Lo diré claro y sin vueltas: no existe evidencia algunaque haya personas que tengan poderes paranormalesningún tipo.
No hay quien pueda ver el futuro o quien pueda curar con las manos. Tampoco es efectiva aquella gente que nos promete mejorar nuestra suerte o lograr el regreso del ser amado.
Hace casi 25 años que ofrezco 10 mil dólares a cualquiera que pueda demostrar tener dones en tal sentido y jamás nadie ha logrado ganar ese suculento pozo.
Me he enfrentado a parapsicólogos, numerólogos, clarividentes, espiritistas, rabdomantes, manosantasincluso dobladores de cucharas. Todos ellos fracasaronprimer intento de demostrar sus poderes ante mi persona.
Algunos de esos desafíos fueron televisados y muchos otros casos los relaté a través de las pertinentes crónicas. Todos resultaron un fiasco, una verdadera estafa acredibilidad ciudadana.
Cada día, los clasificados de los diarios se llenan de avisos de personas que proclaman tener dones sobrehumanos. Mucha de esa gente jura incluso que puede ver el futuro.
Si así fuera, ¿por qué no aprovechan para apostar aLotería o la Quiniela, sabiendo de antemano qué números saldrán?
Conozco a demasiadas personas que se muestran escépticas a la hora de comprar un automóvil. Dan vueltas y más vueltas, van con sus mecánicos amigos y se cercioran de que todo esté correcto antes de avanzar en la operación de marras.
Sin embargo, cuando se trata de su propia salud no dudan en ir a un oneroso “manochanta”, de esos que terminan quitándoles todos sus ahorros sin remediarles la salud.
Peor aún: he visto personas que abandonan tratamientos médicos tradicionales para entregarse a estos delincuentes de la fe. Muchos de ellos terminaron muriendo ante la ineficacia de las “terapias” recibidas.
El caso más usual es el que se da con aquellos que padecen cáncer: ante la desesperación, acuden a curas inservibles como la crotoxina, el Hansi, los gorgojosincluso los sanadores filipinos. Todo ello sedemostrado ineficaz.
Lo mismo ocurre con aquellos que prometen adivinar nuestro futuro, ya sea tirando las cartas, leyendo las palmas de nuestras manos o analizando la borra de café. Todo es un completo fraude.
Durante más de 100 años, puntuales científicos investigaron cuatro fenómenos de la parapsicología:clarividencia (la capacidad de ver lo que otrospueden); la precognición (visión del futuro), la telepatía (transmisión de pensamiento) y la telequinesess (dominio de la mente sobre la materia).
¿Cuál fue el resultado? La nada misma. Hubo casos aislados, ciertamente, pero no superaron el nivel de azar.
Para explicar sus pifies, los supuestos dotados suelen decir que los poderes no pueden controlarse y que aparecen cuando le viene en gana al propio fenómeno.
¿Cómo pueden entonces vender sus servicios, sipueden asegurar que en ese preciso momento aparecerán sus “poderes”?
Por otro lado, si el fenómeno es errático y se da muy “cada tanto”, ¿cómo saber si el cuadro que se cayó luego de clavarle la mirada lo hizo por telequinesis o por una ráfaga de viento que entró por la ventana?
Esas y otras preguntas jamás serán respondidas por aquellos que proclaman tener poderes paranormales. Ello por un sencillo motivo: les es imposible hacerlo.
Insisto: ofrezco desde hace más de dos décadas 10 mil dólares a cualquiera que pueda callarme la boca demostrando sus dotes.
Si alguien cree que estoy equivocado, sepa que el desafío sigue abierto hasta el día de hoy. Los espero.
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