En el marco de una inquietante situación financiera, donde el dólar “paralelo” se disparó a 6,15 pesos y las acciones líderes saltaron 2,20 % en la Bolsa, el Gobierno intenta apurar una serie de medidas para controlar de alguna manera al billete verde que se comercializa fuera del circuito normal.
Al comienzo de esta semana, hubo intensos contactos entre las distintas áreas económicas del oficialismo, donde se ha exteriorizado el consenso de que el escenario se está deteriorando rápidamente, al menos así lo admiten las líneas técnicas del kirchnerismo.
La urgencia es desactivar el creciente mercado paralelo del dólar. “Algo se va a hacer. No vamos a permitir que esto se agrande mucho más”, confirmó una alta fuente del gobierno nacional a diario El Cronista, en referencia al desdoblamiento cambiario de facto que padece la plaza cambiaria.
Según el mismo matutino, la valla con la que chocan los funcionarios cuando le plantean la situación a la Presidenta es cómo recomendarle medidas cuando el origen del problema pasa por la apreciación del tipo de cambio que generó la inflación de los últimos años, que la propia Cristina desconoce. “¿Cómo le decís que es necesario corregir o aliviar la presión cambiaria si antes no le podes decir que en realidad la inflación no es del 9% como indica el Indec?”, admitió la fuente oficial a ese medio.
Entre los planes bajo estudio en el Gobierno para frenar el dólar paralelo hay tres propuestas que menciona El Cronista: descomprimir paulatinamente las restricción a la compra de divisas (y convalidar la pérdida de reservas del Banco Central que ello genere), avanzar hacia tipos de cambios diferenciales, o reforzar las trabas (y dejar que la suba del paralelo desinfle la demanda). Los argumentos de cada propuesta son los siguientes:
* Levantar restricciones a la compra de divisas: El ala económica menos “dogmática” del Gobierno cree que de este problema se debe salir por dónde se ingresó. Es decir, levantar paulatinamente las restricciones a la compra de dólares, sobre todo a los minoristas, y convalidar los primeros días un drenaje de reservas (lo estiman en unos u$s 1.500 millones) para mostrarle al público que las divisas están. Así, esgrimen sus impulsores, se desinflaría el dólar paralelo y habría más incentivos para que los exportadores liquiden la cosecha gruesa, necesaria en estos momentos. El ministro de Economía, Hernán Lorenzino, es uno de los que en su círculo de confianza ve con agrado esta receta y cree que la AFIP sobrereaccionó con las restricciones a la compra de dólares.
* Tipos de cambio múltiples: Pese a que la Presidenta lo negó públicamente, en el Gobierno no descartan avanzar hacia un sistema de tipos de cambio múltiples. Algunos en el oficialismo creen que Cristina quedó presa de sus propias palabras cuando la semana pasada negó que vaya a aplicar medidas respecto al dólar. Argumentan que en la práctica el mercado ya generó el desdoblamiento cambiario. Por lo que formalizar este sistema ahora traería más beneficios que costos. Como adelantó El Cronista la semana pasada, uno de los que pugna por ir a un sistema de tipos de cambios diferentes para la industria, el comercio y el campo es el viceministro Axel Kicillof.
* Incrementar los controles: La tercera opción bajo estudio proviene de la AFIP que conduce Ricardo Echegaray. Consideran que de la situación actual se sale como en la mini corrida cambiaria de octubre-noviembre del año pasado. Es decir, con estrictos controles a la compra de divisas. Pero esta postura ha ido perdiendo adeptos dentro del Gobierno, donde muchos señalan a Echegaray como quien generó este brete cambiario.
Mientras esto se evalúa, Cristina Kirchner empieza a mostrar signos de mejoría respecto de una gripe que la tuvo en cama varios días. ¿Podrá la Argentina mostrar la misma mejora a futuro?
José María González