El final de El Periódico Austral de Rudy Ulloa, nave insignia de la prensa K en Santa Cruz, es algo más que el cierre de un diario, siempre lamentable mas allá de su orientación editorial.
Es el final previsible de un medio emblemático que nació en la provincia y fundó un estilo de periodismo que después hizo escuela en el país, y la neolengua oficial llama “periodismo militante”.
El Periódico Austral representa el modelo de la prensa que le gusta al gobierno: incondicional, ociosa, subvencionada, y corrupta. Porque necesariamente necesita estar financiada con fondos públicos y pagada más de lo que vale no solo para propagandizar al gobierno y maltratar a opositores, sino para enriquecer a pseudoempresarios y pseudoperiodistas puestos a jefe que engordan sus bolsillos a costa del estado y de sus contribuyentes.
La historia estaba escrita
Lo que mal comienza mal acaba, dirían nuestras abuelas. El Periódico Austral es hijo natural de El Comunitario, una humilde publicación editada en el Centro Comunitario del Carmen, dependiente del Ministerio de Asuntos Sociales conducido por Alicia Kirchner a comienzo de los noventa cuando su hermano Néstor gobernaba Santa Cruz. Rudy Ulloa era el director y mandamás político de aquella fortaleza estatal con infraestructura y personal pagado por el presupuesto público.
No está claro si el diario de la felicidad efectivamente cierra sus puertas “porque el gobierno suspendió la publicidad oficial”, como le comunicó al personal el Director José María Vinet, o se trata de un nuevo posible negocio que Rudy Ulloa tiene en mente para continuar acumulando riquezas y poder.
El argumento de que el recorte de pauta oficial habría precipitado el quiebre económico del diario resulta insuficiente toda vez que El Periódico Austral, y el conglomerado de medios propiedad de Rudy Ulloa que incluye las productoras de televisión que monopolizan los contenidos de los dos cables existentes en la ciudad, y de canales y radios del interior, además de la FM del Carmen, acumuló fortunas en pauta oficial sobre todo desde que los Kirchner asumieron los destinos del país.
Los cálculos más sobrios y de acuerdo a la poca información que se puede recabar ya que el gobierno no informa sobre la distribución de la publicidad oficial es que los medios de Rudy Ulloa percibieron cerca de 200 millones de pesos en los últimos 15 años.
¿La fabulosa rentabilidad sin riesgo de las productoras de televisión Cielo Producciones y Sky Producciones cuyos contratos con Supercanal del grupo Vila-Manzano y Canal 10 están blindados por el poder político, no fue capaz de prever en tiempos de bonanza las eventuales crisis por venir?
¿Fue tanta la voracidad de sus propietarios Rudy Ulloa y Jessica Uliarte, y sus delfines José María Binet y Betina Jaymez, y sus tiburones Miguel Carmona, Eugenio Millán y Oscar Horacio Alves, este último el dueño figurativo de “la página política” una web ignota que cobró medio millón de pesos de la Provincia en un solo pase de ventanilla “por el servicio de cartelería en la ciudad de Buenos Aires” por encargo del entonces ministro de la producción Jaime Álvarez, que no dejaron ni las migas y hoy no pueden costear siquiera un diario con 15 empleados con sueldos de miseria ?
La versión que atribuye el cierre abrupto de El Periódico a la posible venta del diario al empresario Cristóbal López la desmienten allegados al zar de los juegos, “ni con gente ni sin gente nos interesa comprar El Periódico” señalan. Surge entonces la figura de Lázaro Báez como el posible adquirente de los restos del diario de Rudy, que agoniza con una tirada de menos de 300 ejemplares despidiéndose de la plaza local con más penas que gloria.
De uno u otro modo El Periódico expira, por asfixia económica o especulación comercial sus rotativas se detendrán. Ya no habrá más “Periódico Austral para todos” de distribución gratuita que “no se vendía, ¡pero se leía señores!”, según sus dueños.
Las causas verdaderas de su autoliquidación se conocerán una vez que el diario que cumplió el sueño de Rudy Ulloa el pibe canillita que llegó a tener un diario propio, deje de salir a la calle.
Lamentablemente un plantel de trabajadores quedará sin empleo, naturalmente los responsables de esta estafa saldrán mas enriquecidos y sus actos quedarán impunes, como ocurrió cuando El Comunitario “privatizado” pasó a manos particulares; o cuando funcionarios y empleados en relación de dependencia se convertían en proveedores del estado pagándose a sí mismos publicidad oficial para sus propios medios. Jamás un juez de la provincia advirtió estos latrocinios cometidos a la luz del día y a cara descubierta.
Un medio de comunicación se sostiene y jerarquiza por la producción periodística, por llegar primero con la noticia, por informar mejor, por competir lealmente en procura de aproximarse a la verdad, por generar debate en torno a temas de interés para la sociedad, por calificar el discurso social, hasta para marcar tendencia interesada e influir sobre el público un medio debe calificar su producto, trabajar mucho.
El periodismo militante solo persigue un norte, un Dios, y un credo, el dinero fácil saqueado de las arcas públicas.
El final de El Periódico representa el camino del cementerio al que está condenado el periodismo militante que nace y muere a expensas del poder, lejos de la verdad y abrazados a la pauta oficial.
Héctor Barabino
OPI Santa Cruz