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2011: el año que cristalizó la concentración del poder

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KIRCHNERISMO SIN KIRCHNER Y UN 2012 CON SELLO CRISTINISTA
KIRCHNERISMO SIN KIRCHNER Y UN 2012 CON SELLO CRISTINISTA

El arrasador triunfo electoral del oficialismo y el inicio del segundo mandato de Cristina Kirchner marcaron el ritmo político de 2011, un año que pasó de tener el foco en los comicios a la sorpresa por la rápida ejecución de medidas por parte del "nuevo" Gobierno, que concentra el poder en la figura de la Presidenta.

 

El declive de la estratégica relación del kirchnerismo con la CGT de Hugo Moyano y las diferencias de criterio de la Casa Rosada con la gestión de Daniel Scioli en la provincia de Buenos Aires estuvieron solapados durante buena parte del año, pero en los últimos días de diciembre se hicieron evidentes.

En el campo opositor, el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, y el ex gobernador de Santa Fe, Hermes Binner, fueron prácticamente los únicos dirigentes que quedaron en pie como alternativa al kirchnerismo, mientras que perdieron terreno el peronismo disidente y partidos tradicionales como la UCR.

A su vez, el oficialismo comenzó a modelar un nuevo perfil, adaptado a las características de la Presidenta y dando amplia participación a sectores juveniles como La Cámpora, ubicando a sus dirigentes en puestos importantes de la administración y fomentando una transición del kirchnerismo al "cristinismo".

 

La carrera electoral

 

El estreno de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), el 14 de agosto, abrió otra etapa en el sistema electoral del país y acomodó como candidata indiscutida a la jefa de Estado, que le sacó 38 puntos de ventaja al radical Ricardo Alfonsín.

Siempre cerca del recuerdo de Néstor Kirchner, la primera mandataria logró canalizar con votos el fervor militante que destapó la muerte del ex presidente, favorecida por la relativa estabilidad económica y la inconsistencia de las propuestas de oposición.

El desenlace de las internas nacionales significó un duro golpe para los sectores opositores, que no lograron recuperarse entre agosto y el 23 de octubre, cuando Cristina Kirchner consiguió el 54,11 por ciento, el mayor caudal desde el regreso de la democracia, seguida por el socialista Hermes Binner, con 16,80 puntos.

Las flamantes PASO funcionaron en su debut como una suerte de primera vuelta, desmotivando los esfuerzos opositores, que vieron como una misión casi imposible revertir el resultado.

La contundente victoria en las urnas le devolvió al Gobierno el control total del Congreso que había perdido por dos años- y la posibilidad de desarrollar sus políticas sin trabas parlamentarias, tal como ocurrió entre 2007 y 2009.

El año había empezado con una amplia variedad de precandidatos opositores, que plantearon internas propias y especularon con que la primera mandataria no competiría por su reelección.

El último antecedente electoral —las legislativas de 2009— había sido favorable para la oposición, pero la heterogeneidad de ese sector, las peleas por protagonismo y la dificultad para avanzar con leyes en el Congreso contribuyeron a dilapidar ese caudal de adhesión.

En enero, el Peronismo Federal de Eduardo Duhalde, Alberto Rodríguez Saá, Felipe Solá y Mario Das Neves propuso la realización de una interna por regiones, que comenzó en abril y en la que sólo se anotaron los dos primeros.

Tras contiendas en Capital y el NEA, la tensión entre Duhalde y Rodríguez Saá terminó por explotar y con la interna inconclusa, cada uno lanzó su postulación, forzando a dividir los votos del peronismo disidente.

Al mismo tiempo, la UCR con Alfonsín y Ernesto Sanz acordaba su interna, sin la participación de Julio Cobos, que paulatinamente fue perdiendo el magnetismo que le quedaba, a tres años del boom que había tenido su figura durante la crisis del campo.

