La temporada que viene está en peligro de fracasar como nunca antes había ocurrido en Miramar. Y esta es la razón:
El día 4/04/2012 nuestra casa, sita en la ciudad de Miramar, fue usurpada por una banda organizada y experta en narcotráfico, secuestro extorsivo, trata de personas para prostitución, robo automotor y falsificación de documentos , escrituras públicas de inmuebles, de autos y documentos de identidad.
Estos delincuentes presentaron ante el fiscal Moure, un alevoso poder falso para justificar la usurpación de nuestra vivienda, que ese mismo fiscal reconoce como verdadero, al tiempo que desconoce nuestro derecho como legítimos propietarios que somos desde el año 1990.
Todas las inmobiliarias honorables de esa ciudad conocen a nuestro padre y a nosotros desde hace más de 50 años, por haber sido propietarios en Miramar de otros bienes inmuebles desde 1960, que conocemos cada rincón de la ciudad, que sentimos a Miramar como propia. Hemos ido a descansar a Miramar todos los veranos durante los últimos 50 años, desde diciembre hasta marzo. Todos los chicos de nuestra familia han aprendido a andar en bicicleta con las que nos las alquilaba: Prieto. Éramos clientes de Enrique, del primer Enrique, a quien le alquilábamos la carpa los 3 meses del verano. Después fuimos corriéndonos, al compás de la ciudad que se iba agrandando y alquilamos en el Balneario Mercier, Costa Azul, Tiburón y otros tantos. Íbamos a la farmacia del Pueblo, donde nos recomendaban las mejores recetas para combatir quemaduras de sol. No nos olvidamos de los hermosos paseos y asados en el vivero, la feria de Artesanos, el bowling de la 24 y la peatonal, (como se decía antes), los tradicionales hoteles Santa Eulalia y el Suryacanta, el muelle en los días nublados para ver a los pescadores, los carritos a pedal, la bicicletería Borda y la bicicletería La Playa, el Trencito del Conejo Loco de antaño y la Tradicional Pibelandia, que hasta el día de hoy es el punto de reunión de nuestros hijos ya grandes, y los riquísimos panqueques de Mikey. Como también el mejor café de la Argentina de la Confitería Rex, y charlar con amigos en la cálida confitería Las gaviotas, después de comprar unos ricos alfajores en la vieja Politeama. Sí, Miramar es nuestra y se adueñó de nosotros para siempre. Y así como nuestra generación pasó y sigue pasando todos los veranos en Miramar, nuestros hijos también lo disfrutaron de la misma manera y seguirán la tradición con sus hijos y sus nietos.
Pero lamentablemente el fiscal Moure, el intendente Hogan y el comisario Gancedo han decidido desconocer el lazo de más de 50 años entre mi familia y la ciudad de Miramar. Y cuando digo la ciudad, me refiero a los martilleros de bien, a los comerciantes honestos que cada verano nos reciben con la misma sonrisa y alegría, a quienes operan las facilidades que se brindan en la playa, a los dueños de restaurantes, de hoteles, de peluquerías, a los vecinos que viven todo el año en la ciudad, a los vecinos que encontramos cada verano, a los empleados de los bancos, en fin, a los miramarenses que conocemos de toda la vida.
Nosotros sabemos que la banda que usurpa nuestra casa de Miramar es la misma que secuestró en el año 1998 y 1999 (en dos oportunidades) a mi padre. En la primera oportunidad se pudo escapar y en la segunda fue rescatado por la comisaría 4ª de Martínez.
Luego usurparon la casa donde vivíamos, aprovechando que estábamos cuidando a mi padre en el hospital por las lesiones recibidas durante su secuestro y, a pesar de nuestras denuncias, la Justicia tardó 10 años en restituírnosla. Durante esos 10 años, los vecinos de nuestra casa, en la localidad de Martinez , Prov. de Bs. As., se comunicaban con nosotros y nos contaban los desmanes que cometían esa personas. El terror invadió la manzana y luego el barrio entero. En aquel momento, esta banda contaba también con protección judicial y policial para poder seguir delinquiendo (las pruebas que los incriminan obran en las denuncias hechas en los juzgados de San Isidro y de Capital Federal). En la liberación de nuestra casa de Martínez, intervino el Intendente de San Isidro Dr. Gustvo Posse. Este intendente intercedió ante la justicia pues los jueces que estaban a cargo de las denuncias por la usurpación de nuestra casa ya habían dejado en libertad a esa banda de delincuentes, que luego fueron a robar y a matar a 2 familias vecinas. (Los jueces son el Dr. Sal Lari y el Dr, Rosignolo, del juzgado de Garantías Nº 4 de San Isidro). Debimos denunciar a los fiscales de la causa ante el Fiscal General de San Isidro y en asuntos internos de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. La plana mayor y todos los agentes de la comisaria 4ta de Martínez fueron removidos.
