Al final, se terminó de sacar la careta de pingüino progre. Es que al designar al duhaldista Juan José Álvarez al frente del aparato de seguridad porteño, para salvarle las papas al alicaído Aníbal Ibarra, el presidente Néstor Kirchner opta por la solución derechosa en este ríspido aspecto. Ya no se trata de seducir al electorado mediante cosmética trasversal, sino que ahora abiertamente se apela a un rompecabezas para poner orden justo cuando la calle resume indignación justificada.
Y hubo mucho de eso el jueves 6 de enero, según consigna un despacho de la CORREPI: “En la comisaría 2ª, además de las consabidas fotos de frente y perfil, los presos fueron filmados por un policía vestido de civil y con el rostro tapado. Trasladados a la Dirección de Investigaciones (Madariaga y Gral. Paz), algunos fueron sometidos a interrogatorios que incluyeron preguntas como: ¿porqué fuiste a la marcha?,¿a cuántas marchas fuiste el año pasado?, ¿cuál fue la última?, ¿a qué partido estás o estuviste afiliado?, ¿a qué organización o movimiento pertenecés?, ¿dónde trabaja tu mamá?”. Más claro, favor de echarle soda.
El binomio Álvarez-Fernández será la pata decisiva en donde se asentará el andamiaje pingüinerio, con las miras puestas en las elecciones de octubre más que en otra cuestión.
Entretanto, la corporación mediática nacional está empeñada en hacer creer que la única culpa del desastre la tiene, obviamente, el empresario payaso Omar Chabán, mientras que Ibarra comenta que “Nunca pensé en renunciar”. Total, ¿Qué le importa que la lista de muertos por la tragedia siga en aumento?
Anteayer, domingo 9 de enero, el matutino Clarín publicó en la sección El País una encuesta exclusiva realizada por el Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), en la que los encuestados piden “aumento del empleo y disminución de la inseguridad, mejor educación y más atención en la salud, en especial para los más pobres”. Y luego sugestivamente, añade que Cristina Fernández de Kirchner es el político con mejor imagen, ostentando un porcentaje del 69,1. Mientras que su marido el presidente, es considerado el personaje del año 2004, con una imagen positiva de 34,1%.
Pero la perlita, también de la mano del citado CEOP, aparece en la página 40 y 41 del mencionado diario. Allí, con un título que reza “La gente piensa que Chabán es el mayor responsable del desastre”, se puntualiza que el 92 % de los entrevistados le pega al extraño personaje, mientras que un engañoso 67,2% sostiene que Aníbal Ibarra debe permanecer en el cargo (¿???). Pero la frutilla de la torta, es que casi el 60% considera como correcto el silencio de Kirchner ante la tragedia. Sencillamente, de terror.
Siempre con alambre
Luego de analizar detenidamente lo mencionado arriba, se cae en la cuenta que los gobernantes y cierto periodismo siguen considerando a la masa del pueblo como estúpida. Pues dado el carácter masivo de la marcha del jueves 6, alrededor de 30.000 concurrentes, resulta prácticamente imposible comerse el verso de que casi un 70% de los entrevistados se nieguen de plano que el jefe de Gobierno porteño no debe renunciar. Amén de que Chabán es solito y solo, el único responsable de la locura del 30 de diciembre, como también que Kirchner hizo bien en emular al avestruz.
Felizmente, la realidad sigue andando por otros andariveles a pesar de estos craneotecas que buscan inútilmente atarla con alambre y meter delante de ella un muro de cartón pintado.
Además, era obvio que el engendro travestido de la trasversalidad iba a ser arrojado lejos en la primera de cambio. Sólo se trató de una operación cosmética urdida desde la cúpula pingüinera para que, lágrimas nostálgicas mediante, algunos giles setentistas se creyeran que el oriundo de Santa Cruz era un émulo de Héctor Cámpora o similar.
Esas ilusiones destempladas se hicieron humo en el infierno de Cromañón, y el sueño de unos cuantos trasnochados devino en una pesadilla que aún se llora.
Fernando Paolella