Cuando se cumplían los primeros años de gobierno de Néstor Kirchner, allá por los años 2003/2004, Elisa Carrió afirmó, contundentemente: “Estamos gobernados por un autoritario, alguien que aspira a ser totalitarista”.
En honor a la verdad, personalmente cuando escuché tan temeraria afirmación me pareció un tanto exagerada, pero lamentablemente, con el correr de los meses, los años y, lo que es peor, con el correr de los acontecimientos, no tenemos otra alternativa que darle la razón a “Lilita”.
Tanto Néstor como Cristina, hicieron lo que quisieron, todo a su antojo. Desde expropiar YPF como se les dio la gana hasta construir un mausoleo en el humilde cementerio de Río Gallegos digno de un faraón egipcio. Algo un poco chocante si tenemos en cuenta el contexto del campo santo santacruceño, y aún más contradictorio si tenemos en cuenta que el mausoleo es para alguien que decía defender a los humildes, un verdadero “abanderado de lo nacional y popular”.
Sin ir muy lejos en la historia, nos vamos a referir solo a algunos actos más recientes para demostrar que, como afirmaba Carrió, estamos gobernados por un gobierno que cada vez más se asemeja a una dictadura.
Para ello dejaremos de lado algo muy típico de las dictaduras, que es mentirle al pueblo o, si usted prefiere, ocultar la verdad o distorsionarla. Un claro ejemplo de ello son los mamarrachescos índices inflacionarios, o la negación sistemática de los dos principales problemas que padecemos los argentinos, la inflación —más allá de los índices que nos muestra mes a mes Guillermo Moreno— y la inseguridad.
Ahora bien, podríamos comenzar, por ejemplo, con el “autismo” kirchnerista, que queda demostrado cuando no ven la realidad o con la negación total de dialogar con quien sea, llámese oposición, empresarios, periodistas, etc.
Lo que no pertenece a la órbita K, no existe. Todo lo que no es K no sirve, o es golpista, destituyente o es “facho”. Y por eso la Presidente insulta públicamente, a través de la cadena nacional, a periodistas que no están pagos por el gobierno que informan y dicen lo que al gobierno lo incomoda, o lisa y llanamente, Cristina, la supuesta abogada, que dicho sea de paso todavía no pudo demostrar su condición como tal, dice sin ningún tipo de prejuicio y sin ruborizarse que mandó a apretar a una inmobiliaria porque uno de sus empleados cometió el terrible pecado de contar la realidad, que gracias al desmanejo económico la venta de propiedades está totalmente parada.
Pero resulta ser que eso no es todo. Ahora también, quienes cumplimos con nuestras obligaciones ciudadanas tenemos que pedirle permiso a un funcionario, al que nosotros, quienes aportamos con nuestros impuestos le pagamos el sueldo, para poder viajar. Y no solo eso: también un funcionario va a ser quien decida cuánto dinero necesitamos para el viaje, y también debemos aclararle hacia dónde vamos y cuánto tiempo vamos a estar en tal o cual lugar, para que, vaya uno a saber quién, decida cuánto podemos gastar con nuestro dinero.
Y como si esto fuera poco, también han decidido que no podemos ahorrar en dólares. Por lo tanto, debemos ahorrar en pesos que se devalúan a diario para obligarnos a gastar para que la economía no "se enfríe".
Lo curioso del caso, es que nos quieren hacer creer que el problema es la crisis europea, cosa que curiosamente no alcanza a países como Uruguay, Brasil, Chile, Paraguay, Perú, Colombia y tantísimos más que crecen y sin inflación; salvo, oh casualidad, la Venezuela de Hugo Chávez, nuestro aliado estratégico.
Pero las actitudes dictatoriales y totalitaristas no terminaron ahí, ya que también hay que pedir permiso para importar, desde remedios, hasta libros; y también tenemos que pedir permiso para exportar.
Quienes exportan tienen que decir qué se exporta, cuánto y a cuánto; y a partir de ahí pagar retenciones sobre los dólares que gracias al esfuerzo y al trabajo de otros, que no son funcionarios, entran al país.
Otro acto dictatorial es el negociado con la calcográfica ex Ciccone, esa que nadie sabe quiénes son los dueños y por qué, en un país que estatiza todo lo que puede, sigue siendo privada y no una subsidiaria de la Casa de la Moneda.
Y así llegamos al disparatado sistema abolicionista del Código Penal, donde los malvivientes, "víctimas de la injusta sociedad", salen en libertad, mientras nosotros acumulamos rejas, alarmas, puertas blindadas y pagamos seguridad privada. Todo por obra y gracia de órdenes del Gobierno central, que “sugiere” a los jueces ser condescendientes con los pobres delincuentes.
Y mientras a cualquier ciudadano común, la AFIP lo persigue sin piedad, nuestra Presidente presenta una declaración jurada que no puede demostrar y nadie investiga.
Mientras tanto, tenemos que mantener la millonaria pérdida diaria de Aerolíneas Argentinas para que los chicos de La Cámpora jueguen con los avioncitos y cobren sueldos siderales que salen de nuestros aportes, como el disparate de "Fútbol para Todos", que nos cuesta $1.200 millones por año, o el "Automovilismo para Todos", que nos cuesta $450 millones por año.
Paralelamente, se lanzó el quinto plan de construcción de viviendas desde 2003, incluyendo el de "Sueños compartidos", administrados por Hebe de Bonafini, que se llevó de nuestra plata, la friolera de $750 millones, y todo sale de los aportes de los jubilados, o sea, nuestros aportes y nadie, absolutamente nadie, responde por ello.
Todo esto es acorde a, por ejemplo, la confiscación —es el verbo adecuado— de YPF, que no se hizo como lo indica la ley de expropiaciones. O la confiscación de las AFJP, que fue para poder disponer de los fondos de la Anses para poder financiar clientelismo barato.
Estamos, claramente, a las puertas de un capricho, el de implementar el modelo del “Socialismo del siglo XXI”, que no es más que un mamarracho cuyo fin es mantener en el poder a un grupo de delincuentes. Sí, delincuentes, porque están despilfarrando los recursos de todos los argentinos, mientras la delincuencia y el narcotráfico ganan las calles, el sistema de salud pública está colapsado y la educación es paupérrima.
Pero no se preocupe, porque como siempre la culpa será de los cipayos que están en contra del modelo, de las corporaciones, del imperialismo, las multinacionales y de algunas otras cosas que están solamente en las mentes de quienes nos quieren hacer creer que ellos son nuestra salvación, cuando en realidad, son el cáncer que debemos extirpar antes de que sea demasiado tarde.
Pablo Dócimo
Twitter: @pablo_docimo