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AG, AG, AUSCHWITZ

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A 60 AÑOS DEL HORROR INDESCRIPTIBLE
A 60 AÑOS DEL HORROR INDESCRIPTIBLE

   Se ha inventariado tanto el horror, que da miedo que siga siendo el mismo horror de ayer y de hoy y de mañana y de siempre. Nunca no es nunca, esto fue hace sesenta años, durante la Segunda Guerra Mundial, y el mundo ocupado en la conflagración, hizo la vista gorda durante el Holocausto. Las dos palabras: solución final, no fueron una solución, ni el final. Dijeron que no se escribiría más poesía después de Auschwitz. El horror se pasea en pleno siglo XXI por el mundo, como si nadie lo reconociera, en su perfomance de cristal en la hiel, y tiene ciudadanía global.

 

Rolando Gabrielli


AG, AG, AUSCHWITZ

Silba, silba el tren,
viene mañana.
Qué nombre impronunciable tuvo la muerte
y detrás del pitazo sigue silbando.
Ag, ag, llega la carne
con sus dos zapatos rojos.
Infierno este es el humo de tus llamas,
baja sus maletas  el invierno entre el bosque,
los rieles polacos seguirán nevados,
judíos, gitanos, soviéticos, homosexuales,
discapacitados en el horror del humo,
sin dientes ni muelas,
una camita para aferrarse a la muerte.
La muerte es un viaje,
no se crruza dos veces un mismo destino.
Un cabello, un botón, un par de muletas,
las uñas levitando,
¿es lo que veo en un guante negro
o el futuro que nos vuelve a dar la mano?

Rolando Gabrielli

 

Los Barberos de Mengele
(al futuro)

Nuevos ángeles trajo el demonio,
clavaron sus alfileres
en las pequeñas almohadillas,
afeitaron el rostro de los niños
sobre un sol húmedo de gases y
dejaron que el escombro fuera la ruina,
la nueva vida en Jenin,
y dios que se ha quedado sin dios,
(estos ángeles del demonio)
en sus propios olivos ya cosechan
su sangre, el rojo mar de aquellos días,
el bíblico desierto que clama
el silencio muerto de esta ciudad.
La vida es un hilo que crece,
a orillas del Nilo,
que viaja y cruza todas las vidas.

2
Yo no disparo a un hermano,
ni dejo que mí mano golpee
su otra mejilla, ni alzo
la quijada de un burro,
en esta historia donde un ángel
vuelve a cabalgar con la muerte.

3
Un muro que se lamenta,
no es un muro,
debe contener este río de sangre.
¿Es el Nilo o el Mar rojo
este hilo de vida que adelgaza y
va quedando?

4
(Dios) no permitas este paréntesis
en tu nombre,
terminarás cayéndote del cielo,
tú en tu trono donde
los hombres te pusieron.
Este paraíso ya está perdido
en la cruz nos clavaste el destino,
un algodón humedecido en vinagre,
la señal que espera otra señal.

5
Yo te encontraré quizás
tendido en una hamaca
en este trópico distraído en tu luz,
las abejas sin panal,
a lomo de mula calza el paso
la distancia hacia la montaña,
cuyas ruinas no cesan de crecer
y sólo a ti te buscan.

6
La tragedia es un camello
en la aguja de estos ángeles
que la atraviesan hacia el infierno
doblados en cruz, por ese ojo
gusano del desierto, la quimera,
el espejismo que no es el agua,
ni es tregua a la sed.

Rolando Gabrielli

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