Ficha técnica:
Título para Latinoamérica: La separación / Nader y Simin, una separación.
Título original: Jodaeiye Nader az Simin.
Dirección y Guión: Asghar Farhadi
Género: Drama – Apta para mayores de 13 años.
Reparto: Peyman Moaadi (Nader), Leila Hatami (Simin), Sareh Bayat, (Razieh), Shahab Hosseini (Hodjat), Sarina Farhadi (Termeh).
Montaje: Hayedeh Safiyari – Producción: Asghar Farhadi.
Distribuidora: Golem / Alfa Films. Idioma: Árabe
Fotografía: Mahmuoud Kalari - Música: Sattar Oraki.
País: Irán- Año: 2011 - Duración: 120 min. – Estreno Argentina: 03/05/2012
Los sinsabores de una separación en ciernes; un conflicto que atraviesa la geografía de una familia disfuncional, y el corolario de una narración que trasciende: la problemática de las personas longevas y su mochila de enfermedades que impacta en su circunstancia.
El trazado de la historia parte de los conflictos tradicionales. Peyman Moaadi (Nader), Leila Hatami (Simin), forman un matrimonio que, junto a su hija Sarina Farhadi (Termeh), deciden emigrar de Irán en busca de un futuro promisorio. Un inesperado acontecimiento echa por la borda el sueño de una pareja en conflicto: el padre de Nader —quien padece Alzheimer—, debe ser cuidado por una persona que contratan. Al tiempo que Simin, con esa angustia que acarrea la decisión de su marido de mudarse, decide pedir el divorcio vincular. El cuadro se agudiza cuando Nader, recibe el poder para quedarse con su hija, y entra en el cuadro, la persona “cuidadora de paciente” de su padre. Los problemas se potencian y con ellos la mejora del guión.
Para comprender la problemática de este divorcio a la iraní, hay que colocarlo en perspectiva del mundo árabe: donde los intríngulis éticos-antropológicos, son muy distintos al mundo occidental. Aunque en la estética jugada, los protagónicos están bastante occidentalizados por cierto. No así, la “cuidadora de pacientes” y su pareja, muy arropada a conductas ortodoxas, por no decir irracionalistas.
La primera media hora del relato, algo lento o torpe (merced a una historia ya vista, tamizada por clichés de turno), se ve mejorada con la entrada de una nueva hipótesis cognitiva: un supuesto robo por parte del personal que cuida al padre de Nader. Este acontecimiento (inesperado por cierto), tuerce de una historia convencional a un atractivo drama de conflictos: de valores, de clase, y religiosos. Una poderosa sinergia que a la hora de resumir, redobla la apuesta.
El film iraní, nos habla de una separación. Un conflicto propio de la condición humana. Pero con la dinámica de esta problemática, se disparan otros. La pareja protagónica, no posee dialogo de relación familiar. Nos referimos a la falta de caricias, dulzura, amor que debe constituir el pilar fundacional de toda pareja de amantes. Y ya sabemos, “donde no hay harina, todo es mohína”.
La vida de relación de los cónyuges se constata en la inmanencia de lo cotidiano. Sus sinsabores y nada que se revele ante este estado. Por momentos el espectador hasta se apiada de este conflicto. Aburrimiento potenciado. Las escenas largas de “la internación domiciliaria” del suegro de Simin, son de un realismo visceral. Donde los planos frontales de las miradas proclaman el hastío de una rutina sin fin.
Para algunos críticos, el tópico central de la cinta de Asghar Farhadi es la concepción que tienen los individuos de la “verdad”. La verdad, que se ventila en un juicio entre el Nader y la cuidadora de su padre. La concepción ética de la verdad es el principio y el fin de la película. Si bien estamos de acuerdo, el segundo relato (inmediato a este), se verifica en la problemática de los “abuelos”; que se hacen con ellos, cuando están muy enfermos. Si bien el mundo árabe tiene otra concepción de la ancianidad y su importancia moral-social, no logran resolver este acápite en el guión.
Es significativo el nivel de confronto entre dos clases sociales y una sociedad que desea salir del oscurantismo religioso, y despegarlo para un crecimiento comunitario en escala. La racionalidad formal vs. el ostracismo religioso que asedia.
Asimismo, sostenemos que es demasiada la exaltación que ha tenido este film por parte de la publicidad y la crítica. Es una película muy interesante, pero con una problemática mil veces vista en occidente. El valor agregado y con ello lo nuevo (¿?) -, lo sustancia la visión orientalista-árabe a un conflicto tan humano como antiguo. Pero la multiplicidad de premiaciones redundan a favor: Ganadora del premio Oscar y Globo de Oro, a la mejor película extranjera 2012, entre otros, lo cual no es poco.
En fin, el metraje de Farhadi, trata con suma sensibilidad un drama familiar multicausal: jurídico, teocrático- laico, burocrático, como disparadores del malestar de los protagonistas. Mediante una clausura del relato, abierto, ¿son los principios religiosos (dogmáticos), la causa de la estupidez humana? o estos son la excusa para no hablar de otro principio de la sinrazón: la ignorancia…
Peyman Moaadi (Nader), el actor iraní en un trabajo memorable. Premio Oso de Plata (Festival de Berlín -2011) al mejor actor.
Gustavo Contarelli
Puntaje del film: 4 Tribunas
Puntaje actor protagónico: Peyman Moaadi (Nader) 5 Tribunas
Referencias:
5 Tribunas: excelente/imperdible
4 Tribunas: muy buena
3 Tribunas: correcta - buena
2 Tribunas: regular
1 Tribuna: mala/pésima
Gustavo Felicitaciones! - muy interesante tu artículo. Como siempre, nos hacés pensar más allá de lo superficial. Martín
Muy buen comentario. Gustavo sos un crítico de cine de gran nivel. Felicitaciones. Contas con mi admiración. Enrique.