nacional Si algo no imagina De Narváez, en suma, es ser la colectora de nadie. Lo que no quiere decir que no prevea usar ese mecanismo en los niveles municipales para sumar a su candidatura a gobernador.
Marisa Álvarez
NA
.El 23 de octubre no estará en juego una conducción económica , ya que el "viento de cola" continuará soplando a favor de la Argentina por varios años más, sino una definición institucional que resuelva la encrucijada entre una democracia republicana y un despotismo antirrepublicano...ni más ni menos... fascismo o democracia genuina...
LINDA FOTO! El Felpudo, La Bipolar y el nuevo monje negro de la Política el Rasputin de Morón!!!