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Fin de fiesta

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EL GRAN BUENOS AIRES Y SU DESASTRE POLÍTICO
EL GRAN BUENOS AIRES Y SU DESASTRE POLÍTICO

    El llamado Gran Buenos Aires es un territorio que empieza en la Avda. General Paz y no se sabe donde termina. Literalmente.

 

    El problema del conglomerado no es nuevo, ni responde únicamente al asentamiento "fabril -obrero" de los últimos 100, es tan viejo como la historia.

    El presidente Kirchner decidió "avanzar" con las fuerzas de seguridad, convocando tanto a fuerzas civiles como es la Policía Federal, como cuasi militares como son la Prefectura Naval y la Gendarmería. Avanza sobre un "desierto" de inseguridad: teme que la cuestión lo desestabilice.

    Diagnosticar el Gran Buenos Aires es repetido y se peca de parcial: un territorio muy vasto, 8 millones de habitantes, un millar de caciques y caciquitos que sostienen el famosos "sistema" de Duhalde,  la gran cabeza (en varios sentidos) del poder político de una provincia con el 41% de los votos del país.

    Ya en1880 Buenos Aires no solo era la principal y prospera Provincia de las otrora llamadas "Provincias Unidas del Río de la Plata", era el principal actor y árbitro casi permanente de la política vernácula.

    A esa Provincia, la de 1880, le cortaron las patas; el arrancaron el alma y corazón, su Ciudad puerto y aduana, a sangre y fuego. Resulta que el país no podía tener otra Capital que Buenos Aires, y ese tema le sirvió entonces a aquella liga de gobernadores roquistas para descabezar a Buenos Aires, condenándola al destierro no elegido de un barrial llamado "La Plata".

    Así se consolidó el eterno régimen conservador del "patio trasero" de la Ciudad de Buenos Aires, esos arrabales que se fueron pegando a la ciudad "europea" que tenía el puerto, casi como un trans-Tíber político donde se podían hacer algunas "cosas" menos observadas y donde se fue tejiendo un poder económico industrial, del que solo hoy queda su cadáver putrefacto. En la miseria se construyó "otro" poder político, el actual, acusado de los saqueos del 2001, y de varias cosas más.


Los extremidades de Goliat

  
Ese sistema es el pergeñado en los ´90, el proyecto político que se institucionalizó a través de la pésima ley de municipalidades de Duhalde y sus muchachos.

    El estado de cosas desnuda la inexistencia del Estado Provincial en la vida de los bonaerenses, y su ausencia se observa en los síntomas que lo ponen en el ojo de la tormenta.

    Ese "sistema" es el de los intendentes del conurbano, que manejan las vidas, las fichas y los votos de los famosos "cordones": en especial del segundo y tercer cordón, artífices de la entronización del Kirchner rosquero del 2003.

    Y en ese sistema, hay que "financiar" algunas cosas, porque de la Provincia inexistente plata no viene, todo a través de la única presencia real del estado en la vida cotidiana del bonaerense: el municipio.

    La otra presencia (y ausencia en algunos muchos casos) es "La Bonerense" (sin "a" como le gusta pronunciarla a sus sub-oficiales integrantes). 

    La famosa "Bonerense" de la que tanto se habla y a la que todos le quieren sacar la roja (la tarjeta roja), y sin embargo todos los ministros de Seguridad son doblegados uno a uno (Arslanian va por el doblete).

    Pese a los 50 años de pena que impuso el legislador Blumberg, y sin perjuicio que dentro de 2 años el Congreso vote aumentar las penas a 100 años, la cuestión sigue siendo política: el Estado provincial, literalmente, no existe, paga sueldos de hambre, no da seguridad, ni cloacas, ni asfalto, ni nada y cobra tasas y tributos del primer mundo. Ha, de paso, el sistema Judicial, tampoco existe.

    Y el común no solo lo percibe, lo sufre.

    Un ejemplo: una casa de, por ejemplo 4 ambientes en Sáenz Peña (pegado a capital) vale $50.000.- la misma o casi idéntica en devoto vale U$S 70.000.- ¿Muy injusto? No, el "mercado" vota todos los días...

    Otro ejemplo: maestro bonaerense: $ 400; maestro del G.C.B.A. $ 750.-

    Y así podemos seguir, caso por caso.

    Pero no sólo el Gobierno Nacional añora "terminar" con el problema del conglomerado, los bahienses (los de Bahía Blanca, no los de Brasil) sueñan y soñaron desde siempre con "independizarse" de su hijo paupérrimo "Gran Buenos Aires" del que sienten que mantienen sin que les aporte nada mas que problemas, y también los marplatenses no verían nada mal hacer "rancho aparte".

    La Provincia de Buenos Aires podría explotar institucionalmente, porque en los hechos, ya explotó.

 

José Luis Terenzio

 

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