En el día de ayer, me tomó declaración como testigo del Triple Crimen de General Rodríguez —ocurrido en agosto de 2008— el fiscal Juan Ignacio Bidone, en la Fiscalía de Mercedes (puede verse detrás de mí en la foto que ilustra esta nota) y en el marco de su investigación y la inminencia del comienzo del juicio oral, que comenzara el próximo lunes 3 de septiembre.
Solo transcribo la última parte de mi declaración, por respeto al trabajo realizado por dicha fiscalía, el cual ojalá sirva para condenar a los hasta ahora supuestos autores materiales de este crimen horrendo:
Tomé conocimiento de una reunión que habría ocurrido en febrero de 2008 entre Sebastián Forza y Jorge “Fino” Palacios, instada por Julio Cesar Pose, agente de la ex SIDE, cuya finalidad era que Sebastián le contara a Palacios todo el sistema de adulteración, compra y venta de medicamentos. Que “los mando a todos presos, amigos, enemigos”, de esa manera eliminaba la competencia, después lograba llegar a las altas esferas de los laboratorios Abbot, y “se salvaba” de sus problemas económicos.
Como ello excedía a Palacios, se realizó una reunión con los ex fiscales Eamón Mullen y José Barbaccia, a raíz de lo cual se realizo un informe que después de un año llego al juzgado del Dr. Norberto Oyarbide.
Que tomé conocimiento de ello por la lectura del expediente y del libro “La Ejecución”. Con ello quiero decir que si Forza llegó al borde del precipicio “mandando presos a toda su competencia”, ¿por qué no iba a hacer lo mismo en algún momento con el poder político dado su conocimiento sobre los aportes de campaña, la situación del Hospital Francés, y otras cosas? Que Julio César Pose es una persona que debe conocer necesariamente muchas de esas circunstancias.
En cuanto a los autores intelectuales, hay mucho por ver: no solamente se circunscribe a Ibar Esteban Pérez Corradi, hay una serie de relaciones comerciales, sociedades y negocios en común que une a muchos otros. Los cuales una vez que lo tenga confirmado publicaremos cada uno de los nombres y los pondremos a disposición del fiscal.
En cuanto a las amenazas y aprietes recibidos, sigo insistiendo: no habrá forma, ni se atreverán a tomar ningún tipo de represalias. Ya lo hizo Héctor Capaccioli en una conversación telefónica con Lorenzo, donde decían que cuando yo fuera a la Legislatura, me agarrarían los muchachos de seguridad y me darían golpes que nadie notaría, me pondrían una picana y algunas otras cuestiones que no valen la pena reproducir, ya que se refieren a mi familia.
Así que, obviamente, las supuestas amenazas se pueden seguir repitiendo, pasaron años de esto y el poder político en aquel momento, representado por el energúmeno de Capaccioli, lo hacía y nadie lo advirtió, ni siquiera el que “escuchaba” y hoy vaya a saber quién se preocupa por estas notas. Sigan así muchachos, seguiré escribiendo.
Gabriel Alejandro Brito
Especial para Tribuna de Periodistas