En su edición de este lunes, el influyente diario madrileño El País publicó una inquietante nota titulada “Un interventor argentino registra la casa de Brufau en Buenos Aires. La inspección se hizo sin orden judicial”.
Allí, bajo la firma del corresponsal de ese matutino en Buenos Aires, Francisco Peregil, se denuncia que “el pasado miércoles, dos días después del anuncio gubernamental de la nacionalización de la filial argentina de Repsol, un emisario de los interventores de YPF acudió a la vivienda del presidente de la compañía, Antonio Brufau, en Buenos Aires (…) Iba a entregar la orden notarial de revocación de poderes, pero aprovechando que en la casa solo estaba una empleada doméstica, el enviado entró y tomó fotografías de todas las dependencias y enseres”.
En la misma nota, el corresponsal hace referencia a las denuncias de contaminación que el Gobierno ha desempolvado contra Repsol en los últimos días: “Durante los años en que De Vido solía cenar en el domicilio porteño de Brufau, el mismo donde el jueves tomaron tantas fotografías, nunca se le oyó quejarse de que Repsol contaminara el aire, las aguas o la tierra. Con el anuncio de las nuevas denuncias ambientales que se preparan contra la compañía, De Vido asume sin rubor que durante los nueve años en los que ha ejercido y ejerce como máximo responsable de la política energética descuidó la vigilancia del medioambiente”.
En el mismo sentido, Peregil muestra el contraste que existe entre el interés oficial por lo hecho por Repsol-YPF y el silencio respecto a la minería: “No obstante, sus desvelos ecologistas (de De Vido) sobrevenidos tras la expropiación del pasado lunes no parecen muy ambiciosos: se limita a exigir responsabilidades por los supuestos daños que Repsol haya podido ocasionar. Las multinacionales que explotan las minas a cielo abierto del país y cuya actividad ha provocado marchas y manifestaciones de asociaciones ecologistas en varias provincias no parecen molestarle”.
Como puede verse, la guerra ya comenzó, al menos a nivel mediático. Resta saber ahora cómo responderá el oficialismo argentino. Ya se alquilan balcones…
José María González