El inédito proceso de concentración de recursos fiscales que viene experimentando la Nación, no ha sido por otra causa que el vertiginoso crecimiento de la presión impositiva que llevó a que los argentinos nunca pagaran tantos impuestos como en la actualidad.
Según un informe publicado por el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA), dado que la responsabilidad por los principales servicios estatales es de las provincias, este proceso de concentración explica la contradicción entre impuestos que aumentan y servicios que empeoran. Y aún más, induce a la baja calidad en la gestión del Estado generando crecientes desequilibrios que la Nación financia con emisión monetaria y las provincias con endeudamiento y altos riesgos de regreso a las cuasi-monedas.
Según el gráfico realizado por IDESA en base a datos del Ministerio de Economía, desde el año 2000 hasta el 2011 la presión impositiva que fue a las provincias creció solo 2,6 puntos porcentuales, mientras que para la Nación, en el mismo término, creció 9,6 puntos. Por lo que la Nación de viene llevando el 79% de la torta de la distribución de la presión impositiva, mientras que para las provincias solo les ha correspondido un 21%.
En el año 2000, el total de los impuestos nacionales y provinciales representaba el 21,5% del PBI, mientras que en el año 2011 se pagaban tributos por el equivalente al 33,7% del PBI. Es decir, el Estado cuenta en la actualidad con 12 puntos porcentuales del PBI más que hace apenas 11 años.
La presión impositiva se calcula dividiendo la recaudación de los impuestos por el Producto Bruto Interno (PBI) del país. Intuitivamente mide el porcentaje del ingreso total de la economía que es apropiado por el sector público. En otras palabras, la presión impositiva cuantifica el esfuerzo que hacen los habitantes de un país para sostener el funcionamiento del sector público.
Si bien parte de los recursos apropiados por la Nación son utilizados para financiar obras y servicios en las provincias, el problema es que, según explica IDESA, este esquema de concentrar para luego redistribuir es lo que potencia las deficiencias de gestión por la burocratización y la contaminación del sistema político.
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José María González