A la hora de informar, una de las características que deben tener las agencias de noticias es la neutralidad, especialmente porque su trabajo está dirigido hacia otros medios de prensa.
En el caso de Agencia Télam, esto debe ser mucho más ostensible, ya que se trata de un organismo del Estado. Al sostenerse con los fondos de todos los ciudadanos, su cuidado debe ser aún mayor. Su honestidad también.
Sin embargo, esto no es así: Télam suele llegar al extremo de mentir cuando debe defender la reputación del kirchnerismo y, a la hora de hablar de la oposición, suele exagerar sus análisis.
Pero el caso más grave de todos pudo verse hace instantes, cuando la agencia estatal decidió mencionar la destitución del presidente de Paraguay, Fernando Lugo, como un golpe de Estado.
¿Acaso nadie ha visto en esa agencia cómo fue el desarrollo del juicio político? ¿No han observado que se votó y que por mayoría constitucional Lugo debió dejar su cargo?
Puede gustar o no gustar lo ocurrido; se puede conceder incluso que fue un trámite ultra rápido el llevado adelante contra el mandatario paraguayo; pero jamás puede decirse que se trató de un “golpe de Estado”.
Al hacer eso, Télam desinforma a sus lectores. En realidad, solo lo hace una vez más.
Mónica Filippi