A esta altura de las circunstancias, ya todos conocen cuál es la metodología K: destruir todo aquello que represente un peligro o una amenaza para el oficialismo, no importa qué, quién, ni tampoco si se trata de una acusación real o simplemente un invento para demostrarle a la población de lo que son capaces de hacer con lo que se interponga entre ellos y sus metas.
Lejos quedaron ya aquellas burdas operaciones de prensa, como por ejemplo las que sufrieron en las campañas electorales de 2005 Enrique Olivera, quien encabezó la lista de candidatos a legisladores porteños del ARI —a quien habían denunciado con cuentas en el exterior que no existían— o Francisco De Narváez en 2009, cuando se lo pretendió relacionar con el narcotráfico, hechos que comparados a las operaciones K de hoy, parecen infantilismos.
Todo lo que no sea K, o no esté digitado por ellos, hay que destruirlo. Y en este punto hay que aclarar quiénes son “ellos”. No se trata del peronismo, al que dicen representar, y ya tampoco del kirchnerismo. Parece ser que en el único lugar donde aplicaron la “sintonía fina” fue en la estructura partidaria, que hoy se reduce netamente a La Cámpora.
Y es así como el kirchenrismo (aunque ya se debería hablar de “camporismo), solo se preocupa en especular con estupideces en lugar de ocuparse de solucionar las necesidades de los argentinos.
Es asa le mentalidad K: idear métodos maquiavélicos para perpetuarse en el poder.
Un claro ejemplo de ello sería el hostigamiento que sufre constantemente Daniel Scioli, en manos de, nada más ni nada menos, su vice. Algo realmente descabellado por donde se lo mire. O el apriete económico que sufren intendentes y gobernadores, a través del reparto de fondos si no se alinean a ellos, pero, sin lugar a dudas, el blanco principal y enemigo número uno de los K, es Mauricio Macri.
En un breve racconto, se podría comenzar con la causa que lo involucra con “escuchas telefónicas”, siguiendo con la disputa por quien maneja
El conflicto de la basura y los subtes son un claro ejemplo de ello. Todo apunta a asfixiar al Jefe de Gobierno porteño y tratar de perjudicarlo. Solo hasta que se den cuenta que en realidad, a quienes perjudican, es a la ciudadanía, y no a Macri.
Ahora, la nueva maravilla intelectual K es quitarle al Banco Ciudad los fondos de los depósitos judiciales, capital que el banco utiliza para otorgar créditos para viviendas.
Si alguien todavía tiene alguna duda de que acciones tan burdas, ridículas y mal intencionadas como quitar la custodia policial de escuelas, hospitales y andenes o el paro de subtes fueron perpetradas para perjudicar a al alcalde porteño, le recomiendo que simplemente abra los ojos.
Pablo Dócimo
Twitter: @pablo_docimo