Antes de llegar a la fecha de los comicios radicales, el 30 de abril, Sanz abandonó la pelea ante la imposibilidad de imponerse a Alfonsín y la UCR proclamó como candidato al diputado nacional.

Sin embargo, el hijo del ex presidente Raúl Alfonsín no logró una adhesión interna total y fracasó con su estrategia de sumar votos a través de una alianza no natural con el peronista Francisco de Narváez en la provincia de Buenos Aires.

El único sector que logró crecer entre las primarias y las nacionales fue el Frente Amplio Progresista (FAP), que encabezó Binner junto a Margarita Stolbizer, Luis Juez, Víctor De Gennaro y sectores de centroizquierda.

El socialista amagó a formar una alianza con Alfonsín, pero luego decidió probar suerte con un espacio propio y del cuarto puesto en agosto pasó al segundo en octubre.

Macri también tuvo un balance positivo en 2011, al conseguir una reelección holgada, nuevamente en una disputa ante el kirchnerista Daniel Filmus. Había arrancado el año con aspiraciones nacionales, pero finalmente prefirió jugarse a una victoria segura en su distrito y no arriesgar capital político en una contienda que se avizoraba favorable para el oficialismo, guardando sus chances para 2015.

 

Hermetismo oficialista

 

Antes de confirmar su postulación el 21 de junio, la Presidenta había mantenido en estricta reserva la decisión de competir por la reelección, más allá del "operativo clamor" y de que del oficialismo tampoco se desprendía otro candidato.

"No se hagan los rulos", fue la frase que la jefa de Estado eligió para desacelerar las especulaciones, al abrir el período 2011 de sesiones ordinarias ante la Asamblea Legislativa.

La recuperación del control del Congreso le allanó el camino al Gobierno para aprobar el paquete de leyes económicas —incluido el Presupuesto 2012— y otras normas polémicas como el nuevo régimen del trabajador agrario y la declaración de "interés público" del papel del diarios.

En sesiones extraordinarias, el Gobierno sancionó la ley que deja abierta la puerta al avance del Estado sobre la empresa Papel Prensa, profundizando la pelea con grandes medios de comunicación y las críticas por ataques a la libertad de expresión.

Además, desde el inicio del año, la CGT de Moyano alentó la candidatura de Cristina, pese a que los chispazos en la relación ya habían comenzado y no se sabía qué pasaría con los reclamos del sindicalismo por lugares en las listas kirchneristas.

Al conocerse la poca presencia de referentes gremiales en las nóminas del FpV, la tensión en el vínculo de la central trabajadora con la Casa Rosada inició una escalada, que tuvo su punto máximo el 15 de diciembre último, cuando Moyano renunció a sus cargos en el PJ, con un durísimo mensaje al Gobierno.

La relación va de mal en peor y la Rosada ya dio muestras de que impulsará a otro candidato para presidir la CGT, que tiene elecciones el próximo año, el noveno de la era kirchnerista.

Esa discusión será protagonista en 2012, cuando la Presidenta deberá imprimirle sello propio al ejercicio del poder, amparada en su cada vez más reducida "mesa chica" y sin Néstor Kirchner a su lado.

 

Mayra García
NA

 

5 comentarios Dejá tu comentario

  1. Si tribuna, y se acaba de ahorcar otro funcionario!!!.......mmmmmmmm cuanta paja que hay en el gobierno. O será el REGRESO DE LOS CINTURONES ASESINOS

  2. Tanto poder enferma? Cristina será operada de un carcinoma papilar :http://www.perfil.com/contenidos/2011/12/27/noticia_0035.html

  3. Son tan mentirosos en este gobierno que hasta uno se vuelve incredulo con este tipo de noticias que da Alberto. Justo cuando muere ahorcado otro funcionario y salta lo del piso en Puerto Madero. BSP es el unico que la viene pegando desde hace decadas. "Pierrot gobernará hasta que el orden llegue"

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