En la segunda parte de la obra maestra de del cine de Francis Ford Coppola, El Padrino, Robert De Niro interpreta a un joven Vito Corleone que subsiste en la cosmopolita Nueva York de principios del siglo XX. El difícil camino que deben recorrer los inmigrantes provenientes de Italia, entre otros países, expulsados por la Gran Guerra y el hambre, lo expresa con maestría el autor de “Apocalipsis Know”. Antes de descubrir que la salida de la marginalidad, no está asociada con el sometimiento natural al patrón del vecindario sino la rebelión, expresada en el asesinato al temido “Mano Negra”, el callado Corleone es despedido de su humilde trabajo en el almacén del padre de su mejor amigo. “Entiendo cómo son las cosas. Ya lo sé, el sobrino de Don Fanucci”, responde Vito ante el pedido de dejar sus tareas.
Hace seis meses que María Fernanda Gil se resigna a bajar los brazos y admitir que pertenecer tiene sus privilegios. A diferencia de a Corleone, a ella ningún almacenero de Aerolíneas le explicó por qué hoy está en la calle ¿Acaso no existe una nueva Argentina, plural y democrática, en que las oportunidades para todos fluyen desde el corazón de un gobierno que, finalmente, llegó para reparar las injusticias del pasado? 9 años han transcurrido desde ese supuesto instante en que mágicamente el país se refundó; sin embargo, las contradicciones se han agudizado y la república se desmorona, sin prisa; también sin pausa.
En La Plata, a 840 kilómetros de Córdoba, la ciudad donde vive Fernanda Gil, Víctor Maiola, habla del desencanto que siente por la agrupación política de la que formó parte hasta que se negó a entregar, sistemáticamente, mes a mes, un porcentaje de su sueldo en Aerolíneas Argentinas a la verticalista Cámpora que creció en medio del conflicto con el sector rural. Su referente político, Mario Borgna, no le respondió más los llamados. Tampoco quiso dar su parecer ante este periodista. Maiola perdió su empleo pero, al difundir su caso en el programa de Jorge Lanata, otras tantas denuncias de despidos injustificados le llegaron a su casilla de correo electrónico. No se trataba de un caso aislado. De Jujuy a La Pampa pasando por Tucumán, otros compañeros, devenidos en traidores por haber alzado la voz, se animaban a romper la barrera del miedo. Pablo Dolagaratz, secretario general de la Asociación del Personal Aeronáutico (APA) tampoco respondió las preguntas sobre la no renovación del contrato de Gil, supuestamente, por no militar en La Cámpora. En cambio, Norberto Fracalossi, también del sindicato, en exclusiva, dio su parecer para este medio:
“Estuve viendo el tema y leí en Facebook algunas publicaciones que hizo ella. Fernanda, por lo que me dijo en su momento, y teniendo en cuenta que su papá había trabajado 35 años en Aerolíneas, le mandó un mail a Mariano Recalde. Después la convocaron, la ingresaron en un período de prueba de 3 meses y lo que cuenta ella, en los medios, es que la noche anterior en que se tenía que reincorporar le dijeron que no daba el perfil. La defensa nuestra es prácticamente nula en estos casos, porque es un período de prueba legal. Habrá que indagar cuáles fueron los motivos que no tuvo la continuidad laboral. Pero no somos nosotros los que tenemos que dar la respuesta, sino la empresa. Por lo que tengo entendido, Fernanda me llamaba 4 veces por día, y me agradeció lo que hicimos y nos informó que le mandaría mails a Recalde. Ahí, si bien no se cortó la comunicación y la sigo saludando a través de FACE, el tema de su situación laboral no lo tratamos más”.
¿Es común que ingrese gente de La Cámpora a Aerolíneas? “Es común que ingrese gente de La Cámpora. Pero también que entre gente del sindicato. Se divide el ingreso, hay un acuerdo. El que tiene algunos años y memoria, se da cuenta que esto es cíclico. Cuando estaba Alfonsín, entraba gente de Franja Morada y cuando estaba “patilla” (por el ex presidente Carlos Saúl Menem), venían los de la JP. Hoy vienen todos los de La Cámpora. La situación no me sorprende. Contestarte lo que me preguntas sobre la militancia, sería irrespuestuoso. No creo que por no militar se haya quedado sin trabajo pero tampoco creo que no daba el perfil. Es una respuesta que debería dar la empresa, la gente que tuvo el contacto directo en tráfico de la escala de Córdoba”. La pregunta final es si intentarán, desde el sindicato, hablar con Recalde: “No, no porque no es una persona que haya sido propuesta por APA, no podemos hacer una defensa fuerte porque está dentro de los parámetros legales, ¿qué podemos ir a discutir? Sí lo podrían hacer los que evaluaron a la compañera y que le digan por qué se quedo afuera”.
Fernanda Gil responde consternada que, mes a mes, aportó como afiliada a ese sindicato. “¿Para qué? ¿Para que te respondan que solo defienden a los que ingresaron por el sindicato?” Ella quedó en el limbo. Entre La Cámpora y el sindicato. Los sucesivos correos que le envió a Recalde conmueven. La indiferencia del Presidente de Aerolíneas, provoca rechazo. Una de sus secretarias personales, de apellido Gagliardi, me responde por Facebook que no está al tanto de la situación de Gil cuando fue copiada por la ex empleada en los sucesivos correos a Recalde y el programa de Lanata masificó su caso. Ante las repreguntas, Gagliardi me bloquea de la red social borrándome inmediatamente. El manejo de la cosa pública como “la cosa nostra” es una práctica que se ha vuelto peligrosamente habitual.
En un Estado discursivamente presente, las organizaciones políticas ejercen el poder de voto y veto. La tercerización de la protesta, del reclamo, de la asignación de recursos, trabajo y capital, en que los habitantes festejan recibir alimentos más baratos en los locales partidarios, mientras que la inflación no afloja. Hace seis meses, la joven cordobesa María Fernanda Gil, se quedó sin trabajo. Hoy recibe tratamiento psiquiátrico, toma pastillas para dormir y aún no sabe cómo explicarle a su hija de 4 años que su mamá no trabaja más en la Aerolínea del Estado porque no milita en La Cámpora.
En las fotos que ilustran esta nota, los ex compañeros de Fernanda Gil que hoy no la saludan por FACE ni se solidarizan con su caso, “trabajando” con Mariano Recalde.
Luis Gasulla
Twitter: @luisgasulla