La Presidenta no sorprendió con el anuncio de la designación de su nuevo Gabinete. Lo de "nuevo", en verdad, queda medio grande: es, en todo caso, un retoque a lo existente.

Infinidad de especulaciones previas quedaron sepultadas con la breve intervención del vocero Alfredo Scoccimarro, quien bajó así el nivel de ansiedad de periodistas y funcionarios, muchos de los cuales no habían recibido señales concretas de continuidad.

Tal vez a propósito, para desorientar a los curiosos por demás, la llegada de Juan Manuel Abal Medina a la Jefatura de Gabinete había sido desalentada por los voceros oficiosos del kirchnerismo en las últimas semanas.

Su nombre, en verdad, había sido de los primeros que sonaron para reemplazar a Aníbal Fernández, ahora senador nacional por Buenos Aires. Puede leerse en ese cambio cierta búsqueda presidencial de sangre joven, de caras relativamente nuevas para el grueso de la opinión pública.

Si bien no milita en sus filas, se supone que Abal Medina es respaldado por la agrupación juvenil La Cámpora, la corriente comandada desde un estudiado bajo perfil por Máximo Kirchner.

Como ha quedado demostrado en los últimos días, en especial con la saga de su encumbramiento en la Legislatura bonaerense, La Cámpora avanza con paso notablemente veloz (y voraz) dentro del esquema de poder del oficialismo. Ahora tienen un aliado clave: el jefe de los ministros.

Se supone que Abal Medina, por el cargo nuevo que tendrá, será algo así como la segunda persona más poderosa del gobierno nacional, después de la propia Cristina Fernández.

El tiempo —y la voluntad presidencial de abrirle el juego— dirán si le da la espalda para tamaño desafío o si termina desdibujado y con poco peso político.

Fuentes consultadas aseguran que Máximo tiene un muy buen concepto de Abal Medina quien, además, fue uno de los más estrechos colaboradores de Néstor Kirchner en su etapa de presidente retirado.

Las malas lenguas, que en estas ocasiones suelen estar más filosas que nunca, mencionaban como una de las razones ocultas del encumbramiento de Abal Medina las ligazones de su familia, en especial de su padre abogado que vive hace años en México, con uno de los empresarios extranjeros más poderosos del mundo, quien tiene inversiones en Argentina.

A su favor se le atribuye gran capacidad de trabajo y dedicación devota.

Ascenso

La cuestión de la imagen joven y profesional también le cabe a Hernán Lorenzino, el nuevo ministro de Economía de la Nación, tal vez el nombre que se esperaba con mayor ansiedad.

Con menos formación política que Abal Medina, Lorenzino fue ascendido, promovido: era el secretario de Finanzas y ahora será el jefe del Palacio de Hacienda.

Se ha especializado en la cuestión de la deuda pública y los mecanismos de desendeudamiento, un estandarte del discurso de gestión kirchnerista.

En ese sentido, tendrá la tarea, entre muchas otras, de concretar el pago al Club de París, algo que no pudo hacer Amado Boudou, a pesar de que hasta llegó a anunciar esa medida.

Se hará una lectura inevitable: como Boudou fue, aparentemente, su principal impulsor, se dirá que el nuevo vicepresidente tiene injerencia directa sobre las cuestiones económicas. Que prácticamente el ministerio le sigue perteneciendo.

En los hechos, Lorenzino tendrá desde el sábado un nuevo jefe: Cristina. Y a ella le reportará, más allá de que mantenga sintonía con Boudou, con quien hizo buenas migas cuando éste último llegó a Economía. Es que Lorenzino estaba desde antes en esa cartera.

El hombre es bien visto por el sector bancario-financiero y tal vez sea, para esos hombres de negocios, el interlocutor más creíble dentro del Gobierno. Tiene sólo 39 años y estudió en la Universidad de La Plata. Un dato: fue funcionario bonaerense cuando hubo que rescatar los célebres Patacones.

Lorenzino comparte con el nuevo ministro de Agricultura Néstor Yahuar la provincia de nacimiento: ambos son de Chubut. Yahuar, que era secretario de Pesca de Julián Domínguez, reemplazará a éste en la cartera que alguna vez fue la más caliente del Gobierno.

"Sacame el conflicto con el campo de la tapa de los diarios", le pidió Cristina a Domínguez apenas asumió.  

El hombre de Chacabuco lo logró, evidentemente. Y ayer fue reconocido por eso: el aval presidencial lo catapultó a la titularidad de la Cámara de Diputados de la Nación, un cargo desde el que intentará —está cantado— edificar un perfil de candidato a gobernador bonaerense para el 2015.

Sólo los inevitables

El resto del gabinete sigue igual que hasta ahora. Sólo hubo cambios en los lugares inevitables, aquellos que quedaban vacíos porque sus ocupantes necesariamente tenían que mudarse al destino legislativo para el que fueron electos en octubre pasado.

Una versión que circula sostiene que la Presidenta hará algunos cambios más, luego del verano. Tal vez cuando nadie lo espere y haya baja expectativa.

Ahí se verá qué pasa con los nombres que muchos daban afuera en esta tanda de reemplazos, como Julio Alak, Héctor Timerman o Carlos Tomada. Y con los que se había mencionado para ocupar otras funciones, como el indefinible secretario de Comercio, Guillermo Moreno.

Mariano Pérez de Eulate
NA