En nuestra casa de Miramar, ahora la historia se está repitiendo exactamente igual. Ahora nuestros vecinos de Miramar están aterrorizados, se turnan para dormir y un miembro de la familia queda en vela y armado, según nos cuentan. Se comunican todos los vecinos cuando van a salir o entrar de sus casas, ya no salen a la vereda a charlar, tomar sol o pasear a sus mascotas. No dejan a los chicos en las casas ni para que estudien ni descansen, se van con los padres a sus trabajos luego de la escuela.
Nuestros vecinos observan que a la noche los delincuentes apagan todas las luces, conectan un cable al medidor de la casa y ponen en funcionamiento alguna clase de máquina, al tiempo que salen 2 hombres y custodian la zona del garaje de nuestra casa, que abarca 1/2 cuadra., sobre la calle 13.
Sobre la calle 18, (la casa está en la esquina de 13 y 18) pasan todos los días chicos que concurren a dos colegios que están cerca, en Parquemar. En esos horarios salen 2 hombres a mirar el paso de los chicos y chicas adolescentes, que miran con mucho detenimiento a dos o 3 chicas especialmente. Los vecinos temen por la integridad de esas adolescentes.
Toda ésta situación ha sido debidamente denunciada ante el Fiscal Moure, quien trata con los mafiosos y no actúa, obstaculizando la aplicación de la justicia, ante la comisaria a cargo del Crio. Gancedo, quien declara que no hay ninguna mafia en Miramar, ante el Intendente, quien se negó reiteradamente a atendernos, escapándose por las puertas traseras de su despacho, cada vez que quisimos conversar con él.
Esta desgraciada situación nos perjudica económica y moralmente, en primer lugar, a nuestra familia, por afectarnos ahora y desde el primer minuto que ingresaron a nuestra casa, rompiendo todo a su paso para encontrar la caja de la alarma que se disparó (nos lo contaron los vecinos).
Perjudica a los vecinos directos, que deben convivir con éstos delincuentes las 24 hs. del día.
Perjudica a los alumnos de los colegios cercanos porque esa banda vende drogas y también secuestra personas para la prostitución.
Y finalmente perjudica a toda la ciudad, porque:
1º) Nadie puede estar seguro de que no van a ser las nuevas víctimas de ésta banda.
2º) Porque la irresponsabilidad tanto del Fiscal Dr. Moure, como de su ayudante Dr. Diega Benedetti, que apañan y consienten ésta situación aberrante nos obliga a que denunciemos públicamente lo que sucede en nuestra casa y ya se corre la voz en distintos ámbitos de lo que está ocurriendo en Miramar.
Un turista que la ciudad pierde en una temporada, difícilmente vuelva a la siguiente.
Queremos impedir que la delincuencia organizada sea quien gobierne esa hermosa ciudad a la que acuden personas de toda la Argentina y del mundo, para disfrutar de vacaciones familiares.
Exigimos a la justicia y a las autoridades de Miramar que se nos restituya nuestras propiedad en las mismas condiciones en que nosotros la manteníamos, exigimos a la justicia y a las autoridades de Miramar que brinden seguridad a toda la población, exigimos a la justicia y a las autoridades de Miramar que cumplan con los términos de la Constitución Nacional y del Pacto de San José de Costa Rica.
Los invitamos a ustedes a charlar con los vecinos de la calle 13 y 18 y a ponerse en contacto con las autoridades de Miramar para exigirles preservar la integridad física de los habitantes, salvaguardar sus bienes y asegurar la fuente de trabajo que se renueva con cada temporada para poder ofrecer a los visitantes del verano la proverbial tranquilidad que siempre reino en las calles de la ciudad. En este momento, toda la ciudad está bajo amenaza. Si no queremos perder todo lo nuestro, es urgente que actuemos hoy. Rompamos el pacto de silencio. Que no nos destruyan Miramar.
Marta Chernetz
chernetzmarta@yahoo.com