El jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, quedó a un paso del juicio oral por la causa que se le sigue a ex funcionarios de su Gobierno acusados de espiar ilegalmente a través de escuchas telefónicas, luego de que el juez federal Norberto Oyarbide corriera vista a las partes para dar por "clausurada" la etapa de investigación.
Macri está procesado por presunta asociación ilícita, al igual que Ciro James, Raúl Alberto Roas, Ricardo Quintana, David Amaral, Diego Jurado, José Luis Rey, el ex ministro Mariano Narodowsky, José Gabriel Hernández y Antonio Fernández, entre otros.
Mauricio contra Cristina
Macri apuntó hoy contra el juez federal Norberto Oyarbide, al asegurar que "responde al kirchnerismo", y dijo que el avance de la causa en su contra por presunto espionaje ilegal es parte del intento del Gobierno nacional por "trabar y obstruir" su gestión.
"Oyarbide responde al kirchnerismo absolutamente", remarcó Macri, quien evaluó que "no es ninguna noticia" que la causa en su contra haya quedado más cerca del juicio oral.
Durante una conferencia de prensa, el líder del PRO señaló que "dentro de este esquema de trabar y obstruir" que denunció en su momento "no iba a ser extraño que vuelvan con los jueces" desde el Gobierno nacional.
"Lamento que la Presidenta piense que ésta es la forma de manejarse con la oposición. Habrá que seguir el curso", agregó, al vincular la investigación en su contra con los intereses del oficialismo.
La historia
De acuerdo a lo publicado por Tribuna de periodistas a principios de abril de 2011, “Macri no puede desentenderse del escándalo de las escuchas. Mentiría, por caso, el Jefe de Gobierno si dijera que no conocía los antecedentes del ex comisario Jorge “Fino” Palacios a la hora de designarlo al frente de la Policía Metropolitana. Su oscuro historial le fue recordado en diversas marchas de las cuales fue víctima mientras “cocinaba” la conformación de esa fuerza”.
La historia se contó de la siguiente manera:
Se trata de escándalos harto conocidos: el rol de Palacios en el marco del encubrimiento en la investigación por el atentado a la AMIA, su participación en la masacre del 19 y el 20 de diciembre del 2001 durante las protestas contra el gobierno de Fernando de la Rúa, y en su accionar central en una banda de secuestradores que fue responsable del asesinato de Axel Blumberg, en el año 2004.
Si bien Macri conocía todos esos antecedentes, decidió avanzar en el nombramiento de Palacios, con quien siempre se sintió en deuda por haber sido uno de los principales protagonistas de su liberación en el año 1991, cuando estuvo secuestrado.
Respecto al espía Ciro James, el jefe de Gobierno tampoco puede decir que desconocía su existencia, toda vez que el espía trabajó en el club Boca Juniors mientras él era presidente del club. Luego, James se convirtió en uno de los integrantes del equipo de seguridad de Macri, el cual respondía al gerente general de Socma, Sideco y Boca, Andrés Ibarra, actual Subsecretario de Educación de la Ciudad.
En ese marco, ¿cómo puede explicar el jefe de Gobierno que James tenía un contrato por un monto de 72 mil pesos anuales con el área de auditorías externas del ministerio de Educación de la Ciudad, desde diciembre del 2008?
A ello hay que agregar un dato no menor: el espía cobró de esa dependencia hasta el mes de octubre de 2009, días antes de ser detenido y cuando el escándalo por las escuchas ilegales ya había tomado estado público.
La banda elástica
El joint venture que se armó para “pinchar” teléfonos no es nada novedoso. Hay que remontarse a los años 90 para encontrar el principio de la conformación de esta banda.
En esos días, el entonces comisario ostentaba la titularidad de una organización privada dedicada a escuchas ilegales y operaciones de diversa índole, siempre al borde de la ley. Uno de los que sufrió los efectos de esas actividades fue el ex diputado nacional Eduardo Varela Cid.
“El Fino Palacios solía denominar a Paulo Starc (ex subsecretario de Investigaciones bonaerense) y al fiscal Guillermo Montenegro (ministro de Seguridad de Macri, hoy sobreseído inexplicablemente) ‘tropa propia’. Entre los tres operaron para que Yabrán pudiera sacar una ley de correos que ya tenía media sanción del Senado y que permitía el lavado de dinero. Starc y su gente atacaron despiadadamente a los diputados que nos oponíamos a este despropósito que tenía dictamen de la Comisión sin disidencia ni observaciones”, admitió Varela Cid a este diario.
Otra fuente, un ex amigo y operador de Macri, dio algunas definiciones similares. Algunas de sus afirmaciones son elocuentes:
-“Macri sabía lo que hacía Palacios, no puede hacerse el desentendido, y ojo porque el operador de toda la banda era Palacios”.
-“Starc y Montenegro eran parte del sistema”.
-“Hacían operativos juntos con Toma y Macri en los noventa”.
-“No todos los operativos eran ilegales: ellos son los que pusieron un equipo de grabación en la cancha de Boca para detectar a los barras bravas. Pero usaban ese ‘equipo’ para hacer otras cosas”.
-“Ese equipo lo ponían a servicio de operaciones ilegales, durante años”.
Más claro, echarle agua.
Equipo de Política de Tribuna de Periodistas